Sacha inchi es también conocida como maní de monte. Es un fruto que crece en la zona amazónica de Brasil y en la región Andina de Perú de manera silvestre. Desde los años 90 se siembra en Colombia, en Putumayo. Se comercializa desde hace apenas cinco años en el país y hace dos se exporta. Hoy es la punta de lanza que impulsa otras industrias como la del aceite, la proteína en polvo y la de los snacks.
“Nos demoramos más de la cuenta en entender el potencial de este fruto. El sacha es una supersemilla, fácil de producir, por ello es una fuente de ingresos para muchas comunidades campesinas en Colombia, que han encontrado una alternativa a la siembra de coca. Además, el fruto cuenta con varias líneas de negocio para los productores, por lo que se debe entender todo el potencial que tiene”, explica la agrónoma Ana María Romero, quien trabaja en proyectos de sacha con la Universidad Nacional de Colombia.
Su forma es similar a la de una estrella y en su interior tiene granos parecidos a los del maní o las nueces. De aquí sale la materia prima que actualmente es comercializada en el exterior en tres presentaciones: transformada en aceite, como harina y en granos tostados.
Según Carlos Andrés Palacio, director agrícola en Sacha Colombia, “por su alto contenido de omega 3, es un producto saludable para el cuerpo humano y es tendencia en el mundo, por lo que su potencial es amplio”.
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El origen del sacha inchi en Colombia: un sacerdote
Las primeras cosechas de sacha inchi en Colombia se dieron en la década de los 90 gracias a Alcides Jiménez Chicagana, sacerdote que dedicó su vida al progreso del departamento del Putumayo, trajo las semillas desde Perú y las regaló a los campesinos de la región. La agrónoma Romero cuenta que “le entregó 10 semillas a algunos líderes, quienes comenzaron a sembrar extensiones y a buscar comercio con este fruto”.
Según ProColombia, en 2017, se le dio mayor relevancia a este fruto y en 2021, comenzaron las primeras exportaciones de los productos con esta semilla. Hoy es cultivado por más de mil 300 agricultores en 22 departamentos del territorio colombiano, entre los que se encuentran: Arauca, Antioquia, Caquetá, Córdoba, el Eje Cafetero, Huila y Tolima.
SumaSach’a fue la primera compañía colombiana en liderar la exportación de productos a base de sacha inchi a Estados Unidos y Perú, en 2021. De enero a diciembre de ese año, el grupo tuvo ventas internacionales por 50 mil dólares de su producto de aceite vegetal, que comercializan a través de Amazon y Ancestral Organics en Estados Unidos. Además, recibió ingresos por 360 mil dólares por sacha en grano, exportando hacía el país inca, su producto más fuerte.
Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), durante el primer semestre de 2022, las exportaciones de aceites y grasas sumaron 270.3 millones de dólares, 76.8% más que lo registrado en el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, el aceite de sacha todavía representa menos de un 2% del total de los ingresos al país por este rubro.
Los principales países a los que salieron estos productos desde Colombia fueron Ecuador, México, República Dominicana, Brasil, Italia y España. SumaSach’a es la única empresa en Colombia que hasta el momento exporta este producto.
2022 no ha sido un año de crecimiento por dos razones principales. “Primero, el invierno que se ha prolongado a lo largo del año, lo que hizo que se disminuyera la producción y por ende las exportaciones. Segundo, el precio del café ha estado alto este año, por lo que muchos cultivadores prefirieron sembrar café y no sacha”, asegura Carlos Palacios.
“Este año se espera cerrar exportaciones por un valor cercano a los 60 mil dólares, es decir 350 mil dólares menos que en 2021. En lo que sí tuvimos un crecimiento cercano al 400% fue en el mercado local”, dice Palacios. Y esto es principalmente porque lograron vender productos de sacha en almacenes de cadena nacional.
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Así se obtiene y procesa el sacha inchi
Alrededor de ocho meses se demora en dar frutos la planta de sacha, una enredadera similar al maracuyá. La flor se seca y dentro de la flor quedan las semillas, estas son las que se siembran para luego cosechar el fruto.
1. El aceite
El proceso principal que se está teniendo es el de extracción, que consiste básicamente en utilizar una prensa para triturar la semilla y sacar el aceite.
“Se va separando el residuo líquido por un lado y por otro queda el sólido, el cual más adelante tendrá otro uso. Este aceite que se obtiene es alto en Omega 3, Omega 6, Omega 9, antioxidantes, proteína de alta digestibilidad, es libre de gluten y sus componentes activos cumplen una función anticoagulante”, explica Ana María Romero.
Los principales usos del aceite de sacha son el consumo directo o también como aderezo para ensaladas y preparaciones.
“Este producto está envasado en botellas de 250 mililitros. En una caja caben 10 botellas, las cuales se venden al consumidor cada una en 92 mil pesos* o 20 dólares en el exterior”, comenta Carlos Andrés Palacio.
2. Harina rica en proteína
Romero explica otro proceso para producir harina rica en proteína. “Luego de la extracción, cuando se ha sacado el aceite, queda un residuo que es llamado la torta. Esta se seca y queda una harina que todavía tiene un alto contenido de grasa y de proteínas. De esta harina se pueden hacer productos de repostería como tortas, galletas o cupcakes.
Esa harina se puede vender como proteína que sirve como suplemento alimenticio o como emulsificante en cárnicos, para producir chorizos y embutidos.
SumaSach’a produce una proteína de sacha libre de gluten. Carlos Palacio asegura que la tendencia saludable es mundial y este tipo de productos cumple con esas necesidades, como la de poner atención a los beneficios de lo que consumen.
“Esta harina contiene más del 55% de proteína, una digestibilidad del 96% al 98%, buena capacidad de retención de agua y excelente calidad microbiológica. Es ideal para los consumidores vegetarianos y veganos. Se puede consumir como suplemento alimenticio, en forma de batidos pre y post entreno”, asegura Palacio.
Una bolsa de 250 miligramos de harina de sacha, llamada comercialmente como Pan Sacha, tiene un valor comercial de 32 mil 200 pesos*.
El batido de sacha, producido por SumaSach’a, es en polvo y los consumidores lo podrán mezclar en leche o en agua. Por ahora, el único sabor que se produce es de vainilla-banano y su valor comercial es de 40 mil pesos* por un tarro de 300 gramos.
3.Las semillas que se convierten en snacks
La agrónoma Romero explica otro proceso para hacer los snacks. “Este proceso es básicamente el de recoger el fruto, extraer su semilla y secarla para luego tostarla y vender la nuez así como se hace con el maní u otro tipo de frutos secos”.
“Las nueces de sacha inchi son seleccionadas y preparadas bajo estándares de preservación de nutrientes, óptimas para un consumo regular”, explica Palacio.
Esta nuez también se puede recubrir con chocolate o panela, mezclarla con sal marina, chile picante, limón u otro sabor a elección y venderla en paquetes o envases.
“Un tarro de 70 gramos de este tipo de nueces es vendido por 10 mil pesos* en promedio”, complementa el ingeniero Palacio.
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Por su rentabilidad, sacha inchi es una gran alternativa
Sacha inchi es una semilla multifacética y no requiere de una inversión muy elevada, por ello es una alternativa principalmente para los campesinos de regiones alejadas a las grandes ciudades, en las que tradicionalmente se sembraba coca.
Según análisis financiero de la cadena productiva de sacha inchi, hecho por la Universidad de Santander, el costo de producción estimado para el año de fundación del cultivo es de 14 millones de pesos* por hectárea y para el segundo año en 6 millones de pesos*.
A partir del segundo año, la producción comienza a incrementarse y los costos de mantenimiento son menores a los del primer año, evidenciándose utilidades para los agricultores de 7.5 millones de pesos* por hectárea, es decir 53% de rentabilidad estática.
“Estos indicadores significan el inicio de un período de ingresos económicos positivos para los actores de la cadena productiva de sacha inchi”, concluye el análisis.
“El sacha inchi tiene un gran potencial de crecimiento, sin embargo, la clave está en la organización. Hay muchos cultivadores informales que en los últimos meses dejaron de sembrar sacha porque pensaban que esto sería un negocio más rentable que la coca y no es así. Lo que sí se puede confirmar es que el número de cultivos organizados ha crecido y esto ayudará a que la calidad del producto sea mejor y se pueda seguir creciendo en el mercado local e internacional”, concluye Palacio.
*Todas las cantidades en pesos en este texto se refieren a pesos colombianos.