El 24 de marzo pasado se publicó el decreto por el que se adiciona el artículo 216 Bis a la Ley General de Salud. Ahí se establece que los alimentos y bebidas no alcohólicas no podrán contener aceites parcialmente hidrogenados (mejor conocidos como grasas trans) añadidos durante su proceso de elaboración, lo que en la práctica significa eliminarlas. El decreto señala que entrará en vigor a los 180 días de su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
“En el conteo que nosotros llevamos esta fecha es el 20 septiembre”, apunta Claudia Moreno, oficial de Incidencia Legislativa en Salud Justa MX, una de las organizaciones de la sociedad civil que impulsaron la medida. Así, tendrán que desaparecer, entre otros alimentos, pastelitos, cremas, margarinas, donas, pollo frito, palomitas, manteca vegetal, aceites, cacahuates y leches… que incumplan.
¿Qué son las grasas trans y qué le hacen a tu cuerpo?
Existen ácidos grasos trans que se encuentran de manera natural en algunos alimentos, como leches broncas o carnes rojas con grasa. “Sin embargo, no se ha observado que sean un problema a escala poblacional porque una sola persona tendría que consumir muchísima carne o lácteos de este tipo para verse afectada”, comenta para Goula Ana Larrañaga, nutrióloga especialista en políticas alimentarias.
Otro tema son los ácidos grasos trans de origen industrial (AGT-PI). Estos se crean al convertir aceites vegetales líquidos a una consistencia sólida. El ejemplo siempre ilustrativo de ello es la margarina. Esta ha sido por muchos años una de las alquimias más socorridas por la industria de alimentos y bebidas procesados. El gran “pero” surge cuando sabemos que este proceso, llamado hidrogenación genera los aceites parcialmente hidrogenados (APH), que son la fuente principal de AGT-PI.
Las popularmente conocidas como grasas trans son un grave problema de salud pública mundial. “Hay bastante evidencia sustantiva sobre los efectos nocivos que genera su consumo, principalmente relacionados con obstrucción de arterias y por lo tanto un riesgo incrementado de enfermedades coronarias”, expone la nutrióloga Ana Larrañaga.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha señalado a este tipo de ácidos grasos como responsables de más de 500 mil muertes prematuras anuales por cardiopatía coronaria en el mundo.
Desde 2008, la OPS impulsó la iniciativa, “Las Américas sin grasas trans: Declaración de Río de Janeiro”, en la cual autoridades e industria se comprometieron a sustituirlas en los alimentos. La OMS se sumó en 2018 a este esfuerzo con su iniciativa Replace, una guía en la que se indican los pasos que hay que seguir para eliminar los ácidos grasos trans de producción industrial del suministro mundial de alimentos.
Después de 15 años de aquel primer esfuerzo, México adopta la desaparición oficial de los ácidos grasos trans. El decreto explica que los alimentos y bebidas no alcohólicas no deberán contener aceites parcialmente hidrogenados añadidos durante su proceso de elaboración. Además de que los limita a no más de 2 gramos por cada 100 gramos de grasas totales, es decir, 2%.
De acuerdo con las especialistas consultadas, las grasas trans son en realidad un invento de la industria alimentaria destinado a desaparecer con esta nueva legislación. “Esta reforma es para México una de las más importantes en el ámbito de alimentación”, celebra Claudia Moreno.
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¿Encontraremos anaqueles libres de grasas trans?
Los AGT-PI son un componente importante dentro de la industria de alimentos y bebidas por las cualidades y ventajas que ofrecen: dan una mejor textura y palatabilidad a los alimentos, son más económicas que otras opciones y son grasas menos susceptibles a la oxidación, lo que amplía la estabilidad del sabor y la fecha de caducidad de los productos.
En su momento, la hidrogenación resultó un gran hallazgo que fue adoptado con rapidez por las industrias galletera, panadera, repostera y confitería, botanas y frituras, entre otras. Su arraigo es tal que en Goula dimos cuenta del reto que, consideran las empresa, representa eliminar las grasas trans en sus productos.
La lista de alimentos y bebidas que estarán en la mira es amplia: empezando por las margarinas hasta llegar a los pastelitos; pero jugos, donas, helados, pollo frito, cócteles sin alcohol, palomitas, manteca vegetal, aceites, cacahuates, chicharrones y papitas, no están exentos.
¿Nos encontraremos entonces el 20 de septiembre con anaqueles semivacíos? “Lo primero que esperamos que pase es que la industria haya reformulado sus recetas y sustituir este proceso de hidrogenación”, responde la oficial de Incidencia Legislativa en Salud Justa MX. Claudia Moreno. Ella considera que es una opción muy viable pues en otros países, como Estados Unidos y Canadá, ya se logró.
La segunda gran expectativa de los integrantes de Salud Justa MX es que en los anaqueles ya no existan productos que no cumplan con este nuevo lineamiento. “Esperamos que se inicien las facultades de verificación por parte de la Cofepris para vigilar que la industria esté dando cumplimiento a lo señalado”, subraya Moreno.
El nuevo lineamiento del 24 de marzo menciona en su Artículo segundo transitorio que el ejecutivo federal adecuará los reglamentos y acuerdos que permitan hacer cumplir en la esfera administrativa lo previsto en el decreto. Sin embargo, en Salud Justa MX no conocen antecedentes de que ya se hayan trabajado los procedimientos o sanciones que hagan valer lo estipulado.
“Seguramente después se van a emitir. Pero tenemos la tranquilidad de que el decreto es muy claro y que la prohibición de las grasas trans entra en vigor el 20 de septiembre”, dice Claudia Moreno.
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Sustituir las grasas trans: una medida sana y necesaria
Con la estricta aplicación de esta medida, Salud Justa MX estima que podrán prevenirse más de 13 mil muertes de mexicanos al año asociadas al consumo de grasa trans.
La nutrióloga Ana Larrañaga coincide y resalta la importancia e impacto de la prohibición, pues sin hacer ejercicio (aunque siempre es recomendable hacerlo), sin hacer una dieta y sin ningún esfuerzo adicional, los mexicanos reduciremos el riesgo de padecer enfermedades coronarias.
“Las grasas trans son evitables. Con esto, México se convierte en un ejemplo de este tipo de políticas para otros países”, concluye.