“A final de cuentas, la gente no puede dejar de alimentarse…” es una de las premisas de quienes consideran que el mercado de los alimentos será de los menos afectados por los impactos económicos del COVID-19.
A diferencia de salir de vacaciones o de comprar una nueva pantalla de 50 pulgadas, la gente no puede posponer la comida. Lo que sí puede hacer es disminuir su consumo: los precios mundiales de los alimentos básicos cayeron en mayo por cuarto mes consecutivo, debido a una débil demanda provocada por las contracciones económicas de la pandemia, informó hace unos días la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Por su parte, el Banco de México advirtió, en un reciente análisis para determinar el impacto económico de la crisis, de una caída del PIB hasta de -4.6% en este año, y eso en el mejor escenario.
Aunque la perspectiva es poco alentadora incluso para los negocios relacionados con los comestibles, algunos representantes de la industria alimentaria mexicana esperan terminar 2020 con (aunque sea) algo de crecimiento. Estos son los tres sectores que se anticipa puedan crecer a pesar del COVID-19, de la cuarentena, de la baja en la demanda y del deteriorado escenario económico.
1. Hortalizas y frutas, las estrellas del campo
La producción hortofrutícola mexicana mantuvo sus actividades a un ritmo constante durante el primer trimestre del año. Incluso, por momentos, la producción tuvo que acelerarse debido a una mayor demanda de verduras, vegetales y frutas.
“El sector hortofrutícola es uno de los que mayor crecimiento ha tenido dentro de la economía mexicana en los últimos años”, comenta para confirmar su fortaleza Alfredo Díaz, director general de la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida.
Pero ni estos alimentos básicos se salvaron del COVID-19: durante abril y mayo, el congelamiento de todas las actividades productivas también terminó por afectar a este mercado que basa su modelo de negocio, principalmente, en lo que vende al extranjero.
“Comenzamos a notar una disminución de hasta 23% en las exportaciones hortofrutícolas debido a que los restaurantes y hoteles de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, tuvieron que cerrar. Y luego sucedió lo mismo con nuestro mercado interno”, apunta Juan Carlos Anaya, director general de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
¿Problemas para las frutas y verduras mexicanas? No en realidad, pues varios factores jugaron a su favor. El primero es que la gente incrementó su consumo de estos alimentos al estar en casa, lo cual no compensa las ventas a empresas pero en algo ayudó.
“También nos favoreció el tipo de cambio peso-dólar y que este año los precios de nuestros productos han sido significativamente más altos en relación con los de los tres años anteriores. La verdad es que no nos ha ido tan mal”, agrega Alfredo Díaz.
La expectativa del GCMA es que a partir de este mes las exportaciones de frutas y hortalizas se incrementarán gracias a la reactivación, aunque pausada, de la economía estadounidense. “Al final del año, el sector hortofrutícola no saldrá tan afectado, ya que puede crecer hasta un 3% en lugar del 4% o 5% al que nos tenía acostumbrados”, estima Juan Carlos Anaya.
De acuerdo con Alfredo Díaz, las proyecciones para el gremio que representa son aún mejores: “La horticultura protegida crece cada año 13% y en 2020 mantendremos esa tendencia”.
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2. Franquicias, redes de negocio y de salvación
Alcanzar un crecimiento a doble dígito cada año es el sueño de cualquiera, pero para este sector ese objetivo era una sana costumbre: “Entre un 10% y 15% de crecimiento anual en promedio”, comenta Ramón Egaña, director general de la Asociación Mexicana de Franquicias (AMF). Números que evidentemente no se verán este año.
Los negocios que cocinan y ofrecen alimentos fueron los primeros afectados dentro de la industria de alimentos por el COVID-19, algo que resintió de inmediato el gremio de la AMF pues el 50% de las marcas de franquicias que hay en México están ligadas a este giro.
Sin embargo, estos restaurantes y empresas de comida rápida también fueron de los primeros en reaccionar: renegociaron rentas y regalías, optimizaron su servicio de entrega a domicilio y desde hace algunas semanas ya tenían listo el plan para entrar a la nueva normalidad.
“Vimos a las cadenas dedicarse de lleno a recuperar la confianza del consumidor al anunciar muy pronto el uso de cubrebocas, guantes y caretas para sus empleados y la desinfección constante de sus líneas de producción y mobiliario”, dice César Aranday, director general de Aranday & Asociados, empresa de consultoría para franquicias.
Esa rápida capacidad de adaptación fue posible, de acuerdo con los expertos, gracias a la infraestructura y a la sólida red de negocios con que cuentan las franquicias a diferencia de los negocios tradicionales.
Para Ramón Egaña dichas ventajas permiten a este modelo de negocios estar dentro de los sectores mejor preparados para enfrentar la nueva realidad, “Aunque no tendremos los nuevos cálculos de crecimiento hasta saber en qué momento se va a reactivar la economía”, señala el director general de la AMF.
César Aranday coincide en que buena parte de las franquicias de alimentos y bebidas trabajaron bien para el regreso, lo cual representa una luz al final del túnel: “Sí, habrá algunos franquiciatarios que no regresen; sin embargo, en la industria de franquicias sentimos que a pesar de todo en este año tendremos algún crecimiento, de un 2% o 3%”, concluye.
3. Ganadería, sin dejar de hacer músculo
Es un hecho que la demanda de productos del sector ganadero se ha visto afectada por varios factores resultados de la crisis, como el cierre de establecimientos de comida preparada y la incertidumbre por la situación económica nacional, lo que genera que los consumidores reduzcan sus gastos en lo general.
A pesar de ello para el cierre de 2020, de acuerdo con el Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne), se estima un alza en la demanda nacional de cárnicos de alrededor del 2%, a excepción de la carne de bovino, para la cual se espera un descenso de hasta 10% debido a la disminución en los ingresos de las familias.
“El sector exportador también se verá estimulado derivado de los efectos en el tipo de cambio y el alza en la demanda de países asiáticos, especialmente en el subsector porcícola donde se espera un crecimiento del 25%”, comentan desde Comecarne.
Esto último es una noticia relevante si recordamos que, al cierre de 2019, México incrementó en 1,000% sus exportaciones de carne de puerco a China, derivado de los problemas de fiebre africana que acabó con el 40% de la producción de cerdo del país asiático.
“En el caso de la carne de res, hemos incrementado las exportaciones principalmente hacia Estados Unidos ante los problemas que han tenido con las plantas consideradas focos emergentes de COVID-19”, apunta Juan Carlos Anaya, director general de GCMA.
A decir de Comecarne, el T-MEC es otro elemento que ayudará a que la industria cárnica tenga una recuperación más rápida y brindará una buena oportunidad de incrementar sus exportaciones.
El sector pecuario mexicano en general seguirá creciendo, no tan exponencialmente como en el caso de la carne de cerdo en 2019, pero se espera que la afectación por la crisis no sea tan grande: “Creemos que a finales del año este sector, que iba a crecer como 4%, termine en 2.5% o 3% de crecimiento”, señala Juan Carlos Anaya. En este sinuoso 2020 es momento de ver el vaso medio lleno.