Hace sólo unos días, el pasado 18 de abril, Krispy Kreme abrió su nuevo Teatro de Donas dentro de la Gourmetería, espacio comercial ubicado al sur de Guadalajara, Jalisco. Los cubrebocas no fueron impedimento para percibir las sonrisas de quienes acudieron por sus donas glaseadas. El nuevo complejo está destinado a duplicar la producción de la cadena estadounidense en Guadalajara que, en temporadas altas, es de hasta 60 mil donas por semana, de acuerdo a lo informado por la marca.
“En el sector franquicias nos defendimos. Si alguien se puso las pilas para que los puntos de venta se adaptaran de inmediato a la nueva normalidad fuimos nosotros”, comenta Héctor Alcázar, director general de Alcázar & Compañía, consultora en el desarrollo integral de franquicias. “Ha costado trabajo pero nos mantuvimos e incluso alcanzamos cerca de 2% de crecimiento en 2020.”
A decir de Alcázar, las ventajas de su modelo de negocio —entre ellas su infraestructura y el hecho de que conforman un ecosistema— les permitirán volver con mayor eficiencia. Y en el caso de las franquicias (las enfocadas en la repostería y el pan dulce) reconoce una resiliencia especial: “Han competido bien y han mantenido a su clientela. Incluso a algunos les ha ido bien por el hecho de que el consumidor, al estar en casa, tiende a ser más complaciente cuando se les antoja un postre.”
Sobre la recuperación de este subsector, Héctor Alcázar opina: “Además de lo que está haciendo Krispy Kreme, Dunkin Donuts está por regresar a México y las marcas mexicanas de churros, waffles y crepas, entre otras, también vienen muy fuerte”.
Mientras las franquicias transnacionales han visto un crecimiento moderado, las nacionales tuvieron problemas durante la pandemia. Sin embargo, poco a poco están recuperándose. Aquí dos historias a detalle.
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Churros: de los locales a las calles
Delichurros es un ejemplo de cómo un concepto sencillo puede ser llevado a un modelo de negocio altamente efectivo. El negocio familiar que empezó vendiendo churros rellenos en Ciudad Juárez, Chihuahua, en 1985, se convirtió en una cadena de franquicias que ha alcanzado a cubrir el 73% de la república y con presencia en más de 14 países como China, Corea del Sur y Japón.
Pero llegó la pandemia. “La verdad es que sí tuvimos un daño fuerte que al día de hoy no nos permite contabilizar quién seguirá y quién no”, comparte Alfredo Malagón, director general de Delichurros.
El 95% de sus establecimientos se encontraban en centros comerciales, por lo que la alargada cuarentena, en principio, prácticamente anuló el negocio. Las rentas de esos locales fue uno de los más grandes retos: “Con quienes pudimos negociar, llegamos a un acuerdo con la posibilidad de volver pero con quienes no, sólo nos abrogaron la renta por dos meses. Lo que hicimos fue iniciar la búsqueda en la calle, decidimos cambiar el rol del negocio”, comenta Malagón.
Delichurros enfocó sus esfuerzos en el 30% de sus sucursales que pudieron seguir trabajando vía redes sociales, en un modelo de negocio sobre ruedas por medio de food trucks, en la creación de su concepto dark kitchen e incluso en la asistencia a eventos en la medida de que el semáforo epidemiológico lo ha permitido.
De marzo a mayo del año pasado, las ventas de Delichurros se incrementaron en casi 300%. “Después, éstas bajaron pero algunas de las tiendas se mantuvieron en un techo más alto de lo que traían en sus ventas”, señala Alfredo Malagón, quien agrega que Delichurros logró vender 13 franquicias en 2020, a pesar de la pandemia, lo que les permitió rebasar los 200 puntos de venta.
El director general de Delichurros insiste en que el regreso de todas sus franquicias es incierto y admite que en 2021 el tema económico es el gran tema a enfrentar debido a que sus productos no son de primera necesidad: “Ahora estamos impulsando mucho el churro español que cuesta $28 y son cinco piezas para toda la familia, en comparación de un churro relleno que cuesta lo mismo… Seguiremos buscando estrategias, no queremos claudicar”.
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Donas Americanas: la tecnología al rescate de la tradición
Fue en 1980 cuando don Pepe González inició el negocio Donas Americanas en la colonia Cipreses, Iztapalapa, de la Ciudad de México. Con los años convertiría su producto en una tradición no sólo en escuelas, sino en corporativos, cafeterías y hasta hospitales.
“Hasta ahora ninguno de estos lugares ha regresado del todo a actividades debido a la pandemia”, resalta Luis González, hijo de don Pepe y actual director general de Donas Americanas.
Cuando la movilidad se restringió en la CDMX, hace más de un año, la empresa tuvo que reaccionar rápido, pues sus principales clientes simplemente se quedaron en casa. El 15 de febrero de 2020, para celebrar su 40 aniversario, Donas Americanas había lanzado su página web, “pero vino la pandemia y nos dimos cuenta que ese sitio no era compatible para generar una tienda en línea. En 15 días, cambiamos todo, rediseñamos y creamos la venta, comenta González.
La fuerza de distribución con la que ya contaba el negocio ayudó en buena medida para que en abril Donas Americanas ya ofreciera entregas a domicilio gratis a los clientes finales. Sus ventas durante la emergencia sanitaria disminuyeron hasta en un 55% pero de no haber actuado, ahora estaríamos hablando de su desaparición.
A pesar de todo, la empresa experimentó también ese incremento en ventas temporal debido al confinamiento. “De mayo a julio del año pasado, estuvimos al límite de nuestra capacidad en distribución. Las rutas tuvieron que trabajarse hasta tres horas extra porque eran muchísimos pedidos”, recuerda Luis González.
Todo esto los llevó a crear un punto de distribución en Coyoacán y ahora, en plena crisis económica, están a punto de franquiciar su negocio. “Hay muchas personas que a lo largo de los años nos han pedido abrir una franquicia.
Ahora, debido a la pandemia, hay mucha gente que liquidaron o que quiere emprender y se han acercado con nosotros para solicitarlo”, explica la segunda generación de Donas Americanas.
González evalúa que 2020 y 2021 serán los peores años en la historia de la empresa. “Pero ha sido una época de mucho aprendizaje… y seguimos trabajando, lo que muchos no lograron. Aún tenemos muchos proyectos y mucho camino por delante.” Donas Americanas espera ofrecer sus primeras franquicias antes de que acabe 2021. Que las donas y el mundo rueden.