Los impactos del cambio climático han convertido la época de sequía en una amenaza al campo nacional. En particular, el fenómeno meteorológico “La Niña” ha provocado, desde 2021, que las lluvias de primavera y verano se presenten por debajo de lo normal en todo el continente. El fenómeno surge de las fluctuaciones de temperatura en el océano Pacífico, y se caracteriza por ser la fase “fría“ de su contraparte, “El Niño”.
“El pronóstico es que esta sequía va a prevalecer, e incluso, esta vez la empezamos a ver desde los primeros meses de este año”, comenta Luis Fernando Haro, director general del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
Haro explica que poco más de 46% del territorio nacional presenta ya algún tipo de sequía, desde moderada hasta severa. Esto impacta en los mercados, pues al generarse expectativas por menores volúmenes de producción agrícola, se motivan alzas en los precios de los alimentos.
El año pasado, el Banco de México dijo que la afectación para el sector agrícola, la industria manufacturera y el suministro de agua se reflejan en la pérdida del 0.56% del producto interno bruto (PIB) o su equivalente que es de 102 mil millones de pesos anuales.
Una de las esperanzas para disminuir los impactos de la sequía este año, es la temporada de huracanes, que traiga buenas lluvias para los campos de temporal mexicanos, pero esto no sucederá hasta dentro de unos meses, y siempre es incierto.
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Existen otras opciones para mitigar los efectos de la sequía, algunas relacionadas meramente con mejores prácticas básicas en el campo y otras que implican tecnología y recursos económicos importantes.
1) Mantenerse informados.Para el director general del CNA es importante que los agricultores se mantengan al tanto de la información meteorológica. Parecería algo obvio, pero Luis Fernando Haro afirma que normalmente los pequeños productores no cuentan con la información suficiente para prever, por ejemplo, que las lluvias se van a presentar más tarde de lo que ellos están acostumbrados.
“Eso les ayuda a saber cuándo sembrar en función de los pronósticos de precipitaciones. O incluso adelantar qué se puede hacer para tener una disponibilidad de agua para riego y no estar nada más volteando al cielo a ver qué va a pasar”, comenta.
Seguir los reportes del Servicio Meteorológico Nacional se vuelve vital en esta época.
2) Cubrir la tierra con rastrojo. En Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca, se llevan a cabo investigaciones donde colaboran el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Ahí han comprobado que la alternativa de cubrir el suelo con residuos de maíz o frijol (rastrojo) del ciclo anterior, permite aprovechar al máximo las lluvias o riego disponibles al conservar la humedad del suelo por más tiempo.
Aunque la investigación se centra en estos dos alimentos, consideran que también puede ser efectiva para el sembrado de trigo y diversas leguminosas. En sus mediciones han logrado determinar que mientras una producción convencional de maíz puede alcanzar 0.68 toneladas por hectárea, la aplicación de rastrojo en el suelo puede alcanzar una cosecha de 2.3 toneladas por hectárea.
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3) Nubes bombardeadas. Desde 2001, el gobierno federal implementa en la temporada de sequía su programa de estimulación de lluvias con moléculas de yoduro de plata. Aviones de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) se encargan de liberar dicha sustancia en las nubes para precipitar la lluvia y de esta manera ayudar a que las presas y las cuencas reciban el líquido. De acuerdo con el gobierno mexicano, estos vuelos han arrojado resultados positivos en Chihuahua, Sinaloa, Sonora, Coahuila, Durango y Zacatecas con un “exceso de lluvia” de 45%.
Incluso el CNA, que ha mantenido un constante llamado al gobierno federal para basar sus decisiones más en la ciencia que en la ideología, admite que el uso de moléculas de yoduro de plata es una opción más para combatir la sequía.
“En algunas ocasiones ha venido funcionando para estimular de manera artificial el provocar lluvias”, concede Luis Fernando Haro.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural anunció que, a través de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza) y de la Defensa Nacional (Sedena), ya se prepara el programa de Estimulación de Lluvias en el Sistema Cutzamala. El objetivo de mitigar los efectos de la sequía en el Valle de México e impactar el flujo de las presas Cutzamala, Valle de Bravo y El Bosque.
El proyecto se aplicará del 28 de marzo al 7 de mayo, ya se instalaron los equipos y ubicaron los reactivos con los que se trabajará en el polígono que comprende Estado de México y parte de Michoacán, con una cobertura de 438 mil 809 hectáreas.
4) Seguro catastrófico para pequeños y medianos productores. Luis Fernando Haro también pone sobre la mesa otras acciones que considera deberían ser prioritarias, como la restitución del programa de seguro catastrófico para pequeños productores y ganaderos, una red salvavidas para temporadas de sequía, que la administración del presidente López Obrador desapareció.
5) Mantenimiento. “También es muy importante que el gobierno federal apruebe mayores recursos para el mejoramiento de la infraestructura hidroagrícola”, agrega Haro. Tanto las presas de almacenamiento para riego como de toda la infraestructura para su distribución, asegura el director general de la CNA, requieren de mantenimiento y modernización.
6) Polvo granulado que absorbe la humedad. En México existe investigación, desarrollo e ingenio para que los campos agrícolas aprovechen al máximo el agua. El ingeniero Leonardo Rico, director general de Lluvia Sólida, nos explica que cuando se riega una planta o un árbol, sólo el 20% del agua es absorbida por la raíz. El 80% restante en realidad se pierde por infiltración o por evaporación. “El desperdicio de agua, sobre todo en el sector agrícola, es enorme. No se aprovecha bien ni el agua de riego ni el agua de lluvia”, señala.
Lluvia Sólida es una empresa que comercializa un polvo granulado (similar a los granos de azúcar) que al entrar en contacto con el agua se expande hasta 400 veces su peso en agua. “Partimos de un principio muy sencillo: los pañales desechables que utilizan polímeros para retener los líquidos. Sólo tuvimos que encontrar la forma de que fuera seguro para utilizarse como sistema de riego en las plantas”, comparte Rico.
Su solución es un polímero hecho con base en potasio, biodegradable y no tóxico. Es necesario escarbar un poco para colocar Lluvia Sólida cerca de la raíz y cubrir nuevamente con tierra. El agua que se le provea a la planta se guardará en el polvo granulado expandido. “Queda como una gelatina transparente de la que la planta tomará sólo el agua que necesite para crecer saludable”, asegura el ingeniero Rico.
La vida útil del producto para retener la humedad es de hasta 8 años. Lluvia Sólida ofrece una reducción de hasta 50% de la huella hídrica de los cultivos y puede utilizarse en cualquier producto agrícola. El líder de esta empresa sostiene que productores de aguacate han alcanzado un retorno de inversión (ROI) de hasta 61 veces tras cuatro años de haber aplicado su granulado. En el caso de hortalizas, los agricultores han alcanzado un ROI de 11 veces en un sólo año.
Pese a los beneficios, la adopción del producto entre los productores de temporal del campo mexicano no ha sido el esperado. La barrera económica ha sido tema, pero la traba principal es que las personas temen aceptar algo nuevo. “No quieren cambiar sus prácticas porque así les enseñaron sus abuelos. Cambiar mentalidades es un proceso difícil, lento y a veces un poco frustrante”, confiesa. Por lo pronto, los esfuerzos de la empresa se han enfocado en grandes productores que están abiertos a la innovación, como el sector aguacatero y de las berries.
Aunque el ingeniero Rico no deja de mirar a los sembradíos de temporal: “La idea es que en el futuro podamos otorgarles financiamiento: nosotros proporcionaremos nuestra solución y que los productores nos vayan pagando poco a poco, con los excedentes de producción que tengan gracias a Lluvia Sólida”.
Ante un calentamiento global que no da tregua, hay que echar mano de todos los recursos. Ya sea “bombardear” nubes, reparar tuberías o aprovechar la ingeniería mexicana.
*Este texto fue originalmente publicado el 28 de marzo de 2023
