Vivimos una época donde se mezclan grandes vertientes que comienzan a redirigir el rumbo del mercado de alimentos procesados y ultraprocesados. Por un lado, la realidad de que muchas veces la dieta por sí sola no es capaz de proporcionar niveles suficientes de todos los nutrientes esenciales: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 2 mil millones de personas —alrededor de 25% de la población mundial actual— padecen anemia debido principalmente a la carencia de hierro. La Organización Panamericana de la Salud advierte que las deficiencias más comunes de micronutrientes entre la población incluyen también la vitamina A, vitamina D, vitamina B12, yodo y zinc.
Otra gran marea de cambio es la consciencia alimentaria que la pandemia despertó en las personas. “El aumento en la tendencia de los consumidores que buscan productos más saludables y fortificados no retrocedió después del final de la crisis sanitaria”, confirma Breno Betoni, Senior Product manager-Sustainable Food Solutions de Corbion, empresa multinacional de biotecnología que ofrece soluciones en ingredientes para el sector de alimentos.
Si a todo ello sumamos normas cada vez más estrictas para la producción de alimentos y bebidas en México (y en el resto de Latinoamérica), la industria alimentaria de la región ha tenido que trabajar en el desarrollo de soluciones para crear productos más saludables.
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Lo que busca el consumidor más consciente
Hoy más que nunca, los consumidores entienden que la alimentación es el principal factor para lograr una vida larga y saludable. Los compradores se han convertido cada vez más en lectores y analistas de las etiquetas de los alimentos con el afán de elegir aquellos productos que les brinden más beneficios.
Un pequeño botón de muestra: de acuerdo con Innova Lifestyle & Attitudes Survey 2022, 29% de los consumidores esperan que sus alimentos y bebidas les ofrezcan beneficios nutricionales. Y conforme la edad de las personas se incrementa, su interés por productos más sanos también aumenta: el 37% de los consumidores mayores de 60 años esperan que sus alimentos los ayuden a envejecer de una manera saludable.
Una investigación realizada por Corbion, revela que los beneficios que más valoran los consumidores en sus alimentos y bebidas son las vitaminas (A, B, B12 y D3, como las más destacadas) y los minerales (calcio, zinc, hierro y ácido fólico). Entre los principales productos que los mexicanos reconocen como alimentos fortificados están los cereales para el desayuno, barras de cereales (para adultos y para niños) snacks, galletas y pastas.
“El mercado de lácteos también está muy avanzado en dar a conocer al consumidor la fortificación de sus productos. Y hay mucho por crecer en otras categorías, como los productos de panadería”, complementa Breno Betoni.
Es decir, las empresas están ante la gran oportunidad de ofrecer a los consumidores alimentos fortificados y ser recompensados con su preferencia por ello.
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Nutrivan, la solución para fortificación de alimentos de Corbion
Fortificar alimentos y bebidas con vitaminas y minerales es una gran idea para llegar a la mente del consumidor cuando realiza sus decisiones de compra. Las diferentes categorías de productos pueden utilizar todas las cualidades de estos micronutrientes para ofrecer múltiples beneficios para la salud, la belleza, el fitness, y el envejecimiento saludable de todo tipo de consumidores.
La vitamina E, por ejemplo, favorece el bienestar del corazón y la salud cognitiva. El selenio ayuda a sobrellevar los síntomas de la menopausia y contribuye a un mejor sistema nervioso. Por citar otro caso: la vitamina D contribuye a alcanzar una buena salud ósea. Y así con cada una de las vitaminas y de los minerales con que se pueden fortificar los productos alimenticios.
Sin embargo, no es tan simple como arrojarlos a la fórmula ya existente. Hay muchas aristas a considerar: palatabilidad, textura, costos, tiempos de procesamiento… Corbion, con su línea de premezclas de vitaminas y minerales Nutrivan, lo hace más sencillo, garantizando el cumplimiento de la etiqueta a través de toda la vida de anaquel del producto.
Por ejemplo, en aplicaciones de panadería, la línea Nutrivan de premezclas de vitaminas y minerales se puede utilizar para enriquecer la harina, al restaurar los nutrientes que a menudo se pierden durante el procesamiento.
Para productos lácteos, como yogures y bebidas lácteas acidificadas, Nutrivan permite la fortificación exitosa con calcio, magnesio, zinc, hierro o potasio sin afectar la solubilidad, que es tan importante en el procesamiento de estos alimentos.
Para el experto de Corbion, Breno Betoni, más allá del enfoque principal de los beneficios para la salud, los alimentos y bebidas fortificados podrían cambiar la perspectiva de los consumidores sobre los productos procesados. “Es el camino para demostrar que el que un alimento sea industrializado no significa que éste no pueda ser bueno para la salud del consumidor”, concluye el especialista.