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COLOMBIA

Colombia no consume su mejor café. Pero esto va a cambiar

El 98% de la producción de sacos de café verde colombiano se exportan. El 2% restante podría conquistar al mercado local, que está mal acostumbrado a un café que, en muchos casos, ni siquiera es del país.

Mientras en el mundo se deleitan con café colombiano a cualquier hora del día por su variedad de aromas y sabores, al interior de Colombia, la bebida se consume poco y mal. Pero ya existe una cruzada para aumentar el consumo de café 100% nacional per cápita.

Colombia sigue siendo el mayor productor mundial de la variedad arábiga del cafeto. Esto, a pesar de que en 2021, con 12,6 millones de sacos de 60 kilos, se registró una producción 9% menor que el año anterior (en 2020 se produjeron 13.9 millones de sacos).

De esta cifra, 12.4 millones de sacos de café verde (sin tostar) fueron exportados a 107 países y el resto quedó para ser tostado a nivel nacional. Es decir, el 98% de la producción colombiana se tuesta, procesa y consume en el exterior.

El gran problema es que el consumo en este país se asocia a un factor de precios bajos y mala calidad. “En el agro colombiano estamos acostumbrados a quedarnos y consumir lo peor de las cosechas”, dice el ingeniero agrónomo Hugo García, quien por 50 años ha trabajado en el campo.

“Al analizar el contenido de algunas de las marcas colombianas que más venden en el mercado, encontramos que no son café 100% nacional. Son combinaciones de café de otros países como Brasil, Ecuador, Perú, o pasillas (granos con algún defecto) de Colombia”, explica Natalia Valencia, directora de Mercadeo y Relaciones Públicas de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia (Fedecafé).

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De hecho, muchas de esas marcas están generando efectos negativos en el mercado colombiano, pues no tienen la más alta calidad y sus productos son combinaciones que no permiten vivir una experiencia, como sucede en otras partes del mundo. “Lo más triste es que no consumimos nuestro propio café”, confirma Valencia.

No sorprende que el consumo interno per cápita en Colombia sea históricamente bajo. Para 2018, estaba en 1.8 kilogramos por persona mayor a 12 años. Aún así, esta cifra aumentó a 2.8 kg para 2021, según Fedecafé, la organización de cafeteros más grande del país.

“Todavía nos falta mucho si lo comparamos con otro país productor como Brasil, donde toman cerca de 5.5 kilos de café per cápita, o un gran importador como Suecia, donde el consumo puede llegar a casi 10 kilos por persona”, señala Natalia Valencia.

En el estudio interno que mandó a hacer Fedecafé en 2021, respecto del consumo de café, se estimó que esta bebida tiene un 40% de participación sobre el total de consumo de bebidas, entre las que se encuentran jugos, gaseosas y agua.

Fedecafé sabe que para dar un salto en la calidad del producto que se consume a nivel nacional se deben incrementar los estándares de calidad. El desafío es que esto inevitablemente traerá mayores costos para los consumidores.

Por eso, una de las metas de la federación para lograr el cambio cultural es apelar al orgullo nacional y fomentar el café de calidad con denominación de origen o que sea 100% colombiano, sin importar su costo, aunque sea más elevado.

La directiva de Fedecafé recalca que, si bien los colombianos han tenido al alcance un buen café toda la vida, “las generaciones anteriores no han sido tan exigentes”. Y agrega que es un tema de “sabor aprendido culturalmente difícil de superar”, por ello prefieren centrarse en las generaciones más jóvenes que están más abiertas a consumir más que un simple “tinto” (café negro) de greca y vivir nuevas experiencias de sabor y aroma.

Colombia no consume su mejor café. Pero esto va a cambiar

Con este marketplace se promoverá el consumo interno de café colombiano

Desde febrero de 2021, Fedecafé comenzó con una estrategia para promover las marcas de pequeños y grandes productores que, a pesar de tener certificación de denominación de origen y producir con los más altos estándares de calidad, no llegan a las principales estanterías del país.

Se trata de la plataforma de venta digital “Compro café de Colombia”, pensada para incrementar el consumo interno. “Hace un año comenzamos con 10 marcas y hoy ya son más de 60. Con el marketplace queremos que la gente esté segura de que está comprando café 100% de origen colombiano y está apoyando a las familias productoras”, dice Natalia Valencia.

El único requisito para las marcas es que tengan denominación de origen. Esto es relevante porque el sello ‘hecho en Colombia’ no garantiza que sea 100% colombiano. Puede tratarse de café importado, pero eso sí tostado y transformado (“hecho”, digamos) en Colombia. “La recomendación es buscar el sello de denominación de origen o el logo de Café de Colombia”, añade la directora de Mercadeo de Fedecafé.

La historia del sello Café de Colombia merece una mención aparte: fue creado en 1984 por Fedecafé, sin embargo, durante muchos años sólo garantizó que fueran marcas colombianas y no una denominación de origen. Esto debido a que no se habían establecido estándares de calidad que certificaran todo el proceso, pero eso cambió en 2005.

Ese año, bajo la premisa de que el café colombiano era el mejor a nivel mundial, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), autoridad que vigila y protege los derechos industriales, creó la denominación de origen ‘Café de Colombia’, que sí garantiza que el cultivo y producción sean 100% de origen nacional. Fue el primer paso del gobierno y del gremio cafetero para proteger a la industria nacional e impulsar la producción de café con las más altas calidades.

¿Cuántas denominaciones de origen tiene el café colombiano?

A pesar del esfuerzo de la SIC, entre los cafeteros de algunas regiones existía el sinsabor de que esa denominación de origen no era óptima. Su principal problema es que es muy amplia, al incluir a 23 de los 32 departamentos que tiene el país. Esto impedía posicionar a las marcas por diferenciadores de diversa índole como altura, temperatura, producción o tipo de siembra. Por ello, en 2011 se creó la primera denominación de origen regional.

Ante la necesidad de validar, proteger y garantizar la calidad del café colombiano, el país ha creado siete denominaciones de origen, una nacional y seis regionales. Cada una cultiva una variedad exclusiva de café en el país. Dichas denominaciones se establecieron en el marco del acuerdo Comunidad Andina de Naciones (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia), donde se estableció un mecanismo para proteger la producción nacional de cada país.

El primer departamento en recibirla fue Nariño. Le siguieron Cauca, Huila, Santander, Tolima y la región de la región de la Sierra Nevada (que reúne 33 municipios de los departamentos de Magdalena, La Guajira y Cesar).

A pesar de que siguen siendo muy pocas si se compara con otros productos —como los quesos franceses o los vinos—, las denominaciones de origen regionales han buscado posicionar las diferentes variedades de café en el mercado nacional y promover económicamente a los departamentos. Cualidades como el sabor a chocolate, diversos dulces, cítricos, aromas florales entre muchas otras, son las que permiten diferenciar una denominación de otra.

“Estas denominaciones regionales no compiten entre sí ni con la denominación de origen Café de Colombia”, aclara María José Sánchez, coordinadora de Propiedad Intelectual de Fedecafé.

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¿Cómo se otorga una denominación de origen regional?

La denominación de origen es una marca de propiedad del estado colombiano, que delegó su administración en el gremio de Fedecafé.

Es decir, la SIC, en su función de administrar y vigilar el derecho de propiedad intelectual, le entregó la potestad a Fedecafé, gremio de los cafeteros, de otorgar o quitar los sellos de denominación de origen.

El estado colombiano también precisó que debía ser una entidad independiente la que evalúe si los productos cumplen con las condiciones y características de una de las denominaciones de origen. Para evitar decisiones arbitrarias por parte de la Federación de Cafetereros, se designó a la fundación Cafecert, entidad independiente que desde 2012 es la encargada de evaluar técnicamente que el producto cumpla con todas las características que diferencian al café colombiano y las seis regiones.

El proceso para iniciar un trámite de certificación que permita obtener la denominación de origen café de Colombia comienza con una solicitud y envío de documentos a Cafecert, que se encarga de validar la información y enviar las muestras a los laboratorios. Tras la obtención de los resultados, se informa al solicitante si cumplió con los requisitos y se da aviso a Fedecafé para que autorice el uso de los sellos.

Este proceso implicó que todos los cultivos, tostadoras, productos y marcas a nivel nacional que quisieran declarar que eran de origen colombiano o de algunas de las seis regiones mencionadas anteriormente, debían pasar por una autorización del uso de la denominación de origen.

María José Sánchez agrega que actualmente existen 638 marcas con denominación de origen que se producen en tostadoras colombianas y se venden en el país. Pero el escenario a nivel internacional es diferente.

“En 27 países de la Unión Europea y en Reino Unido nos reconocen como café de Colombia con certificación de origen”, señala Sánchez. Caso contrario sucede en Estados Unidos, donde no hay etiquetas de denominación de origen.

Ante la imposibilidad de que en mercados relevantes, como el de Estados Unidos, se etiqueten productos como “denominación de origen”, se sigue usando el logo de Café de Colombia. La diferencia es que, desde que la SIC delegó en Fedecafé la administración de la denominación de origen, este sello solamente lo pueden emplear las marcas que han obtenido ese distintivo. Actualmente, son 572 productos que tienen autorizado exportar con el logo de Café de Colombia.

Con las denominaciones de origen, el marketplace y el sello de Fedecafé, el gremio espera multiplicar esfuerzos para que los elogios al café colombiano no se queden en palabras y los consumidores nacionales realmente puedan disfrutar de la experiencia que por décadas les ha sido vedada.

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