En los años 80 y 90, era común que las empresas resaltaran que sus productos contaban con un certificado de calidad o que integraban prácticas de calidad en sus procesos. En la actualidad, este tipo de anuncios ya casi no se escuchan. No porque ya no se ponga atención en ello, sino porque todas las empresas ya lo tienen integrado en su operación y se da por entendido que así debe ser.
Algo parecido está ocurriendo con la sostenibilidad. Así lo reconoce Jessica Jiménez, directora de Asesoría en Sostenibilidad de la consultora KPMG México. “Con la sostenibilidad está pasando lo mismo: por ahora es un diferenciador pero si no lo sumas a tu negocio, corres el riesgo de quedar fuera del mercado”.
El estudio Desarrollo Sostenible en México 2020, de la consultora de empresas KPMG, señala que 9 de cada 10 directivos de grandes organizaciones y pymes a nivel nacional consideran que la sostenibilidad es un concepto que debe estar integrado en la estrategia de negocio.
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El plus de ser reconocida como una empresa sostenible
Para Jiménez, contar con certificados, distintivos o sellos que te acrediten como una empresa social y/o ambientalmente responsable es algo aconsejable y que reditúa el esfuerzo. Entre muchos otros beneficios, ayuda a mejorar la posición comercial y reputacional de los negocios, sin importar su tamaño.
“Los certificados de este tipo les ayudan a ordenar su operación, a llevar un mejor monitoreo de indicadores y a transparentar sus resultados”, agrega la directiva de KPMG México. “En el mediano plazo, demostrar que eres una empresa sostenible se convertirá en un tema de beneficio comercial. Las empresas harán la evaluación de sus proveedores más en función de ello. Incluso para exportar y obtener financiamientos, demostrar que estás enfocado en la sostenibilidad será un tema de evaluación”.
En resumen, demostrar un compromiso social y medioambiental sí abona al valor y la rentabilidad a tu empresa; sin embargo, hay que cuidar cómo hacerlo.
La primera recomendación de Jessica Jiménez es recurrir a certificaciones confiables: “En el mundo hay de todo… hay algunas que no es que sean malas pero que su objetivo es mucho más comercial que operacional o bien que son muy incipientes en el mercado, lo cual reduce el impacto deseado para la empresa”.
Todas las empresas, dependiendo de su industria y de su operación, tienen diferentes impactos. Por ejemplo, un restaurante tiene mucho menor impacto en el consumo de agua que una empresa refresquera. La especialista también aconseja analizar muy bien cuál es el distintivo sostenible que mayor influencia positiva tendrá en la operación del negocio.
La directora de Asesoría en Sostenibilidad de la consultora KPMG, destaca el caso de los distintivos otorgados por los gobiernos o por organizaciones de gran prestigio, como es el caso de Pacto Mundial, una iniciativa de la ONU que está bien posicionada a nivel internacional por abarcar temas laborales, ambientales y sociales.
En seguida, recorremos cuatro instituciones y los certificados que promueven, mismos que pueden agregar valor a las empresas del sector alimentos y bebidas.
Pacto Mundial, un acuerdo por el planeta
Se trata de la mayor iniciativa de responsabilidad social empresarial en el mundo, ya que involucra a más de 11,500 empresas en 156 países. Para adherirse a ella, en principio, el CEO de la compañía debe comprometerse a alinear sus estrategias y operaciones a los Diez Principios del Pacto Mundial en materia laboral, medio ambiente, derechos humanos y anticorrupción, además de tomar medidas que promuevan los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Existen dos niveles de relación con el Pacto Mundial: firmantes y participantes, con distintos beneficios y costos. Entre los que se encuentran obtener una Guía de Mejores Prácticas y apoyo constante para evaluar, definir, implementar y comunicar tu estrategia de sostenibilidad.
En Pacto Mundial México se encuentran desde gigantes, como Nestlé México y La Costeña, hasta pymes, como la Productora de Semillas Nava, ubicada en Chihuahua.
Costos: Estos se definen de acuerdo con las ventas anuales de la empresa en dólares. Las compañías mexicanas que tienen ingresos menores a 25 millones de dólares al año deben cubrir una aportación simbólica de 250 dólares anuales para ser firmantes y de 1,250 dólares para ser participantes. Ambos niveles de participación pueden hacer uso del logotipo del Pacto Mundial.
Rainforest Alliance, por un futuro sostenible
Rainforest Alliance (RA) se declara como una organización internacional sin fines de lucro que trabaja “para crear un mundo más sostenible mediante el uso de fuerzas sociales y de mercado para proteger la naturaleza y mejorar las vidas de los agricultores y silvicultores”.
RA cuenta con un sello de certificación que se enfoca en buenas prácticas agrícolas, sociales y de protección de los recursos naturales a lo largo de toda la cadena de suministro, desde el productor hasta el supermercado.
“Es un estándar de certificación donde le damos trazabilidad al producto a lo largo de todas las etapas de transformación para brindar certeza de que está creado y transformado con base en nuestros tres pilares de sostenibilidad: social, económico y ambiental”, explica Irvin Hernández, especialista en Certificación y Asociaciones de Creación de Capacidades de RA Latinoamérica.
Esta certificación de RA es sólo para los siguientes productos: café, cacao, té, frutas, flores, avellanas y vegetales. En México hay 83 fincas de productores y 22 empresas de la cadena de suministro con certificado. En el mundo, RA contabiliza más de dos millones de certificados en 70 países.
Los principales beneficios son, asegura el especialista de RA, que los participantes logren a través del proceso una mejor gestión de sus recursos naturales, humanos y económicos, y el prestigio del sello de certificación que ayuda a obtener mejores ingresos no sólo para los agricultores, sino también a quienes transforman y comercializan los productos.
“Tenemos alianzas con grandes empresas del retail para que en sus anaqueles sea prioritario tener productos con nuestro esquema de certificación. Esa es una garantía de que habrá demanda de productos bajo el sello de RA”, concluye Hernández.
Los requisitos para obtener el conocido como “sello de la ranita” son distintos para fincas productoras, procesadores o comercializadores, pero RA ofrece guías para encontrar soluciones paso a paso.
Costo: La certificación de RA no tiene costo, pero sí la auditoría de certificación necesaria para obtenerla y que es realizada por un tercero. El monto depende de varios factores como el tipo de producto, la región geográfica o si varias fincas deciden asociarse.
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Profepa busca industrias limpias
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), a través de su Programa Nacional de Auditoría Ambiental, otorga certificados a las empresas preocupadas en mejorar su desempeño ambiental.
Para obtener estas distinciones, las firmas participantes se prestan a una auditoría para evaluar la efectividad de sus acciones y políticas implementadas con el fin de cumplir con la legislación que protege al medioambiente.
A decir de Profepa, el proceso para obtener alguno de sus certificados ambientales vale la pena porque los análisis identifican los problemas presentes y futuros en el desempeño sustentable de la organización, lo cual facilita el hallazgo de soluciones técnicas y de gestión encaminadas a reducir la contaminación e incrementar la productividad.
Los certificados, con vigencia de dos años, pueden ser de tres tipos:
Industria limpia. Dirigido a las empresas que realizan actividades de manufactura y transformación, entre ellas la alimenticia.
Calidad ambiental. Se otorga a las compañías dedicadas a las actividades comerciales y de servicios que no se consideren comerciales ni turísticas, por ejemplo, los supermercados.
Calidad ambiental turística. Es un sello específico para los negocios que ofrecen servicios y actividades de este tipo.
Costo: Aunque los certificados y todos los trámites para obtenerlos son gratuitos, las auditorías ambientales sí tienen un costo por ser realizadas por terceros y los montos dependen del tamaño y facturación de cada empresa.
ESR, la vida más allá de la fábrica
Este año, el distintivo Empresa Socialmente Responsable (ESR) cumple 21 años, tiempo en el que se ha convertido en uno de los logos más reconocidos entre los consumidores interesados por saber qué marcas se preocupan por el medioambiente y por generar un impacto social positivo.
Este distintivo es otorgado cada año por El Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi) y la Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial en México (AliaRSE) a las compañías que estén dispuestas a someterse a proceso de autodiagnóstico, documentado por la empresa y verificado por el Cemefi, para medir su compromiso de aportar valor social a la operación de sus negocios.
O como dijo Ricardo Bucio, presidente ejecutivo del Cemefi, el 14 de mayo pasado, durante la ceremonia de clausura del XIV Encuentro Latinoamericano de Empresas Socialmente Responsables: “Las empresas tienen que ir dejando atrás el enfoque único centrado en los negocios, en la utilidad económica, y asumirse como un actor social que tiene una vida más allá de sus plantas, de las oficinas y de sus productos, bienes o servicios”.
Entre las ventajas competitivas del distintivo ESR, de acuerdo con el Cemefi, se encuentran: incrementar las ventas, facilitar el acceso a mercados globales y a financiamiento, mejorar la imagen pública y reducir la presión de agencias fiscalizadoras.
Costo: Aspirar al reconocimiento ESR requiere de una cuota de inscripción que varía según la categoría en la que se participe y el tamaño de la organización. Para una empresa micro o pequeña el monto es de aproximadamente 17 mil pesos, mientras que para una mediana es de 42 mil pesos. Hay tiempo para prepararse, porque la convocatoria para este distintivo se publica en los primeros días de cada año.
