Germán Alberto Bahamón Jaramillo es un cafetero de tradición. Creció en Huila entre los cafetales de su familia y desde muy pequeño aprendió a catar café. Hoy es presidente de la Federación Nacional de Cafeteros y está por cumplir dos meses en este cargo. Su objetivo principal es recuperar el prestigio del café colombiano y hacer crecer el negocio en el país y en el exterior.
Germán es ingeniero de producción agroindustrial en la Universidad de La Sabana e hizo una especialización en mercadeo estratégico en el Colegio de Estudios Superiores de Administración (CESA). Fue gerente en multinacionales de tecnología como Sony y Apple, pero este año pudo, al fin, trabajar en sus dos pasiones: el café y la visión estratégica empresarial.
El directivo, que también tiene participación en Zuluaga Coffee, marca familiar, llega a la Federación Nacional de Cafeteros con el reto de posicionar, de nuevo, al café colombiano como el mejor del mundo.
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El café y el campo han estado ligados a tu vida. ¿Cómo ha sido esta relación?
La verdad he tenido amor por el campo desde joven. El haber nacido en el departamento del Huila, en Neiva, en una sociedad que se desarrolló a partir del sector agropecuario, me dio esa oportunidad de relacionarme con ese mundo y aprender de él. Digamos que me eduqué y crecí, gracias a la agricultura, al arroz, al algodón, al sorgo, la soya y al café. Mi abuelo Julio, al final, decidió incursionar en el café, cuando el café llegó al departamento del Huila. Él empezó a sembrarlo luego mi papá continuó en este negocio con mi tío Fabio Mauricio. Desde siempre tuve contacto con la agricultura y desde que nací conozco el tema de la caficultura.
Tienes experiencia en empresas de tecnología como Sony y Apple, ¿cómo ese conocimiento adquirido puede beneficiar al sector cafetero?
En toda la cadena de producción del café hay oportunidad de incorporar tecnología. Por ejemplo, tecnologías que nos permiten saber los contenidos de azúcares o cómo se posicionarán los precios del café. Otro ejemplo sería en la fertilización o hasta en el tema de blockchain y la posibilidad de diferenciar, a partir de la denominación de origen. Creo que hay que darle la cara a la tecnología y no la espalda, creo que sí es una necesidad que hay que impulsar e ir incorporando en todo el proceso productivo.
La producción de café en Colombia en los últimos años ha bajado más de 20%. ¿Qué acciones tomarán para incentivar la siembra y que la producción mejore?
Hay variables que son incontrolables como el clima. El último fenómeno de La Niña, que fue en el 2009, llevó a que la caficultura colombiana llegara a 7 millones de sacos. El año pasado después de más de 30 meses de lluvia incesante, no bajamos de 11 millones de sacos y eso se debe a que la federación ha hecho un trabajo importantísimo con investigación y desarrollo. Hoy tenemos un parque cafetero mucho más resistente a las variables climáticas y a las pestes que vienen asociadas. Debemos de seguir trabajando en investigación y desarrollo para que los caficultores consigan ser más productivos por hectárea y sean más rentables. Tenemos una marca, “Café de Colombia” que es la que nos debe seguir apalancando en el mundo.
¿A propósito de ese tema de la calidad, cómo afecta que la zona cafetera de Colombia ya no sea el tradicional Eje Cafetero sino el Huila?
No. Lo importante es que Colombia tiene una variedad de microclimas muy importantes en la ladera andina, desde Nariño hasta la Sierra Nevada de Santa Marta, pasando por la serranía del Perijá. El café de Colombia siempre se ha potenciado por esa variedad que tenemos y por eso debemos seguir aprovechando lo que la tierra nos da. El café nuestro tiene atributos muy especiales para el paladar así que seguiremos potenciando la denominación de origen y trabajando fuertemente en aprovechar al máximo cada uno de estos microclimas para exponer al comercio internacional nuestro producto.
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¿Cuáles son las acciones específicas que tomarás para promover el posicionamiento del café de Colombia en los mercados internacionales?
Definitivamente lo que sí vemos hoy es mucha más competencia. Digamos que hay cafés centroamericanos muy buenos, cafés de Indonesia, Ruanda y Brasil, que sigue siendo la potencia mundial en términos de cantidad de café. Lo que todavía permanece y debemos potenciar es que el café de Colombia es el más valorado entre todos los cafés del mundo. No podemos conformarnos porque tenemos cafés muy cercanos en calidad, debemos seguir trabajando en el marketing del café y en mostrarle a la comunidad internacional que seguimos teniendo opciones absolutamente diferenciadas y podemos ofrecer el mejor café del mundo. Juan Valdez lo hizo por muchísimo tiempo y lo queremos seguir haciendo, eso es parte fundamental de la estrategia que queremos hacer en torno a la sostenibilidad económica del café en Colombia. Expandamos las tiendas Juan Valdez a muchos más mercados, porque esa es la manera en la que seguiremos construyendo una marca y una experiencia a través del café colombiano.
¿Cómo evolucionará la industria del café en Colombia?
Debemos encontrar nuevos momentos de consumo. Yo creo que es importante que el colombiano también empiece a crecer en el consumo del café, en el país el consumo se ha mantenido estable en los últimos tiempos. No estamos hablando con el consumidor joven y ahí hay un especial énfasis para que encontremos productos adecuados para ese consumidor. No necesariamente tiene que ser un tinto caliente, hay otras posibilidades de ofrecer muchos productos a partir del café.
Por ejemplo, ¿cuáles otros productos a partir del café?
Bebidas energizantes que tengan la posibilidad de acompañar al deportista, otras opciones que seduzcan al consumidor joven. El café nos lo vendían antes como un producto solo para adultos que podría ser incluso malo para la salud y ya los investigadores han demostrado que es benéfico para la salud e incluso los jóvenes lo pueden tomar, así que hay que trabajar no solo en el consumo interno sino en hablarle a los jóvenes para enamorarlos de este producto.
