El primero de julio del 2020 entró en vigor el nuevo tratado comercial con nuestros vecinos del norte. Es tiempo de corte de caja para el T-MEC y los analistas advierten que las recientes decisiones del gobierno mexicano sobre el glifosato y el maíz transgénico complican la relación trilateral, pues corresponden a un tema ideológico. Sobre todo, amenazan oportunidades para el sector agropecuario mexicano de exportación.
En el webinar “Evaluación del T-MEC a 3 años de sus inicios”, organizado por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) se presentó un balance al respecto. Juan Carlos Anaya, director del grupo señaló: “Desde el primero de enero de 1994, que empezó a operar, el TLCAN le ha dado a México un papel preponderante en el comercio mundial de alimentos”.
En ese año, nuestro país apenas recababa 4 mil millones de dólares de exportaciones agroalimentarias. Las críticas a la apertura comercial eran durísimas. “Se decía que nuestro sector agropecuario iba a salir perdiendo, que era una moneda de cambio. Hoy vemos que nuestras exportaciones, de 1994 a 2022, crecieron 1,140%. Eso nadie lo veía venir”, recuerda Juan Carlos Anaya.
Las exportaciones de agroalimentarias mexicanas en 2022 rozaron los 50 mil millones de dólares. La industria agroalimentaria es hoy el tercer sector exportador de México, sólo detrás de las manufacturas y el sector automotriz. Y de acuerdo con las estimaciones de GCMA este año se romperá la barrera de los 50 mil millones de dólares. “Estamos viendo que, al ritmo que llevamos, llegaremos a los 52 mil o 53 mil millones de dólares”, confirma Anaya.
México es en la actualidad el décimo productor mundial agroalimentario y el noveno exportador en este rubro. “Nuestros productos llegan a más de 150 países, pero la gran concentración está en el mercado de América del Norte”, delimita Fernando Cruz Morales, socio del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
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Los agroalimentos: “Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”
Los analistas del GCMA coinciden que mirar a otras regiones del mundo para llevar nuestros alimentos es importante, pero que la relación con nuestros vecinos del norte debe ser una prioridad.
México es el mayor proveedor de frutas y hortalizas para el mercado estadounidense: 6 de cada 10 frutas que se consumen en ese país son mexicanas; 8 de cada 10 hortalizas que se consumen en Estados Unidos son cosechadas en tierras mexicanas. “Somos los campeones para enviarles alimentos frescos”, resalta Fernando Cruz.
Países como Perú, Colombia y Brasil quisieran tener la cercanía geográfica que tiene México con Estados Unidos y Canadá. Y de hecho, están a la expectativa para aprovechar la menor oportunidad para hacer llegar sus productos al norte del continente. Sobre todo, al gran mercado que significa Estados Unidos.
Incluso el nearshoring —la estrategia de negocios que permite a las compañías acercar los centros de producción a sus mercados de consumo— trae grandes oportunidades para México. En este sentido, el bloque económico del T-MEC cobra fuerza ante la relación comercial más fuerte del mundo: Estados Unidos-China.
“México tiene que aprovechar ese conflicto ideológico, y sobre todo político, que existe entre Estados Unidos y China. Es una oportunidad que no debemos dejar pasar”, expone Juan Carlos Anaya. Fernando Cruz coincide: “No sólo es por proximidad geográfica, también es por proximidad política: tiene que ver mucho con quién creo que es mi amigo, quién es el que no me va a fallar, más que por el a quién tengo más cerca”.
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T-MEC: 4 desafíos de una buena relación agroalimentaria
De acuerdo con datos del GCMA, de enero a abril de este año, los grandes protagonistas alimentarios mexicanos en el mundo son la cerveza en primer lugar, con ventas por 1,813 millones de dólares; las berries con 1,643 millones de dólares en segundo; el tequila en tercer sitio gracias a sus 1,381 millones de dólares; el tomate con 1,161y en quinto lugar el aguacate con un valor de 1,127 millones de dólares.
Aunque la curva de crecimiento en nuestras exportaciones agroalimentarias sube cada año, los expertos del GCMA mencionan algunos de los desafíos que deben tenerse muy en cuenta en nuestra relación con Estados Unidos y Canadá.
Cuando la ideología sustituye a la ciencia. En el caso del maíz, tendremos que enfrentar un panel de resolución de controversias por el decreto del presidente Andrés Manuel López Obrador que limita la importación de maíz transgénico. “Nuestro gobierno, usando ideología y no ciencia, nos metió en un brete”, señala Fernando Cruz Morales. El decreto será en los próximos meses uno de los temas más álgidos entre los representantes de comercio de los tres países.
“También pasa en el caso de la soya genéticamente modificada. Tenemos que demostrar científicamente que hay daños a la salud por consumir estos alimentos, pero no los hay”, sentencia el director del GCMA.
El debilitamiento de las instituciones pro agropecuarias. Los expertos de GCMA señalan como temas preocupantes la desaparición de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero (más conocida como Financiera Rural) y un posible decaimiento en el accionar del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica). “¿Qué va a pasar con los pequeños productores que pedían préstamos a Financiera Rural?”, se cuestiona Anaya. En cuanto a Senasica afirma: “La política de seguridad en sanidad e inocuidad es un tema que ahora preocupa porque han debilitado mucho a esta institución”.
La difícil sostenibilidad agroalimentaria. El tema de cuidar el medio ambiente es importante dentro del T-MEC. “La producción pecuaria es una de las grandes preocupaciones no sólo para los tres países sino para el mundo: el agua que se utiliza para producir carne, la generación de CO2… Lo mismo ocurre con la producción de aguacate”, comenta Fernando Cruz Morales. Los productores agropecuarios mexicanos deberán modificar y mejorar sus sistemas de producción para hacerlos más amigables con el planeta.
El déficit de trabajadores en el campo. “Lo que estamos viendo es que falta mano de obra, tanto en Estados Unidos como en México. En Estados Unidos se habla de que hacen falta más de 10 millones de trabajadores”, apunta Anaya. Para el director del GCMA los tres gobiernos involucrados en el T-MEC y los países de Centroamérica podrían plantearse la posibilidad de permitir una migración de personas capacitadas para trabajar en campos de toda Norteamérica.
El análisis del GCMA concluye que el T-MEC es un acuerdo en el que las tres partes ganan porque son países que se necesitan. Nosotros le llevamos frutas y hortalizas; ellos nos mandan granos, oleaginosas. Somos complementarios en el caso de carne de cerdo, res y pollo. “Los norteamericanos debemos alimentar a los norteamericanos”, concluye Juan Carlos Anaya.