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Los 10 Errores Más Comunes Al Contratar A Un Gerente Restaurantero

OPINIÓN

Los 10 errores más comunes al contratar a un gerente restaurantero

Por:

Cynthia López-Bayghen

Desde el 2000 es socia fundadora de Grupo Consultor Restaurantero. Tiene 30 años de experiencia en la industria de la hospitalidad en áreas operativas, administrativas y dirección. Ha capacitado a más de 10 mil personas y trabajado en más de 600 proyectos y consultorías para restaurantes. También ofrece consultoría para hoteles, gimnasios, clubes deportivos y empresas de servicio. Tiene certificaciones internacionales en coaching ejecutivo, de equipos y programación neurolingüística. Se ha desempeñado como estratega, conferencista, catedrática universitaria, speaker y columnista. Cursó posgrados en finanzas y consultoría de negocios y tiene una maestría en mercadotecnia.




¿Por qué es tan complicado tener un extraordinario gerente para nuestro restaurante? se pregunta nuestra columnista Cynthia López-Bayghen, quien ha visto cientos de veces a los restauranteros elegirlo mal.

Como lo comenté en mi artículo anterior, llevar la gerencia de un restaurante a un nivel óptimo, es crítico. No debes escatimar en ello, y mucho menos restarle importancia a esta posición jerárquica y estratégica. Con este consejo, me atrevo a persuadirte de lo siguiente:

No le confíes tu gerencia a una persona que no esté debidamente capacitada y con el perfil idóneo. Es decir, debe de ser capaz de obtener sin mayores contratiempos las metas previamente pactadas.

Quiero comentar contigo algunos de los errores más comunes y créeme: con este tipo de cosas me he topado cientos de veces a lo largo de mis 21 años como consultora.

  1. Poner un “encargado”, en vez de un gerente. Se tiene la falsa creencia de que el nombre del puesto es para cobrar más, pero no es así. Si un gerente quiere cobrar mucho es tu oportunidad para alinear sus bonos a resultados. Un profesional capaz que cobra muy bien por llevar una gerencia saldrá mucho más barato, que una persona con poco sueldo y bajos resultados.
  2. Ascender a un colaborador de un día a otro. Aunque ya tenga puesto de capitán, al menos se debe verificar que cumpla en un 85% con el perfil del puesto sin haberlo capacitado. La honestidad y las “ganas” no son suficientes ingredientes para conseguir los buenos resultados que la empresa requiere.
  3. Pagar poco dinero. Dado el nivel de responsabilidades que debes delegarle y el nivel de resultados que tiene que generar, un gerente barato puede salirte mucho más caro.
  4. Creer que el gerente será todólogo. Que abra el restaurante, que cierre, que sea cajero, que atienda mesas… Si lo tienes saturado y excedido en sus funciones no tendrá la cabeza ni la visión de un supervisor. Tampoco se dará el tiempo para hacer ajustes, evitar desviaciones y generar los resultados que la posición demanda. En este caso estarás contratando a un operador de máquinas muy caro.
  5. Ser ambiguo en la estructura y claridad de sus funciones y responsabilidades. Las persona que ocupan una posición a medias sufren mucho. Si se estructura correctamente la gerencia y tiene la autoridad necesaria para tomar decisiones no trabajará bajo una dinámica viciada ni a conveniencia personal. Recuerda que su límite son sus resultados, mientras él los cumpla no hay razón para desconfiar. Eso sí, debe respetar políticas, procedimientos, reglamentos, acuerdos, procesos y la filosofía de la empresa.
  6. No te confíes al 100%. Un gerente, por muy bueno que sea, necesita supervisión y exigencia a resultados. Necesita retroalimentación y dirección. Lo viví en carne propia. Se siente muy bien ese tipo de presión sana, en donde entendemos claramente que todo lo que hagas en el día a día debe de estar orientado a objetivos clave. Dejar solo al gerente no es una buena estrategia: hay que acompañarlo. Una cosa es confiar en él a ciegas y la otra es tener confianza en que con tu apoyo, medición constante y dirección tiene posibilidades de generar buenos resultados.
  7. Contratar a un gerente sin experiencia. Si lo haces, invierte tiempo y dinero en darle capacitación, formación y conocimientos antes de darle la responsabilidad del puesto. Al menos, la mínima necesaria para comenzar a ejercer sus funciones. Búscale un mentor o coach para que lo vaya desarrollando y guiando.
  8. Dejar tu restaurante sin gerente por un largo periodo. El hecho de que no haya un líder responsable, genera muchos conflictos de interés y se presta a que todos los empleados quieran informar lo que les conviene.
  9. No pedir resultados mensuales. Se deben fijar metas de operación, de ventas, de rotación de personal y nivel de satisfacción de clientes, entre otros, con métricas muy claras. Hay que cumplir con las revisiones y reconocer los avances, pero también implementar estrategias de mejora.
  10. Creer que contratar a un gerente ya lo resuelve todo. Puede que tengas la fortuna de encontrarte a alguien que sepa estructurar, que tenga conocimientos administrativos y financieros y que domine las mejores prácticas de la industria. Pero he visto que esto es atípico.

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