La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) publicó, en abril de 2019, el Estudio de Calidad que le hizo a las aguas alcalinas, aquellas que tienen un pH superior a 7. Esto se logra, explica Profeco, al agregar compuestos como carbonatos, bicarbonatos o hidroxilos acompañados de algún mineral (calcio, magnesio, potasio y sodio).
El gran problema que encontró Profeco fue que las aguas alcalinas, en su publicidad, promocionan beneficios que calificaron como “cuestionables”. Frases como “Fortalece el sistema inmune”, “Mantén el pH de tu cuerpo en balance”, “Desintoxica”, “Antioxidante natural”, “Neutraliza radicales libres” y otras, pululaban entre las diferentes marcas. La dependencia federal reportó que las empresas productoras de aguas alcalinas no pudieron comprobar estas leyendas. A casi cuatro años, las cosas no han cambiado.
“En México actualmente no existe una regulación específica para estas aguas alcalinas, motivo por el cual muchas de estas bebidas refieren en su etiquetado o publicidad que aportan ciertos beneficios, que lamentablemente, carecen de respaldo científico”, comenta a Goula la nutrióloga Ana María Tello.
Pero sí existen límites para las frases vendedoras. Tello, miembro del Colegio Mexicano de Nutriólogos, nos explica que la NOM-201-SSA1-2015. Agua y hielo para consumo humano, envasados y a granel, estipula que no están permitidas ni en el etiquetado ni en la publicidad, declaraciones que indiquen un valor especial o superior debido a la adición de minerales o modificación de las propiedades del agua.
Tras este Estudio de Calidad, Profeco inició procedimientos por publicidad engañosa en contra de las empresas productoras de aguas alcalinas que no pudieron comprobar sus leyendas. Goula solicitó a Profeco los resultados de estas acciones pero no obtuvimos respuesta.
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¿Nuestro cuerpo necesita agua alcalina? La ciencia responde
El divulgador de la ciencia Martín Bonfil nos lleva de vuelta a nuestras clases de química de la secundaria. El pH, la medida de la acidez o alcalinidad de cualquier solución en agua, se determina en una escala universal y absoluta que va del 0 al 14.
“El 0 es lo más ácido de la escala y 14 lo más alcalino. El agua pura tiene un pH de 7, es decir, no es ni ácida ni alcalina”, expone el investigador de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM.
Los promotores de las aguas alcalinas insisten en que “el líquido celular humano”, fluctúa entre 7.35 y 7.45 de pH. Así que, consideran, nuestro cuerpo tiende a la alcalinidad. Entonces, la acidez sería un peligro para la salud, mientras que un pH alcalino en el cuerpo la promueve. No se encuentran fallas en su lógica, hasta que se conocen algunos datos de la fisiología del cuerpo humano.
En nuestro organismo podemos tener compuestos muy ácidos y muy alcalinos. Martín Bonfil ejemplifica con nuestro sistema digestivo, en concreto con el estómago, donde se produce ácido clorhídrico que tiene un pH extremadamente bajo, de entre 1.5 y 3.5.
“La idea de que las aguas alcalinas son benéficas para la salud no es cierta. Se están vendiendo productos con afirmaciones que no tienen sustento”, sentencia el químico farmacobiólogo.
La nutrióloga Ana María Tello lo respalda y reitera que en la actualidad no hay investigaciones científicas que respalden al 100% algún beneficio en específico. “Sobre todo si se toma en cuenta que el pH del organismo depende de muchos otros factores y no solo de tomar o no alguna bebida”, recalca Tello.
La también miembro de la Federación Mexicana de Nutrición Deportiva concede que el agua alcalina quizá podría ayudar en algunos padecimientos gastrointestinales, como la enfermedad por reflujo: “Permitiría contrarrestar la acidez al impedir la activación de la pepsina y ejercer un efecto antagonista del ácido, reduciendo las molestas agruras”. Sin embargo, advierte, alcalinizar el estómago puede traer como consecuencia dificultad al digerir la comida y otras molestias.
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Agua vs agua alcalina. Cuando se paga más por un adjetivo
En realidad, nuestro cuerpo cuenta con mecanismos regulatorios que mantienen el pH dentro de los límites necesarios. El divulgador de la ciencia de la UNAM ejemplifica: el pH de nuestra sangre no puede variar del estrecho margen de 7.35 a 7.45. “Si te pasas medio grado de la escala de pH, para un lado o para otro, puedes tener afectaciones graves: desmayos, falta de oxigenación, entrar en coma y hasta fallecer. Nuestro cuerpo regula todo el tiempo el pH, entre otros sistemas de control, a través de la respiración”.
Aquí Martín Bonfil responde la pregunta que ahora todos tenemos en mente: “Te puedes tomar dos litros o dos tambos de agua alcalina y el pH de tu sangre seguirá en 7.4”.
Bonfil concluye que es inútil consumir agua alcalina con la intención de alcanzar los beneficios extraordinarios que suelen atribuirle. Aun más, califica estos como charlatanería porque son afirmaciones que no tienen bases médicas. “Y porque se está haciendo negocio. Eso es defraudar a los consumidores. Les estás vendiendo algo, en el mejor de los casos, inútil y, en el peor de los casos, dañino”, señala.
Porque el agua alcalina en exceso sí podría traer problemas de salud a personas con ciertas condiciones médicas. La nutrióloga Tello aclara que la hidratación de estos productos está acompañada de diferentes compuestos, entre ellos: carbonatos, bicarbonatos o hidroxilos acompañados de algún mineral (calcio, magnesio, potasio y sodio), por lo que médicamente no son recomendables para personas que presentan ciertas enfermedades, como las renales. “El consumo de agua alcalina en presencia de cualquier enfermedad debe estar supervisada por personal médico”, subraya.
Para Martín Bonfil está claro: comprar aguas alcalinas es un desperdicio de dinero. “Si uno quiere beber agua, las clásicas aguas purificadas no necesitan ningún adjetivo extra para ser sanas y cumplir su propósito. Suena bonito eso del agua alcalina, pero no tiene ningún sustento”.
¿Es negocio vender agua alcalina?
El mercado global de agua alcalina fue de 100.4 millones de dólares en 2020 y se espera que crezca a 180 millones de dólares para 2028, de acuerdo con Fortune Business Insights. Una botella de agua común de a litro puede costar alrededor de seis pesos. Una botella de agua alcalina de a litro cuesta unos 24 pesos.
