Para que la ganadería colombiana tenga un nivel óptimo de desarrollo, satisfaga el mercado interno y amplíe sus planes de exportación hay muchas cosas que tienen que cambiar. Las áreas de oportunidad están en impulsar la inversión, mejorar el control de calidad de todos los procesos y acercar a pequeños y medianos productores los beneficios de la ganadería sostenible, en ello coincidieron especialistas del sector.
La Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan) trabaja en acompañar a pequeños y medianos productores para que tecnifiquen sus procesos y mejoren sus controles, según explicó el presidente de esta agremiación, José Felix Lafaurie.
En el proceso de mejora se incluyen aspectos que parecen sencillos, sin embargo, no son comunes en la mayoría de hatos ganaderos del país, según la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), más del 80% son productores medianos y pequeños que toman decisiones sin los estudios y la planeación adecuada.
El primero de ellos hace referencia a la trazabilidad, a herramientas que permitan enumerar al ganado para identificarlo y llevar un mejor control del hato en términos de calidad, desde la vaca que pare, el ternero que nace y todo su ciclo de vida hasta el sacrificio.
Pese a que es un proceso tan sencillo como herrar al ganado y registrar en bases de datos especializadas en ganadería los ciclos de vida de los terneros, en la mayoría de las granjas no se hace. Óscar Torres, productor ganadero en la región del Tolima, explica que el costo del proceso no superan los 2 millones de pesos*. Además hay otras herramientas como los aretes y collares para el ganado que funcionan de manera similar a los relojes de los teléfonos inteligentes y se usan para medir los movimientos de los animales. Con estos dispositivos se registra a dónde van, qué hacen y cuál de ellos está en riesgo de padecer alguna enfermedad. Toda esa data sirve para actuar oportunamente y saber el tiempo ideal para la ordeña o el sacrificio.
Otra de las necesidades del sector ganadero es la intervención de los veterinarios para mejorar la producción y sobre todo para que se cuiden los aspectos reproductivos de los animales.
“Si no se consulta a un veterinario para evaluar estos temas, se va a ciegas y el resultado es que la calidad del ganado colombiano no evolucione”, explica Edmond Gutiérrez, ingeniero agrónomo especialista en nutrición animal sostenible y miembro de la junta directiva de la Asociación Angus & Brangus de Colombia.
En este punto, el tema de costos no es un limitante, pues a un veterinario le pueden pagar 300 mil pesos* por palpar 300 vacas y 80 mil pesos* por analizar una muestra de semen en la que se define la cantidad de espermatozoides, sin embargo, no es común en la ganadería colombiana porque “en la mayoría de los casos entre los productores pequeños y medianos no se asesoran y suponen que esto es algo muy costoso, cuando no es así”, argumenta Edmond Gutiérrez.
Específicamente en el análisis al semen de los toros está la solución de la inseminación artificial, pero por desconocimiento, esta técnica la utilizan sólo el 20% de los productores en Colombia, según Lenin Sánchez, autor del libro “Inseminación artificial y liderazgo rural en el agronegocio bovino”. Por ejemplo, una pajilla con semen de toro cuesta 100 mil pesos*, pero también las hay desde 20 mil pesos*.
Otro de los beneficios de la tecnificación está en conseguir que se mantenga un ganado más homogéneo, Óscar Torres, explica que frecuentemente no se sabe de dónde provienen los animales y ello genera diferencias.
“Con controles natalicios y el apoyo de la tecnología, la calidad va a mejorar sustancialmente”, expone, al tiempo que señala que esto mejorará las posibilidades de exportación al asegurar una calidad homogénea.
Sobre el control natalicio, Torres indicó que, en Colombia, de cada 100 vacas salen 50 crías, “pero si se tecnifica el tema, podríamos llegar a sacar hasta 80 buenas crías de esas 100 vacas, lo que nos daría un mayor volumen de producción y seríamos más competitivos a nivel internacional”, explica.
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¿Colombia produce suficiente carne?
La natalidad bovina es una de las principales preocupaciones del gremio, ¿qué tan eficiente es el país produciendo terneros, cuánta carne satisface el consumo per cápita nacional y cómo se pueden suplir las necesidades de los nuevos mercados?
La natalidad bovina se refiere al porcentaje de vacas aptas para parir terneros durante un año. En el país la natalidad bovina es de más de 13 millones de vientres de los que nacen 6.5 millones de terneros, lo que representa un porcentaje de natalidad de 50%, 10% menos que un país potencia en el mundo en la ganadería como Argentina, según Edmon Gutiérrez.
De acuerdo con cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2023, la población colombiana tuvo un consumo per cápita de 17.7 kilogramos de carne de res, es decir más de 892 mil toneladas de carne.
“Colombia puede abastecer el consumo interno de carne y exportar, pero debemos tecnificar la ganadería para aumentar la natalidad e incrementar la producción de terneros, ganado gordo, carne, despojos y leche”, complementa Gutiérrez.
De acuerdo con cifras de Fedegan, de enero a diciembre de 2023, las exportaciones de carne colombiana fueron de 95 millones de dólares, lo que significó un caída de 42% con relación al mismo periodo del 2022, y aún más lejos de las ventas conseguidas en 2021, que ascendieron a 251 millones de dólares. La clave para retomar el camino está en mejorar la calidad.
Una vez que se mejoren las prácticas y se asegure una calidad homogénea de exportación, se debería pensar en consolidar la apertura de mercados en Estados Unidos, Asia y Oriente Medio.
“En los próximos 10 años puede crecer a 60 millones de dólares nuestro negocio. Incluso, con otra meta de reducir el número de hectáreas utilizadas para esa actividad. Hemos venido incentivando la ganadería sostenible que, por su menor impacto al medio ambiente, es más rentable y productiva por los retornos de inversión”, afirmó recientemente Lafaurie a Goula.
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¿Por qué la ganadería sostenible es clave para crecer producción y exportaciones?
Manuel Gómez, director del área de Ganadería Sostenible de Fedegán, explicó que esta práctica busca fomentar la adopción de medidas de protección de las fuentes de agua y la conservación de los bosques ribereños. Hace énfasis en que la conservación, el mantenimiento y la restauración de los ecosistemas como claves para el desarrollo de la industria.
“La implementación óptima de estas prácticas no solo elevará los estándares de sostenibilidad entre los productores, también aumentará la competitividad del sector a nivel nacional e internacional”, expone Gómez.
William Orlando Gutiérrez, ganadero de la sabana bogotana, explica los beneficios respecto a la rentabilidad con el modelo de la ganadería sostenible.
“Mejoró 40% la rentabilidad, antes teníamos 400 novillos y ahora tenemos 800. El proceso de engorde de los ganados era de 12 meses ahora es de cuatro. Antes teníamos ganancias en el peso de 600 gramos diarios y ahora con este modelo de ganadería sostenible hemos llegado hasta 900 y 1000 gramos con sólo pastoreos naturales”.
Fedegan busca que los productores se sumen a estas buenas prácticas y ha entregado incentivos a los productores para que inviertan en sostenibilidad, además les ofrece asistencia técnica para implementar estas prácticas.
*Todas las cantidades en pesos en este texto se refieren a pesos colombianos.
