“La basura de unos es el tesoro de otros”. Esa frase es la que ayuda a comprender mejor el concepto de “economía circular”. Es decir, el modelo de producción y consumo en el que se aprovechan los recursos al máximo. De hecho ya hay empresas que usan residuos para fabricar nuevos productos o incluso para hacer nuevos alimentos.
“Las ideas de negocio basadas en residuos están alineadas, en su mayoría, a metodologías y corrientes de pensamiento de economía circular”, explica Eduardo Aguiñaga, director de Programas Full-Time de la EGADE Business School.
En México ya existen ejemplos de este tipo de emprendimientos. Está el caso de BioSolutions, empresa ubicada en Monterrey, Nuevo León, que desarrolló y patentó una tecnología para producir compuestos bioplásticos con base en bagazo de agave, un desecho de la industria tequilera. Su tecnología transforma ese material en bolsas plásticas y envases soplados, entre otros productos.
BioFase es otra muestra. La compañía vio una oportunidad en la creación de biopolímeros hechos a partir de la semilla de aguacate. Las cucharas, contenedores, platos y popotes hechos con este material no sólo aprovechan un residuo que al que casi nadie le otorgaba valor, también reducen su huella de carbono considerablemente en comparación con los desechables convencionales.
¿Son soluciones perfectas? No. “Les falta para llegar a ser 100% circulares”, comenta Aguiñaga, “pero son un muy buen inicio. Son buenas iniciativas de cómo transformar un residuo cuantioso en algo de valor”.
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Carvajal Empaques, el arte (y la suerte) de aprovechar el bagazo de caña
Este negocio familiar nació en Cali, Colombia, hace más de 100 años. Primero pusieron una imprenta, después diversificaron sus actividades hacía otros sectores, como el sector inmobiliario, vendieron artículos escolares, montaron un molino de papel (que será protagonista en esta historia) y, también fabrican empaques y envases para el sector alimenticio.
Carvajal Empaques trabajó durante muchos años con resinas plásticas, pero hace cuatro años la historia cambió: “Entramos en una coyuntura en la que los consumidores y las nuevas legislaciones nos exigieron buscar alternativas al plástico. Entonces, volteamos a ver el molino de papel de nuestra empresa hermana”, comenta Luz Andreu, directora de Mercadeo y Sostenibilidad Región Norte de Carvajal Empaques.
El molino está ubicado en el Valle del Cauca, una de las regiones productoras de azúcar más grandes del mundo. Desde hace más de una década se usaba para la producción de papel hecho con bagazo de caña para uso en oficinas.
El viraje fue relativamente sencillo. “Entramos a un proceso de transformación en el que decidimos crear nuestra línea de envases y empaques de cartón hechos con bagazo de caña”, complementa la directiva. El resultado fue el portafolio de productos con tecnología Cañatek, una solución que consideran única en el mundo por las ventajas que les confiere tener su propio molino y toneladas de bagazo de caña a la mano.
La empresa ha llevado sus productos Cañatek a la mayoría de los países y regiones en los que opera: Estados Unidos, Centroamérica, El Caribe, Colombia, Perú, Ecuador, Chile y México. En nuestro país es proveedor de los vasos hechos con bagazo de caña que se ofrecen en las tiendas Oxxo.
De hecho, México es un punto importante para la multinacional colombiana. Entre 2020 y 2021, Carvajal Empaques invirtió 10 millones de dólares en esta evolución hacia el cartón de bagazo de caña en nuestro territorio. Para 2026 esperan sumar 50 millones de dólares invertidos en México.
“Necesitamos crecer para todos los clientes que ya atendemos en Estados Unidos, que es un mercado gigantesco. Hay excelentes relaciones entre México y Estados Unidos que facilitan el comercio de todos estos productos”, explica Luz Andreu.
La directora de Mercadeo y Sostenibilidad Región Norte de Carvajal Empaques estima que sus soluciones Cañatek representan apenas el 10% de sus ventas. Pero el futuro es promisorio y hay que apostar por él. “Cañatek está en la fase de crecimiento y de adaptación del mercado, pero sabemos que el mercado requiere esa inversión y estamos seguros de que seguiremos teniendo la preferencia del consumidor con esta transformación”, afirma.
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Desechos de alimentos para crear… más alimentos
En otros lugares del mundo existen emprendimientos que han llevado el aprovechamiento de desechos agroindustriales al siguiente nivel. Toast es una empresa británica que utiliza los excedentes de pan de las panaderías tradicionales y de los fabricantes de pan de caja para hacer cerveza. Recuperan el pan, lo tuestan, trocean y luego lo mezclan con agua caliente para que se fermente con el resto de los ingredientes de la cerveza (lúpulo y cebada, principalmente).
En Estados Unidos está el caso de Pulp Pantry, unas chips hechas con los bagazos de los jugos de frutas y verduras. La compañía afirma que en la pulpa desechada se queda el 95% de la fibra de los frutos. Ellos retoman los bagazos ricos en este nutriente para convertirlos en tentempiés saludables.
Otro ejemplo estadounidense es Regrained, empresa que aprovecha los granos sobrantes de la fermentación de la cerveza, ricos en fibra y proteína, para transformarlos en una harina nutritiva con la que crean barras de cereal, snacks inflados y pastas.
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Negocios viables, rentables, competitivos y responsables
Para Eduardo Aguiñaga, quien centra su investigación en temas de sustentabilidad e innovación, estas ideas de negocio son el siguiente escalón dentro de uno de los principios de la economía circular: mantener el producto o sus componentes en su mayor valor posible en todo momento.
“La industria cervecera siempre ha pensado qué hacer con el bagazo. Normalmente se le da de comer al ganado. Pero si se puede utilizar para alimentar a la gente, ese es otro nivel dentro de la economía circular”, señala el directivo de EGADE Business School.
Todos estos emprendimientos no son sólo buenas ideas con grandes intenciones, son ejemplos de que hay formas alternativas de hacer negocios viables, rentables y competitivos, pero al mismo tiempo responsables con el medioambiente.
“Aún estamos muy engranados en el proceso de economía lineal, pero hay muchos emprendedores que están pensando fuera de la caja con nuevas tecnologías y nuevos modelos de negocio que pueden transformar el mercado”, remata Eduardo Aguiñaga.