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Ernesto Hermosillo

LÍDER

Delincuencia, falta de apoyos y alza en insumos: retos de la industria cárnica mexicana

Ernesto Hermosillo, presidente del Consejo Mexicano de la Carne expone los desafíos que enfrenta su gremio y comparte su estrategia para enfrentarlos.

Los productores de carne en México deben enfrentar la presión inflacionaria, el incremento en los costos de todos los factores relacionados con la producción de carne (granos, fertilizantes, combustibles, fletes, etc…), enfermedades que atacan a los animales, una cadena de producción nacional que debe fortalecerse y hasta a la delincuencia organizada.

Ernesto Hermosillo Seyffert, presidente del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne) y también directivo de Grupo Bafar, desmenuza los retos a superar para que la industria mexicana de la carne no deje de crecer.

El consumo per cápita de carne en México se ha incrementado a lo largo de las últimas décadas. De los casi 45 kilos de carne que consumíamos a mediados de los 90, hoy estamos cerca de los 72 kilos al año. La proteína cárnica estrella entre los mexicanos siempre ha sido el pollo (45% del consumo), le siguen el puerco (28%) y la res (21%).

En 2021, México pasó del sexto al quinto lugar en consumo de proteína cárnica en el mundo al desplazar a Rusia. Sin embargo, el sector pasa por uno de los momentos más complicados de su historia.

“Vivimos una época llena de retos. Estamos trabajando en varias cuestiones para entregar la mejor proteína cárnica al consumidor mexicano al mejor precio posible, pero se nos atraviesan una serie de factores tanto externos como internos que nos están afectando”, adelanta.

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Pese a la pandemia y a la crisis económica mundial, México no deja de incrementar su consumo per cápita de carne. ¿Cuál es la explicación a esto?
En la medida que hemos tenido la capacidad de tener estos productos disponibles y a buen precio, la población tiene mayor acceso a ello. Ese es el punto importante y es la razón por la que México ha podido escalar poco a poco, durante todos estos años, a mejores niveles de consumo per cápita. Y creo que puede crecer más.

¿Esperan una baja en el consumo de cárnicos debido a la inflación?
En el caso del pollo, que es el que tiene los incrementos en precios más importantes, llegó un momento en que la gente se da cuenta que le sale más o menos lo mismo comprar carne de puerco, en ciertos productos. Entonces la gente ha migrado a carne de cerdo. Esto va a ser obviamente temporal, pero sí vemos que el consumidor dice: “¡Espérate! ¿Qué otro producto puedo meter a mi canasta por el precio que antes pagaba”? Esto quizá puede pegarnos en el consumo per cápita, pero sí hacemos nuestro trabajo gobierno, productores y el sector industrial, debemos estar en la capacidad de poner en la mesa de los mexicanos productos cárnicos todavía más competitivos. Lo importante es tener la disponibilidad de los productos.

¿Cuál es el estatus de la producción de proteína cárnica en México ante este reto de disponibilidad?
En el caso del ganado bovino, hemos venido creciendo sistemáticamente en los últimos seis años, más o menos un 2.5% anual en la producción de la carne de res, pero el consumo anda en 1.2%. Esto quiere decir que nos sobra carne de res, que somos competitivos, que somos buenos para producir carne. Las exportaciones de la carne de res en estos mismos seis años han crecido poco más del 10%. La producción de carne de cerdo crece un 4.4% y el consumo también, es decir, estamos estables. En el caso del pollo, la proteína más económica y que más demanda la gente, también la producción crece casi al mismo nivel que la demanda. Pero el tema es que aun así para poder dar abasto al volumen que requiere la población mexicana tenemos que importar el 40% del cerdo y 20% del pollo, por ejemplo. Y en estos últimos dos años hemos tenido a nivel mundial una serie de enfermedades tanto porcícolas como avícolas que provocaron menos producto.

Estados Unidos es nuestro principal proveedor de pollo. ¿Qué tanto les preocupa el tema de gripe aviar que se vive allá? ¿Cómo asegurar el abasto y detener la escalada de precios de esta proteína tan importante para los mexicanos?
Nos preocupa muchísimo porque, más o menos, el 85% de nuestras importaciones de pollo provienen de Estados Unidos. Cada vez se ha venido encareciendo de una manera importantísima esta proteína que viene de ese país. Estamos tomando todas las medidas en conjunto con el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y algunos organismos en Estados Unidos para que las inspecciones del producto que entra de allá no nos traigan ese problema a México. Ahora, lo que estamos haciendo es traer más pollo desde Brasil, también por temas de competitividad de precios. Sin duda, el tema del pollo es algo que nos preocupa, que nos ocupa y estamos en ello. Es muy importante que cada vez tengamos más autosuficiencia. Cuando dependemos de lo que traemos de fuera, pasan cosas como las que están sucediendo en Rusia y Ucrania, el tipo de cambio… Es cuando uno dice: “¿Para qué andamos batallando con tanta cosa en el exterior? Lo más fácil es producirlo aquí”. Pero eso lo tenemos que trabajar a largo plazo.

Históricamente hemos dependido demasiado de las importaciones para asegurar el abasto. ¿Qué hace falta para detonar o desarrollar aún más la proveeduría nacional de proteína cárnica?
Híjole…  Primero que nada, ponernos de acuerdo las autoridades, los productores primarios, los engordadores y el sector industrial para hacer un plan razonable, realista y medible para ir avanzando. Debemos unirnos para buscar aumentar la eficiencia en la producción y fortalecer la cadena de valor desde el inicio hasta el final. En la parte que le toca al gobierno, generar incentivos fiscales, impulsar el desarrollo del campo, fomentar la capacitación y un asunto bien importante: la seguridad; eso le corresponde al gobierno. Debemos tener seguridad en nuestros huertos, en nuestros ranchos, en nuestras áreas de producción, en nuestras plantas, en las carreteras. El tema de seguridad es hoy en día un tema muy delicado. Es algo que tenemos que trabajar en conjunto.

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¿Qué tipo de problemas de seguridad ha enfrentado el sector?
Casos específicos no me gustaría comentar, pero en general son temas de pagar por derecho de piso, inseguridad en ciertas carreteras… cuando traemos piernas de cerdo que vienen de España, por ejemplo, y que entran por el puerto de Veracruz, lo que tenemos que hacer es pagar una escolta armada para proteger los camiones. Cuando no hacíamos esto, nos robaban a cada rato. Esto nos sube los costos y tenemos que llegar con precios más altos al consumidor para solventar este tipo de situaciones.

Además de la bioseguridad y de esto que menciona sobre la inseguridad, existen retos actuales como los incrementos en precios de granos, fertilizantes, combustibles y fletes. ¿Qué aspectos de este panorama tan complejo son los más preocupantes para contar con disponibilidad de carne a precios asequibles?
Hay tres factores externos que nos afectan desde afuera y que no controlamos. Las sequías y el cambio climático son un tema que afecta nuestra cadena de valor. Por otro lado, están los precios de los granos, las semillas y los fertilizantes: insumos principales para la engorda de animales, que están incrementando por el tema de la guerra entre Rusia y Ucrania. En estos temas no podemos hacer mucho sobre ello. El otro sería el de las enfermedades en los animales que ya comentábamos y estamos atendiendo. Los tres retos más importantes hacia dentro es, como decía, la inseguridad; sin duda es uno de los más relevantes. Otro sería el asunto de los apoyos al campo, que se han frenado por parte de las autoridades. Y uno también muy relevante es el costo de la energía eléctrica. El incremento en energéticos como el gas y la electricidad nos afecta mucho porque estos son indispensables para sacar los productos. Aquí en Grupo Bafar tenemos una planta de generación de energía eléctrica que no puede entregarle energía a nuestros centros de distribución porque llevamos como tres años con el tema de los permisos. Ya se hizo la inversión, ahí está, buscando ser más competitivos dentro de la cadena de valor, y pues simplemente no se puede. Hay que comprar la energía a CFE y cada vez es más cara. Esas son las variables internas que hasta cierto punto sí controlamos y ahí es donde debemos ponernos a trabajar.

Son muchos los retos que involucran a muchos factores y actores. En lo que toca a Comecarne, ¿qué pueden hacer o qué han hecho?
Por ejemplo, tenemos una iniciativa que se llama México Unido Proteína Animal (MUPA). Es una iniciativa que traemos entre varios organismos y de la mano también del gobierno, que busca coordinar los esfuerzos del sector pecuario para proteger y fomentar el consumo de la proteína animal. En ese sentido, es algo que nos está uniendo. Seguramente tenemos diferencias en algunas cosas, pero estamos buscando converger en nuestras ideas comunes de tal forma que eso nos haga más fuertes. MUPA me parece una gran iniciativa y se ha convertido para el Comecarne en uno de los pilares más importantes del trabajo de aquí a los siguientes dos años.

Llama la atención el buen desempeño de un cárnico que no hemos tocado. El consumo de carnes frías se incrementó 6.6% durante 2021, la cifra más alta reportada en los últimos seis años ¿A qué se debe esto?
La gente empezó a consumir más de estos productos por la practicidad que brindan al momento de salir de casa: te haces un sándwich y te lo llevas al trabajo o a la escuela. Las carnes frías son además una de las comidas más asequibles que podemos tener. Es por ello que se ha incrementado el consumo de estos productos.

¿Qué opinas de la carne plant based y la carne creada en laboratorio? ¿Te ocupan o preocupan estos desarrollos?
Sin duda, son temas que nos interesan. Tenemos que ver hacia el futuro. A final de cuentas, gran parte del mercado busca la proteína de origen animal. Este tipo de alternativas son buenas mientras el aporte nutrimental también así lo sea, Muchas veces, la gente compra este tipo de productos porque son una moda o una tendencia, pero cuando ven lo que contienen encuentran mil cosas que hacen que se parezca el sabor a la carne. Entonces los consumidores se preguntan qué será lo más conveniente. Yo creo que son desarrollos bienvenidos mientras su aporte nutrimental ayude.

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