Flora intestinal, prebióticos, probióticos, simbióticos… El doctor Rodrigo Vázquez, presidente de la Sociedad Mexicana de Microbiota (Somemi) nos lleva de la mano para comprender la importancia de los microorganismos para nuestra salud.
La microbiota está conformada por colonias de bacterias, virus, hongos, arqueas o eucariotas. Se ha registrado que el cuerpo alberga al menos 100 trillones de células microbianas y un cuatrillón de virus. Estos microorganismos se encuentran en nuestros pulmones, en la piel y, muy en especial, en los intestinos.
“El 80% de la microbiota está en el tracto gastrointestinal, lo que ha llevado a que sea la más estudiada”, comenta el doctor Vázquez. De ahí el término flora intestinal, con el que se le conoció de manera popular a la microbiota durante varios años.
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La importancia de una microbiota sana
Investigaciones científicas realizadas en los últimos años han venido a comprobar lo que hemos sabido durante milenios: lo que comemos establece en gran medida nuestra condición de salud.
Los estudios sobre la microbiota han experimentado un boom desde principios de este siglo. “Ahora entendemos que es uno de los mecanismos para mantenernos saludables”, agrega el gastroenterólogo y nutriólogo-pediatra.
La Somemi sostiene que algunas enfermedades autoinmunes, alérgicas y metabólicas, como hipertensión, diabetes y obesidad, pueden ser resultado de la alteración del equilibrio de la microbiota.
“Para que yo tenga una adecuada salud en mi sistema nervioso central, en mi cerebro y en todo mi metabolismo, necesito tener una adecuada salud gastrointestinal, específicamente en la microbiota”, agrega el doctor Rodrigo Vázquez.
Para comprender mejor, el doctor Rodrigo Vázquez nos ayuda a definir los distintos tipos de bióticos:
Prebiótico. Es el alimento de la microbiota y favorece la multiplicación de los microorganismos beneficiosos. Se encuentra, en la leche materna y en alimentos que aportan fibra.
Probiótico. “Es un microorganismo vivo que cuando lo consumimos brinda un efecto bueno para nuestra microbiota y para nuestro cuerpo”, define el presidente de Somemi. Se puede encontrar en alimentos fermentados como el yogur o los búlgaros.
Postbiótico. Se trata de un producto de secreción, es decir, una sustancia que produce un probiótico y que también es buena para nuestra microbiota.
Simbiótico. Hablamos de preparaciones farmacéuticas o alimentarias que contienen una mezcla de prebióticos y probióticos.
¿Cómo mantener en buen equilibrio la microbiota?
En el caso de los bebés, alimentarlos con leche materna es fundamental. Para los niños más grandes y adultos es importante una alimentación balanceada, con especial protagonismo de frutas, verduras y cereales.
“Lo que sabemos es que una alimentación que incluye una buena cantidad de fibras —presentes en las verduras, frutas y cereales de grano entero— sí ofrece una buena función probiótica”, recalca el presidente de Somemi.
Una mala alimentación, claro está, y el uso de antibióticos puede afectar nuestra microbiota. Cuando esto sucede, los profesionales de la salud pueden valerse de prebióticos, probióticos, simbióticos y postbióticos, dependiendo de cada escenario clínico, para restaurar la microbiota.
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Danone y su Proyecto Microbioma Mexicano
La relevancia que ha cobrado la microbiota llevó al Instituto Danone, en colaboración con la University of California San Diego, a desarrollar The Human Diets & Microbiome Initiative (THDMI). La misión de esta iniciativa es involucrar a los ciudadanos en la investigación del microbioma intestinal para entender cómo las diversas dietas del mundo lo nutren. Parte de ello es el Proyecto Microbioma Mexicano.
“THDMI empezó en Estados Unidos, luego en Reino Unido y lo trajimos a México en 2020. Somos el tercer país en implementar este estudio. La intención es conocer qué características tiene la microbiota de los mexicanos, basados en nuestras costumbres de alimentación”, comenta Alejandra Romero, gerente de Salud y Nutrición de Danone México.
La investigación incluyó la participación de 800 personas que aportaron información sobre sus hábitos de alimentación, que luego fueron contrastados con muestras de su microbiota. Hoy el Instituto Danone México se encuentra en la etapa de análisis de sus descubrimientos. Para agosto de este año, estiman tener un mapeo del microbioma mexicano.
“Esta información va a valer oro”, estima Romero. Los datos obtenidos le darán a Danone indicios más certeros de los ingredientes que pueden agregar a sus productos para favorecer nuestro microbioma. “Nos puede llevar a desarrollar un yogur con, por ejemplo, chía, que es una semilla rica en fibra. O a encontrar la mezcla de ingredientes funcionales ideal para la microbiota del mexicano”, expone la especialista.
Danone tiene en el mercado mexicano versiones funcionales relacionadas con la microbiota en algunas de sus marcas. Tal es el caso de Danonino y Activia que anuncian en sus etiquetas la inclusión de probióticos que ayudan a mejorar la salud digestiva. “Los descubrimientos del Proyecto Microbioma Mexicano podrían revolucionar el mercado de productos lácteos funcionales”, sostiene la gerente de Salud y Nutrición de Danone México.
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Kellogg’s y su inherente interés por la microbiota
El 28 de marzo pasado fue cuando inició actividades de manera formal la Sociedad Méxicana de Microbiota. A esta unión de médicos, biólogos, químicos y otros especialistas que buscan generar y difundir el conocimiento científico sobre la microbiota, se suma un Consejo Asesor Industrial (CAI) conformado por empresas del sector farmacéutico y alimentario.
El Instituto de Salud y Nutrición Kellogg’s (INSK) tiene entre sus pilares de acción apoyar a la investigación en temas relevantes para el bienestar de las personas y comunicar estos hallazgos de manera (pocas veces mejor dicho) digerible para los consumidores. Está concordancia de ideas llevó a que el INSK sea uno de los miembros CAI de la Somemi.
“En cuanto a la microbiota, una de nuestras herencias más fuertes como compañía es la fibra porque, por naturaleza, la mayoría de los cereales la aportan”, ahonda en la relación Elisa Gómez, Wellbeing manager para América Latina de Kellogg’s.
Gómez expone a su marca All-Bran y su salvado de trigo como uno de sus productos más avanzados en el tema de fibra y su relación con la microbiota. “Incluso en México teníamos All-Bran Prebióticos. Fue un producto in & out, de cierta temporalidad”, agrega Eliza Gómez.
Desde hace años en la página del INSK y en la propia página de productos Kellogg’s se han encargado de difundir información sobre la microbiota y sus beneficios para la salud. Con esta nueva alianza, la multinacional estadounidense busca reafirmar y fortalecer ese cometido de comunicación.
También esperan aprovechar la investigación en torno a la microbiota para la mejora de sus productos. “Nuestro equipo de innovación y desarrollo de nuevos alimentos tienen en las fibras y los prebióticos una de las áreas de nutrición en las que están enfocados”, dice Elisa Gómez. Falta mucho camino por recorrer, pero la gerente de regional de Bienestar de Kellogg’s no duda que el trabajo conjunto de INSK y Somemi pueda llevarlos al desarrollo de nuevas fibras para sus cereales.
“Es un tema prioritario. 9 de cada 10 mexicanos no consume la fibra que sus cuerpos necesitan. En nuestra agenda de educación y comunicación, la fibra y la microbiota siempre están presentes”, remata.
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¿Un superalimento procesado para tu microbiota? Mejor, consulta a tu médico
Sobre que cada vez existan más marcas de alimentos procesados interesadas en influir en el bienestar de la microbiota, el doctor Rodrigo Vázquez considera que es posible que algunos de ellos ejerzan efectos positivos en los microorganismos de nuestros intestinos. Aunque advierte: “No necesariamente, todos los yogures o todos los alimentos fermentados funcionan como probióticos, por ejemplo”.
Para el consumidor resulta muy difícil diferenciar entre los alimentos procesados que realmente contribuyen con algún tipo de biótico y aquellos que sólo quieren subirse al barco del microbioma para vender. Aquí su recomendación final: “Pregunten a un profesional de la salud, ya sea médico de primer contacto, pediatra, nutriólogo, gastroenterólogo. Él los orientará mejor sobre los productos que sí tienen la capacidad de beneficiar su microbiota”.