Tras el confinamiento ocasionado por COVID-19 nuevos hábitos en los consumidores llegaron para apurar a la industria. La consultora de mercados Euromonitor, enlistó en su estudio de junio pasado, “Las 10 tendencias globales de consumo para 2020”, algunas líneas de acción inciden en la industria de alimentos y bebidas. Priorización de la salud, opciones que ayuden a lidiar con el confinamiento y el fortalecimiento del sistema inmune, están entre ellas.
En la misma sintonía, Mariela Mociulsky, investigadora de mercados y directora de Trendsity, definió algunas megatendencias como nuevas oportunidades de consumo para la industria de alimentos. Entre ellas está el interés por el fortalecimiento del sistema inmune, así como una mayor conciencia y responsabilidad de la industria y de los consumidores.
“Resalta la creación de productos personalizados que impacten de manera positiva en las personas. Sobre todo, que fortalezcan el sistema inmune y abonen a la salud”, afirmó en el webinar que ofreció el mes pasado para explicar sus investigaciones.
El tercer estudio reciente sobre el tema corre a cargo del Market Intelligence & Consumer Insights de Beneo. No sólo apunta a la necesidad del consumidor por buscar productos más sanos que fortalezcan su sistema inmune, en específico identifica a la salud digestiva, como una tendencia que terminó por despuntar con el impulso extra ofrecido por el coronavirus.
“El estrés causado por la pandemia (que a menudo se manifiesta en trastornos digestivos), además del cambio en la dieta provocado por cocinar más en casa, ha impulsado un mayor enfoque en la salud digestiva”, señala Miriam Snaet, gerente del Market Intelligence & Customer Insights de Beneo en su artículo, “La nueva era de la salud digestiva”.
Agrega que las búsquedas en línea respecto del tema digestivo se han duplicado. La razón no sólo es que la gente se encuentra en su casa, sino que hay mayor interés por mejorar la función digestiva, estimular la flora intestinal y conocer más sobre probióticos y prebióticos. No es para menos, la gente opina que, “el estómago es considerado el segundo cerebro” debido a la cantidad de neuronas (células nerviosas) que ahí se encuentran.
“Los probióticos favorecen la salud digestiva y los prebióticos son su alimento. Con ello se asegura que esas bacterias buenas se reproduzcan en el intestino en cantidad suficiente para que sean benéficas”, agrega Thomas Weber, director de Ventas de Beneo México.
¿Qué ingredientes ayudan a mejorar la salud digestiva?
Weber afirma que el consumidor mexicano está interesado en incluir más fibra en su dieta y mejorar la salud intestinal con la ayuda de prebióticos. En ese sentido, la inulina y la oligofructosa son prebióticos de origen vegetal avalados por la Asociación Científica Internacional para Pro y Prebióticos. Ambos están disponibles para usarlos como ingredientes en la industria de alimentos y resultan claves para reformular una amplia cantidad de alimentos procesados porque reducen grasas y azúcar en productos lácteos, cereales, panadería y repostería.
Ambas fibras prebióticas provienen de la raíz de achicoria (planta a la que se le atribuyen beneficios como prevención de problemas digestivos y alivio contra el estrés).
“Son ingredientes funcionales que no contienen gluten y se centran en mejorar el sabor y la textura de los alimentos”, afirma Weber. El directivo señala que el coronavirus es también una oportunidad para que la industria de alimentos y bebidas demuestre su responsabilidad en desarrollar productos más saludables.
Otra tendencia importante dentro de la industria es el concepto cada vez más frecuente de etiquetas limpias. A poco más de 15 años de su aparición, se entiende como una declaración clara y comprensible de los ingredientes con los que se elaboran los alimentos procesados. Además, garantiza que no se utilizaron ingredientes artificiales, por lo que en las etiquetas limpias se multiplican términos como, “sin aditivos”, “orgánico” y “natural”.
Un ejemplo de ello es que la industria de alimentos está dejando de usar insumos químicos como el dióxido de titanio, que se ocupa en confitería para recubrir preparaciones. “Ya hay opciones más sanas como el almidón de arroz que es perfecto para sustituirlo en productos de panificación. También se puede usar en los alimentos de nutrición infantil como papillas”, agrega Weber.
Por cierto, el gobierno francés prohibió a partir de enero de este año el uso de dióxido de titanio como aditivo alimentario. El E171 se incluye en la formulación de chicles, salsas, repostería, confitería y chocolatería, entre otros usos. Francia tomó la medida después de que la Agencia Internacional para la Investigación de Cáncer (IARC), informara que el aditivo es un “carcinógeno potencial”.
En torno a ello, Weber confía en que, “todo irá cambiando poco a poco”.
El reto para la industria de alimentos y bebidas es acelerar el paso y ofrecer preparaciones más saludables.
