Nunca es buena noticia cuando una especie animal o vegetal se extingue. Ahora imaginemos que una especie vegetal que proporciona alimento al ser humano, o que sirva de forraje al ganado, desaparece. El escenario no sólo es perfectamente posible, sino que está ocurriendo. Según la FAO, entre los años 1900 y 2000 se perdió el 75% de la diversidad de cultivos, y un tercio de lo que existe actualmente está en riesgo de extinguirse para el año 2050.
Para prevenir eso es que existen los bancos de semillas. Su objetivo es salvaguardar a las especies de cultivo para evitar que futuras generaciones mueran de hambre. El banco de semillas con los mayores avances tecnológicos en Latinoamérica recientemente fue inaugurado en Colombia. Se llama Semillas del Futuro.
Todas las semillas que ahí se resguardan son de distribución gratuita para cualquier persona, agricultor, centro de investigación y productor del mundo.
Esto es posible porque esas semillas no son propiedad de ningún país o institución en específico, todos se adhieren al Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. Un acuerdo impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO en sus siglas en inglés).
“Distribuimos gratuitamente semillas a cualquier lugar y persona del mundo, porque estas pertenecen al tratado internacional sobre los recursos fitogenéticos de la FAO y son bienes públicos internacionales. Cualquiera puede acceder a ellas a través de un acuerdo de transferencia de material”, señala Luis Guillermo Santos, coordinador de Conservación y Viabilidad de Semillas del banco.
El programa es administrado por la alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT). El primero es un organismo global dedicado a la investigación genética para el bienestar de futuras generaciones. El segundo desde hace más de 50 años trabaja en el Valle del Cauca, en Colombia, en la investigación genética de cultivos silvestres.
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El banco de semillas con el financiamiento del hombre más rico del mundo
La construcción del banco inició en 2018 y contó con una inversión del gobierno colombiano de 10 millones de dólares y 7 millones más provenientes de Reino Unido, Alemania y la Fundación Santodomingo.
Joe Tohme, director del Área de Investigación de Cultivos para la Nutrición y Salud del CIAT explica que, sin embargo, estos no fueron los únicos recursos. El magnate Jeff Bezos en su visita a Colombia, se comprometió a donar otros 17 millones de dólares. Esto ocurrió a principios de marzo de este año, a pocos días de inaugurar el banco de semillas. De esa cifra, 6 millones repondrán los recursos invertidos por el CIAT en infraestructura y los otros 11 millones se dedicarán a promover programas de investigación, capacitación y formación de futuros científicos.
Empresas e instituciones colombianas iniciaron negociaciones con la fundación de Bezos y hace un mes, durante la más reciente gira del gobierno de Colombia a Washington, se retomaron las gestiones y convencieron al fundador de Amazon, al argumentar que Colombia es uno de los países más diversos del mundo.
No es una inversión para beneficiar a unos particulares, sino para fortalecer una de las iniciativas más importantes de la humanidad.
Cómo impactará el Banco de Semillas en la industria alimentaria mundial
Bajo el propósito de “compartir, de manejar justa y equitativamente los beneficios de la utilización de los recursos”, como lo dice el tratado de la FAO, el Banco Semillas del futuro pone a disposición para fines de investigación y mejoramiento de productos el material genético sin ninguna restricción.
“Somos como una biblioteca en la que cualquier persona o empresa puede llegar y pedir una semilla para sus procesos de investigación y mejoramiento”, indica Santos, coordinador de Conservación y Viabilidad de Semillas del banco. La entrega de este material está sujeta a un acuerdo de transferencia para que la industria no patente las semillas como propias.
“Lo que buscamos es multiplicar el conocimiento, para que saquen información y creen nuevas variedades con mejores características de producción y resistencia al cambio climático”, agrega.
El tratado establece que en caso de que se comercialice un producto que incorpore el material que fue entregado por el banco y no vaya a ser dispuesto para otras personas con fines de mejoramiento e investigación, los receptores pagarán un porcentaje fijo del 1,1% de las ventas que irán a un fondo para seguir financiando procesos de investigación.
En caso de que los nuevos productos o semillas queden disponibles sin restricciones, las industrias, empresas y agricultores pueden realizar aportes voluntarios. “Se alienta a incorporar el material al banco y a compartir los beneficios con el sistema multilateral de investigación”.
El investigador Joe Tohme, quien fue el gestor de Semillas del Futuro y recibió por ello la Orden al Mérito (una de las más altas condecoraciones que otorga la presidencia de Colombia), explicó que estas semillas no se venden.
“Somos un fondo al que cualquiera de los 140 países que guardan sus semillas en Colombia, instituciones de investigación o agricultores del mundo, pueden pedir una copia bajo el tratado de la FAO”, dijo.
“No se trata de vender para multiplicar o producir semillas. Es aportar recursos para la investigación. Lo que se busca es entregar material para que obtengan un producto a partir de lo que recibieron del banco. Tenemos una diversidad muy grande y necesitamos ayuda para conocer todo lo que tenemos”, añade el investigador Luis Guillermo Santos.
Alejandro Saenz, gerente de Saenz Fety, una de las comercializadoras de semillas más grandes de Colombia, explicó que las grandes cadenas productoras encuentran en estos bancos la oportunidad para generar nuevos desarrollos y avances tecnológicos.
Al preguntarle sobre la capacidad que podría tener la industria colombiana en este sentido, señaló que si bien se pueden dar procesos de investigación de las más altas cualidades, el país no tendría la capacidad para producir una nueva semilla a gran escala. “En Colombia no tenemos el ciclo de estaciones climáticas que permita generar los procesos de producción adecuadas de semillas”, expone Saenz.
Desde el Banco también se envía material a pequeños productores y comunidades que quieran recuperar cultivos que pudieron desaparecer en el pasado, pues el banco preserva especies fitogénicas y su misión es no dejar perder ninguna semilla.
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Colombia y la diversidad de Semillas del Futuro
Semillas del Futuro alberga la colección más grande del mundo de frijoles con 37,937 ejemplares (el 98% de las variedades que hoy se cultivan a nivel mundial), de yuca con 6,643 semillas y de forrajes tropicales (el pasto que sirve para alimentar al ganado) con 23,140.
Además, busca ser uno de los centros de investigación de crioconservación de germoplasma más completos a nivel mundial. El germoplasma es el material genético de las semillas que se transmite a una nueva generación. La conservación se logra congelando el material a -196°C.
Puede albergar más de 250 mil especies vegetales de todos los continentes del mundo. Hoy salvaguarda especies nativas de hace 40 años recolectadas en Colombia, así como de diversos países de América Latina, África y Asia. Acopiadas por investigadores, comunidades campesinas, indígenas y de minorías étnicas. Muchos de estos cultivos ya no se encuentran en los campos de los agricultores ni en la naturaleza, por lo que la investigación genética para su preservación permitirá encontrar nuevas variedades resistentes a severas condiciones climáticas, con menor consumo de agua y mayor productividad por hectárea sembrada.
“Actualmente solo conocemos el 5% del potencial genético que tenemos en este banco. Nuestra misión es analizar el germoplasma para tener la diversidad que pueda enfrentar plagas y enfermedades”, dijo Peter Wenz, líder del Programa de Recursos Genéticos del CIAT.
Las semillas de este banco pertenecen a la red mundial de 11 bancos del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR en sus siglas en inglés), que en conjunto albergan más de 700 mil semillas de cereales, leguminosas de grano, forrajes, especies arbóreas, cultivos de raíces, tubérculos y bananos.
El catálogo de Semillas del Futuro está llamado a convertirse en el más completo en especies silvestres del trópico. Sus copias de respaldo están albergadas en el Centro de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de México, el Centro Internacional de la Papa en Perú y en el banco mundial de semillas de la isla de Svalbard en Noruega. Este último tiene copias de respaldo de más de 1,400 bancos del mundo, a menos de 1,000 km del Polo Norte. La diferencia con Noruega es que en el nuevo banco colombiano sí se realizará investigación genética.
“Muy poca gente entiende lo que estamos logrando. Colombia es una despensa increíble, no solo de semilla sino de talento, y está apoyando la agricultura global. Sin la ayuda de este país no estaríamos teniendo impactos positivos en los cultivos de África y Asia, lugares donde estamos llevando semillas y alimento que antes era imposible cultivar”, remata Tohme.