Este texto realizado por el equipo editorial de Goula, fue publicado originalmente en la página de SIG, en noviembre de 2022. Lo presentamos hoy porque mañana se inaugura la planta de la marca en Querétaro, México. Con una inversión de 70 millones de euros, el objetivo es producir 3 billones de envases de cartón únicamente para el continente americano.
En el enorme edificio que será la planta de SIG en el estado de Querétaro, México, todavía quedan por resolver algunos detalles mínimos. Se están terminando de pintar los muros, aún no se colocan los pisos en ciertas áreas. Los constructores dan los últimos toques a las oficinas.
Mientras eso sucede, los ingenieros ya instalan las máquinas: las gigantescas impresoras que darán servicio a los clientes de SIG en Norteamérica. “Estamos en tiempo”, confirma Eugen Schreiber, Head of Operations en SIG Querétaro. “Para darte un número, llevamos un 95% de avance, así que prácticamente ya la terminamos.”
Él mismo nos aseguró que comenzarán a alimentar las líneas de producción a finales de este año, para iniciar operaciones en enero próximo.
El proyecto ha representado para SIG una inversión superior a los 70 millones de euros. Es sólo el comienzo: la planta irá creciendo en capacidades de aquí a 2030.
“Ahora somos alrededor de 60 personas, y terminaremos este año con 100 o 120 personas”, explica Schreiber. “Para finales del año próximo yo espero a unas 200 personas. Para SIG este es un proyecto enorme”.
“Fueron tiempos muy difíciles”, reconoce Schreiber. “Tuvimos que coordinar todo desde Alemania, mientras la construcción ya se levantaba aquí en México. No podíamos estar en el sitio debido a las medidas de confinamiento, así que lo llevábamos todo en videollamada.”
Se había decretado la cuarentena, la gente enfermaba, los desajustes en la logística provocaron que algunas partes no llegaran a tiempo, y que otras dejaran de surtirse. “No poder estar en el lugar, no ver el proyecto, no hablar directamente con la gente… Aún sigue siendo retador, pero ahora después de dos años ya nos habituamos.”
Ante esos desafíos, los ingenieros y especialistas de SIG, hicieron valer el lema de la empresa: Excellence – Engineered – Solutions – Delivered (Excelencia – Ingeniería – Soluciones – Entregadas). Sortearon con éxito todas las dificultades que implicó edificar una fábrica a la distancia y en medio de oleadas de contagio.
En esta entrevista, conoceremos más de cerca a quien lideró este proyecto: Eugen Schreiber. Y sobre todo, descubriremos las enormes ventajas tecnológicas y de producto que esta nueva fábrica traerá a uno de los mercados más dinámicos del planeta: América del Norte.
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¿Ya te adaptaste a México? ¿Te has mudado de lleno al país?
Este es mi segundo mes. Estoy en vías de adaptarme a México, pero debo decir que Querétaro es una ciudad muy bonita, suficientemente grande y muy parecida a las ciudades europeas, por lo que la adaptación ha sido fácil.
¿Por qué México y en particular el estado de Querétaro para esta estrategia de negocio?
Queríamos crecer en la región. Tendría que ir unos años atrás. La primera vez que consideramos seriamente la posibilidad de abrir una planta industrial en el país fue en 2017. La decisión finalmente se tomó en 2020. ¿Por qué en México? Primero que nada por los grandes clientes que aquí tenemos, y también por el costo de la mano de obra. Todo eso nos llevó a ubicarnos en este país. Tenemos ya una planta en Brasil, que cubre al mercado latinoamericano, pero aquí en Norteamérica necesitábamos crecer, y por eso elegimos México.
¿Cómo anticipan el crecimiento de negocio de SIG en la región a partir de la puesta en marcha de esta fábrica?
No podría darte como tal una cifra, pero desde luego que nuestras expectativas son muy ambiciosas. En principio, desde que anunciamos que instalaríamos una planta acá, ya hemos cerrado nuevos negocios con algunos de nuestros principales clientes. Pero confiamos en que éste sea sólo el principio. Hay mucho espacio para crecer, no solamente aquí en México, sino en Estados Unidos y Canadá. Empezaremos con cuatro distintos formatos, pero en los próximos años, de 2025 a 2030, iremos instalando más líneas de producción, que nos permitirán ofrecer aún más formatos.
Tú eres considerado dentro de SIG como el experto en tecnologías de impresión, ¿cómo has aplicado ese expertise en esta nueva etapa?
Me encanta esta pregunta. No soy tan bueno como yo quisiera… (ríe) pero en este caso estamos iniciando con impresoras que ya conozco, que ya existen. ¿Cómo aplico mis conocimientos en impresión en todo esto? Francamente no he tenido que hacerlo, porque tenemos un gran equipo. Nos trajimos de Europa a dos expertos en impresión, que nos estarán apoyando durante la etapa de lanzamiento. Y tenemos además a otro gran experto en preimpresión. Ellos tres son lo mejor, confío en ellos plenamente. Claro que puedo darles algo de apoyo, tal vez guiarlos un poco, pero saben muy bien cómo hacer su trabajo.
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¿Qué tecnologías de punta están consideradas en este proyecto?
SIG tiene su propia tecnología. Nuestra cadena de producción comenzará sólo con las impresiones, por lo que en un inicio importaremos el material laminado desde Alemania. Estamos trayendo maquinaria desde nuestra planta en Linnich. La tecnología es básicamente la misma, pero con varios ajustes para incrementar la calidad: herramientas de automatización, alarmas de calidad, y sistemas de monitoreo que detienen automáticamente la impresión en caso de que la calidad no se logre. La tecnología de punta se encontrará sobre todo en el área de acabados. Lo que hicimos ahí es algo que no se ha visto en SIG, lo estamos implementando por vez primera. Hemos modificado la maquinaria para incrementar su flexibilidad. Normalmente construimos los aparatos pensando en alta eficiencia y en alta velocidad, pero en esta ocasión con esa misma eficiencia y esa capacidad de correr a altas velocidades, hemos modificado el equipo para que haya más flexibilidad. De esta manera se podrán fabricar diferentes formatos de producto, en donde podamos intercambiar de un configuración A a una configuración B lo más velozmente posible sin que se pierda eficiencia.
Una vez que la planta esté terminada, ¿qué productos y servicios ofrecerá a la región, y qué ventajas competitivas tendrá SIG a partir de esto?
El objetivo primario es reducir nuestros tiempos de entrega. Ahora mismo importamos la mayor parte de Europa, y hay formatos que importamos de Asia, así que puedes imaginarte que los tiempos de entrega no son los mejores. Mencioné también la flexibilidad. Buscamos mejorarla. Cualquier configuración que deseen nuestros clientes podremos producirla aquí mismo en menor tiempo y también entregarla con mayor rapidez. Además, tener la planta aquí en la región nos permitirá invitar al cliente a que observe nuestro trabajo, su complejidad, los procesos que involucra, la maquinaria, la gente que está detrás de un empaque. Por supuesto, en el futuro estamos planeando crecer. En los próximos años también instalaremos la línea de extrusión, la línea de laminado, aquí en la planta, lo que nos permitirá reducir aún más los tiempos de entrega e incrementar la flexibilidad.
¿Por qué crees que fuiste elegido para liderar este proyecto?
Mis fortalezas están en que tengo conocimiento en producción. Conozco muy bien el departamento de impresión y tuve un tiempo a mi cargo el área de acabados. Gracias a eso tengo una visión panorámica de todo el proceso de fabricación. Además en 2010 formé parte del proyecto en Brasil que fue muy parecido. Hicimos muchas cosas bien y había otras que podían mejorarse. Así que tenía experiencia en montar una planta, y ya dominaba los procesos, mayormente en impresión y los acabados: justamente las etapas que vamos a tener aquí en México.
Dices que la decisión fue tomada en 2020… ¿Esto fue antes o después de la pandemia? ¿Y en ese sentido, qué otros desafíos enfrentaron para llevar esta idea a la realidad?
Esto se decidió antes de la pandemia. Y desde luego la pandemia nos golpeó bastante fuerte. En esos momentos, con el covid, fue todo un lío. En algún momento, la compañía constructora tuvo fuertes contagios en su plantilla. Agreguemos a eso los problemas de suministros, porque no solamente nosotros, también nuestros proveedores los padecían. Debo reconocer que nuestro equipo hizo un trabajo extraordinario, en repensar desde un punto de vista técnico cómo solucionar estos problemas y encontrar alternativas. Afortunadamente, al final logramos apegarnos al cronograma y entregar a tiempo todas las etapas, aunque no fue nada fácil.
¿Y a nivel personal, cuál podrías decir que fue el mayor desafío que enfrentaste para llevar adelante la instalación de la planta de SIG en Querétaro?
Personalmente lo más desafiante fue que aquí empezábamos de cero. Para comparar, en la planta que abrimos en China, partimos de una fábrica que había cerrado, entonces comenzamos de algo que ya existía: la gente, la infraestructura ya estaba ahí. En cambio acá no había nada, sólo el campo abierto. Tuvimos que contratar a mucha gente, y eso sigue siendo un reto, porque queremos contratar a los mejores, así que toma tiempo encontrar a las personas y reclutarlas. También es muy importante que haya el debido ajuste cultural, porque estamos trayendo gente de Alemania, de Austria, de Tailandia, de Arabia Saudita, de Brasil… todas esas distintas culturas deben trabajar muy cercanamente, y deben por lo tanto ser personas con la actitud correcta. Técnicamente todo marcha a la perfección, las máquinas, los procesos, pero convocar y construir al mejor equipo ha sido para mí lo más importante.
