La industria alimentaria 4.0 demanda nuevas metodologías para innovar. En ese sentido, la Inteligencia Artificial (IA) llegó para aportar información a una velocidad sin precedentes. Se ha convertido en una ventaja competitiva que impulsa el desarrollo de nuevos alimentos y bebidas.
“La relevancia de la IA es que, con base en las variables que nos presenta, nos habilita para encontrar más rápido nuevas metodologías y herramientas para modificar la fórmula de una bebida o crear una nueva, por ejemplo”, comenta Gustavo Parés, director de NDS Cognitive Labs.
Es curioso pensar que varios de los productos del sector alimentos y bebidas que hoy conocemos (como la sacarina, las papas fritas y la Coca-Cola) se descubrieron por casualidad. Hoy, con la IA que puede procesar una cantidad de información que la mente humana tardaría años en inteligir, casi nada se deja al azar y los procesos de desarrollo, investigación y análisis de datos para el desarrollo de nuevos productos se acortan de manera considerable. Ya podemos ver ejemplos de ello.
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En 2019, McCormick e IBM anunciaron lo que calificaron como una colaboración pionera en el uso de la IA en la creación de productos alimenticios. Los desarrolladores pudieron explorar territorios de sabores de manera más eficiente al utilizar esta herramienta de cómputo avanzado para aprender y predecir nuevas combinaciones. Esto, a partir de analizar datos en las áreas de ciencia sensorial, preferencia del consumidor y paletas de sabor. Los primeros desarrollos de esta alianza fueron tres sazonadores: pollo toscano, lomo de cerdo al bourbon y salchicha de Nueva Orleans.
MIT Technology Review, la revista online del Instituto Tecnológico de Massachusetts, incluyó en su lista de Innovadores globales menores de 35 años de 2019 a Riana Lynn, una bióloga estadounidense que vio la IA como una herramienta para crear alimentos envasados ricos en nutrientes, hechos con base de plantas, asequibles y que además supieran rico. Su empresa, Journey Foods, emplea un “científico automatizado interno”, de nombre JourneyAI, que analiza millones de ingredientes (desde su cadena de suministro hasta sus nutrientes) para descubrir el insumo perfecto para cualquier producto o incluso la fórmula para crear uno.
En Latinoamérica encontramos al unicornio chileno NotCo que vende leche, mayonesa, helado, carne y pollo hechos también con base en plantas. Lo relevante es que aquí el ingeniero en alimentos es Giuseppe, un programa creado a partir de algoritmos de IA que le permiten saber qué plantas deben combinarse para obtener un sabor o textura determinados. Los chefs y el resto del equipo humano de NotCo prueban las recetas y le dan su feedback a Giuseppe. Así, el programa aprende y mejora los resultados cada vez.
La inteligencia artificial será clave en la industria 4.0, pero el feeling y el toque humano siempre serán necesarios.
“Las personas son clave para que la IA actúe con modelos bien entrenados. Si tú le das una mala receta o le das mal los datos a la IA, te hará una porquería”, agrega el director de NDS Cognitive Labs. Lo mejor de los dos mundos es el camino: la industria 5.0 tiene el objetivo de que los humanos y los robots hagan equipo para desarrollar al máximo el potencial de ambos. Pero vamos paso a paso.
86% de los CEO mexicanos opina que la inteligencia artificial modificará los negocios
De acuerdo con la Global Ceo Survey 2022 de PWC, 86% de los CEO mexicanos está “muy de acuerdo” o “de acuerdo” en que la inteligencia artificial modificará significativamente los negocios en los próximos 5 años. Este cambio parece estar mucho más cerca de lo que pensamos en nuestro sector.
Para alimentar a los 9,700 millones de personas que vivirán en el planeta en 2050, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU se advierte que es indispensable realizar un cambio profundo en el sistema agroalimentario mundial.
Entre esos retos para incrementar la productividad agrícola y la producción alimentaria sostenible está la incorporación de nuevas tecnologías a una actividad que aún utiliza técnicas del siglo XIX: 500 millones de pequeñas granjas en todo el mundo, la mayoría aún de temporal, proporcionan hasta el 80% de los alimentos que se consumen en gran parte del planeta, según datos de la ONU.
La innovación tecnológica, impulsada en buena medida por la IA, no sólo permitirá recolectar cosechas más abundantes, también contribuirá al desarrollo acelerado de nuevas propuestas con valor agregado para la industria alimentaria.
De acuerdo con un artículo publicado por Microsoft, la tecnología avanzada puede incrementar la productividad de las granjas en 45% y reducir el consumo de agua un 35%.
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Inteligencia artificial para que florezca el campo
Existen muchas oportunidades para implementar IA en el campo. Una de las básicas es optimizar el cuidado de los cultivos. “Toda la vida hemos tratado a las plantas de las grandes hectáreas de siembra por igual. Imagínate tener un sensor que te pueda decir las necesidades de cada una de ellas. Esto tiene muchas ventajas: cada plantita recibe la cantidad exacta de agua y nutrientes que realmente necesita, se beneficia al suelo y se tienen ahorros en insumos como los fertilizantes”, comenta Nydia Orué, directora de Agroalim, Clúster Agroalimentario de Nuevo León.
Cada vez más startups alrededor del mundo apuestan a ello, se llama agricultura de precisión. A través de estaciones de monitoreo, sensores, drones y hasta satélites, muchas empresas ofrecen ya sus servicios para capturar y procesar la información en tiempo real de las variables de suelo y atmósfera que inciden en los cultivos.
En España está el caso de Osigris, una app que a partir de imágenes de satélite crea un sistema de información que contiene todos los datos relacionados al estado de cada brote, lo que permite alertar de plagas o enfermedades.
En nuestro continente, existe Wiga, una empresa colombiana auspiciada por Microsoft, que utiliza sensores con múltiples propósitos de medición: temperatura, humedad del ambiente, radiación, humedad del suelo, niveles de oxígeno, entre muchos más. La información se sube a la nube de Microsoft donde se almacena y luego se analiza para tomar decisiones.
En México también existen estas soluciones 4.0: Appgrícola es una empresa ubicada en Jalisco que promete hasta un 30% de aumento en la producción por árbol y un 20% de reducción de costos de producción.
“En la parte pecuaria, tener IA permite tener una mejor trazabilidad: saber dónde se crió un animal, qué comió, cuántas vacunas le han puesto y hasta cuántas veces ha estado preñado”, explica la directora de Agroalim, asociación que cuenta con su Comité 4.0 que busca impulsar a las empresas a través del desarrollo de competencias y tecnologías digitales.
Ejemplo de esto es lo que MSD Salud Animal ofrece en México. Por medio de su división MSD Animal Health Intelligence, esta empresa global desarrolló un sistema que comprende dispositivos de monitoreo, sistema de identificación de los animales y una plataforma de salud. Estas herramientas recolectan información para cuidar mejor al ganado y ofrecer mejores productos al mercado.
Otro tema igual de importante en la revolución digital del campo es que no podemos dejar toda la producción de alimentos a ras de suelo. “La falta de alimentos que vamos a tener para 2050 se deberá también a la falta de tierra para sembrar. Ahí tienen que entrar soluciones como la agricultura vertical”, advierte Nydia Orué
Plenty es una compañía con sede en San Francisco, Estados Unidos, que se dedica a la agricultura interior y vertical. Plenty produce en apenas 8,000 metros cuadrados verticales alimentos para los que se necesitarían 291 hectáreas de tierras agrícolas. La luz del sol es sustituida por luces LED y la IA maneja todas las variables de agua, temperatura y nutrientes necesarios para generar más rápidas y mejores cosechas.