La hoja del maíz que se usa para envolver los tamales en México o los envueltos en Colombia, se puede convertir en biocombustible. Los azúcares de esta hoja, concretamente la xilosa, tienen un líquido amarillento que sirve como insumo en la producción de combustible vegetal o etanol.
Entre tallos y hojas, la industria del maíz desecha en Colombia más de 250 millones de toneladas al año de residuos orgánicos. Este proceso podría disminuir el impacto medioambiental, además de inyectar ingresos económicos a esta agroindustria.
Aunque para producir bioetanol se requieren concentraciones de 180 gramos por litro de azúcar, industrialmente se obtiene entre 30 y 50, el modelo propuesto extrae hasta 90 gramos; lo que mejoraría los costos de producción y se sacaría provecho a gran parte del residuo vegetal.
Este modelo está en fase de demostración y es desarrollado por ingenieros de la Universidad Nacional de Colombia, ahora le toca a la industria de hidrocarburos usarlo a gran escala.
