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Alimentos Fortificados

TENDENCIA

Los mexicanos quieren alimentos fortificados, aunque con etiquetado se pretendía lo contrario

Con NOM-051, se buscó desalentar el consumo de alimentos procesados por completo; ¿qué ha pasado con la propuesta sobre fortificación?

Alimentos como cereales en caja, pan industrial, galletas o leche y sus derivados son procesados que tienen un común denominador: la fortificación. A esos productos se les añaden micronutrientes cuya principal finalidad es atacar deficiencias nutrimentales de la población. Son fáciles de identificar porque se publicitan como productos “adicionados con vitaminas y minerales”.

El nuevo etiquetado de advertencia para alimentos y bebidas no alcohólicas, NOM-051, abrió la puerta a una propuesta de la Secretaría de Salud para suprimir esos nutrientes añadidos de los procesados que tuvieran al menos un octágono negro.

La finalidad era restar todo atractivo para reducir su consumo. Sin embargo, la propuesta también pudo estar orientada a obligar a las empresas que producen estos alimentos a reformular los ingredientes de sus productos, explica el doctor Luis Fernando Lezama, miembro especialista del Consejo Latinoamericano de Información Alimentaria (CLIAS), en entrevista para Goula.

“El objetivo de tratar de cambiar los hábitos de alimentación está bien, pero para lograr eso se tiene que educar a la población y ello va a tardar mucho tiempo; no porque emerja una NOM de etiquetado, en automático la gente va a modificar su consumo”, aseguró el también Coordinador Científico del Consejo Promotor de Alimentación y Hábitos Saludables de Funsalud.

El hecho es que los mexicanos están más interesados en mejorar su alimentación y en elegir alimentos más saludables. El “Estudio sobre el efecto de la contingencia COVID-19, en el consumo y compra de alimentos en adultos mexicanos” reveló que el 42% considera que su alimentación mejoró durante junio y julio de este año y que el 55% reconoce la importancia de comer más saludablemente.

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Las fortalezas de la fortificación de los alimentos y bebidas

Una de las principales ventajas de la fortificación radica en el hecho de que muchas poblaciones no tienen acceso a una dieta balanceada. Evandro Cantú, ingeniero en Alimentos y fundador de Come Bien, startup de foodtech, explica que las industrias buscan mejorar la canasta básica ofreciendo productos con un beneficio nutrimental. La idea es que se tiene acceso a estos nutrimentos de modo más fácil que el de otros alimentos.  Por ejemplo, el yodo en la sal.

La Organización Mundial de la Salud recomienda que para prevenir y corregir la carencia de yodo se usa la sal, como una estrategia eficaz para aumentar la ingesta entre la población, sobre todo la que vive alejada de las costas, que son quiénes la pueden presentar. Gracias a la fortificación de ese mineral, se previenen deficiencias en el crecimiento y en los procesos metabólicos.

Los datos de “La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2018” revelan que, en México, el 22.6% de la población se encuentra en inseguridad alimentaria moderada y severa, principalmente en las zonas rurales.

En el país, los lugares en los que más se compra alimentos, son las tiendas de abarrotes y mini supermercados. Ahí es más fácil que lleguen productos procesados que alimentos frescos que no sean de la zona. En estos locales la población en general compra productos de empresas como Bimbo, PepsiCo o Lala. Muchos de ellos están fortificados.

“La importancia de la fortificación radica en ofrecer a la población productos y alimentos que puedan compensar la falta de vitaminas y minerales en la ingesta diaria, sobre todo en poblaciones más vulnerables”, agrega el doctor Lezama.

El etiquetado pretendía prohibir la fortificación de alimentos

A mediados de septiembre 2020, la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (Conamer) emitió su dictamen final respecto a prohibir la fortificación en alimentos procesados con al menos un sello. Ahí planean la eliminación de la modificación, “con el objetivo de no contravenir lo establecido en la fracción VI del artículo 115 de la Ley General de Salud”, señalan.

En el Artículo 16 del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios, vigente desde 1998 —y que se desprende de la Ley General de Salud—, se exponen los lineamientos para la incorporación de nutrientes en alimentos y bebidas no alcohólicas. En resumidas cuentas, la Secretaría de Salud estaba regulando lo ya regulado. Lo que sí tiene que hacer es la norma que supervisará la fortificación de alimentos.

En ese sentido, Lezama señaló que lo que se pretende es que esa norma de supervisión sea algo racional: “que estos añadidos se identifiquen como necesarios y sean congruentes con el tipo de producto que se está ofreciendo”, recalca. Sobre todo, que no priven a la población de tener acceso a esos nutrientes aunque provengan de productos procesados.

Pese a la existencia del dictamen, la Secretaría de Salud aún no ha publicado en el Diario Oficial de la Federación las modificaciones al Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios.

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Ahora todos quieren alimentos y bebidas fortificadas

En su dictamen final sobre el tema, la Conamer señala que la información nutrimental que contienen los productos es usada por los consumidores para saber si se ajusta o no a sus necesidades. El organismo expone que ello incide directamente en la percepción y, probablemente, en la decisión de compra de los consumidores.

Justamente esas leyendas de “adicionado con vitaminas y minerales” son las que ahora busca el consumidor. La llegada de la pandemia modificó los hábitos de compra y se muestra una tendencia a elegir alimentos y bebidas que ya contengan los nutrientes.

De acuerdo con Innova COVID-19 Consumer Survey 2020 de Innova Markets Insights, el 30% de los consumidores globales dijo preferir el consumo de alimentos y bebidas con vitaminas y minerales, en lugar de tomar suplementos extra en forma de tabletas, cápsulas, gomitas o polvos.

La industria ya comenzó a responder a ello. Basta con recordar los recientes lanzamientos de reformulación de Nestlé, que en octubre pasado presentó su nueva receta del cereal Fitness con 25% menos azúcar, 30% menos sodio y contiene vitaminas del grupo B y minerales.

O la nueva línea de cereales de Maizena que ofrece opciones fortificadas para el desayuno. Desarrollaron una serie de cereales de caja enriquecidos con hierro, zinc, vitamina A, ácido fólico y complejo B. Tienen alta concentración de fibra y menos azúcar.

En México existe toda una industria dedicada a la investigación, producción y distribución de aditivos alimentarios entre los que se encuentran las vitaminas y minerales, un negocio esencial para las grandes empresas que a su vez producen los alimentos.

El cambio de reglas y la apertura de la industria alimentaria al ofrecer opciones de productos fortificados marcará la pauta para que los consumidores mexicanos se encaminen, deseablemente, a un consumo más consciente y saludable.

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Etiquetado en Alimentos y BebidasIndustriaMéxicoProcesados
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