La economía mundial ha entrado en cuidados paliativos ante la crisis inflacionaria. Colombia no es la excepción. La invasión de Rusia a Ucrania y los retrasos en las cadenas de suministro son los principales problemas que impactan en los precios de los productos, principalmente en comestibles. Qué alimentos se han dejado de comprar y cuáles son los más consumidos. Esta es una radiografía de lo que los compradores prefieren.
Según Raddar, centro de análisis de pensamiento del consumidor, el gasto en los hogares durante el primer trimestre del año fue de 219 billones de pesos*, un 13% más con respecto al 2021. De esta cifra, 67 billones fueron exclusivamente para alimentos. Es decir, el 30.5% del gasto de las familias colombianas se destina para la compra de comida.
“Estamos gastando un 23.5% más para la compra de alimentos que en 2021. Sin embargo, esto no significa que estemos consumiendo más comida”, explica María José Prieto, investigadora de mercados del sector de bebidas y alimentos de Raddar.
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Los colombianos gastan más pero consumen menos y eso es producto de la inflación de 28.6% en el precio generalizado de los alimentos. También lo son los incrementos en costos de producción derivados del clima. Actualmente en Colombia se vive el fenómeno climatológico conocido como “El Niño”, que ha provocado masivas inundaciones y pérdidas de cultivos, especialmente de arroz y granos.
Tampoco podemos dejar de mencionar, como causantes del incremento, los problemas derivados del paro nacional durante mayo y junio de 2021.
El Banco de la República de Colombia espera que la inflación continúe en alza hasta finales de año. Para mitigar la situación, elevaron en cinco puntos las tasas de interés. Para los expertos, fue una medida conservadora, con la que se busca proteger la reactivación económica y evitar el encarecimiento de los hogares más pobres.
“El gasto es un 13% mayor con respecto a 2021, pero el consumo es un 3% menor. Solo en el primer trimestre hubo una inflación del 10% en alimentos, lo que recortó el poder adquisitivo de las familias”, señala Juan Pablo Sánchez, gerente de operaciones Raddar.
A su vez, Kantar, otra firma que hace análisis de consumo, explicó que a pesar de que la inflación se concentró en los alimentos de la canasta familiar, la frecuencia de compra no bajó. Precisó que en el primer trimestre ante el alza en precios, los colombianos disminuyeron en un 11% el consumo de alimentos, en un 9% el de bebidas y en un 15% el de lácteos.
“La primera mitad de este año será más compleja, mientras el consumidor logra la manera de adaptarse al escenario de inflación. Inicialmente, el comprador tratará de priorizar las canastas de alimentos. Asimismo, buscará ahorrar a través de las opciones más económicas por volumen y comprará tamaños más pequeños en ciertas categorías no prioritarias”, se lee en el informe de Kantar.
El incremento en el gasto de alimentos en los hogares también está relacionado con el estrato social. “A menor estrato, mayor gasto. El esfuerzo es muy grande. En un estrato socioeconómico bajo, de cada 100 pesos, 43 pesos son para alimentos, en uno medio son 32 pesos y en uno alto es de 17 pesos”, expone el gerente de operaciones Raddar, Juan Pablo Sánchez.
María José Prieto Barbosa señala que antes la gente compraba tres huevos con 10 pesos, pero ahora con esa misma cantidad sólo se puede comprar uno.
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Estos son los alimentos que más se compran
La mayoría de las categorías de alimentos presentaron una caída en el gasto real, siendo los lácteos, grasas y huevos las más afectadas con una contracción del 6.2%.
“La categoría de tubérculos y plátanos, a pesar de ser la que tuvo el mayor aumento de precios, tuvo un comportamiento positivo en el gasto real al aumentar en un 5.3%. Esto se explica por la importancia que tienen en la alimentación del país y su papel como sustituto ante otros productos”, precisa María José Prieto.
Entre los alimentos que casi han duplicado sus precios respecto a los días previos a la pandemia, están frutas, cereales, productos de panadería, hortalizas, legumbres, pescados y variedades de mar y carnes.
Juan Daniel Oviedo, director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), advierte que “el arroz está aportando seis puntos básicos al comportamiento de la inflación y es el alimento que más se ha encarecido dentro de la categoría, seguida por frutas, leche y huevos”.
Actualmente, la canasta familiar de alimentos incluye pollo, carne de res, huevo, leche, leguminosas, queso, frutas, papá, arroz, atún, aceite y café; y tiene un costo de 2 millones 577 mil pesos*. Los que más cuestan son las carnes y el pollo.
El tema de la carne y sus derivados tiene un capítulo especial. A pesar de que no es de las categorías que más han elevado sus precios, su consumo se ha visto afectado por la escasez en la oferta nacional, pues los ganaderos han priorizado su exportación ante la subida del dólar.
En Colombia, según la Federación de Ganaderos (Fedegan), al año una persona consume 17 kilos de carne y 35 kilos de pollo. Esto genera una suma aproximada de un millón 65 mil pesos anuales por persona. El costo del kilo de carne de res durante 2022 ha aumentado hasta un 54% en su precio, al pasar de 25 mil pesos en 2020, a 38 mil en 2021 y a más de 40 mil pesos en la actualidad.
“La gente está comiendo menos gramos de carne en comparación con el año pasado, pero no está sacrificando la compra de este alimento. La comen en menor cantidad y de ahí se explica que la categoría de tubérculos y plátanos sea la que mayor crecimiento ha tenido, pues está compensando lo que se ha dejado de consumir en carne y pollo”, señala Juan Pablo Sánchez, gerente de operaciones de Raddar.
Otra de las categorías que representó un incremento en el gasto fueron las bebidas no alcohólicas.
“Durante el primer trimestre del año se registró un gasto por 2.6 billones de pesos*, lo que significó un crecimiento de 9.9% frente a 2021. Contrario a alimentos, esta categoría si aumentó su consumo en un 1%, pese a que estos productos tuvieron una inflación del 10.9% al mes de marzo”, se lee en el informe de Raddar.
El mayor gasto en bebidas no alcohólicas se dio en gaseosas y maltas con un 89.9%, mientras que jugos tuvo una participación del 5.4%.
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Cómo se mueve el consumo en los restaurantes colombianos
Una de las novedades del análisis citado es que la categoría de comidas fuera del hogar, en restaurantes, comidas rápidas y cafeterías está en crecimiento.
“Esa categoría está teniendo un cambio importante. Con la reapertura después de la pandemia, la gente salió y regresó a restaurantes”, indicó la investigadora María José Prieto. Las comidas en establecimientos representan el 6.7% del gasto de los hogares, que son cerca de 14,8 billones de pesos.
Para Raddar la situación se explica por la reapertura económica después de la pandemia que llevó a las personas a aumentar gastos en diversión y recreación. Asimismo, el regreso a la presencialidad laboral reactivó el sector de cafeterías y restaurantes.
“El sector de comidas rápidas también muestra una dinámica positiva en medio de una gran cantidad de celebraciones, eventos, ferias y conciertos. En cuanto a los precios, la comida en restaurante está generando una mayor presión en la inflación de la canasta, teniendo en cuenta que dentro de sus insumos se encuentran los alimentos con mayor aumento de precios, como la papa, yuca, plátano, aceites, entre otros”, concluye Prieto.
Tom Hydzik, socio fundador del restaurante Mesa Franca, confirmó esta tendencia del sector. “La gente tiene muchas ganas de volver a salir a la calle. Nuestras ventas, frente a cifras pre pandemia, se han duplicado”, señala.
A pesar de los esfuerzos implementados, los restaurantes se están enfrentando a altos costos y bajo margen de utilidad, comenta el gerente de operaciones de Raddar.
Los restaurantes más afectados son los que dependen de productos de importación, como los japoneses.
Diego Delgado, propietario de la cadena de restaurantes rápidos 99 Burguer en Bogotá, explicó que es difícil no trasladar los precios al consumidor final.
“Cuando inicia el año, uno hace un promedio de aumento de acuerdo a la inflación. Pero cuando la posibilidad de controlar los costos se ve superada por temas de paros o COVID, es imposible no alterar el precio. Algunos bajan la calidad de sus productos, pero esto podría llevarte más rápido a un cierre o quiebra total”, sostiene Delgado.
En el caso del restaurante Mesa Franca, Hydzik comenta que con el alza generalizada se modificaron las recetas pero no la calidad, “Si los alimentos suben de precio, todo tiene que subir. Antes de la pandemia mi plato más costoso era de 30 mil pesos*, ahora ese es el precio de mi plato más barato”, concluye.
*Todas las cantidades en pesos en este texto se refieren a pesos colombianos.