El maíz nativo es el cultivo más representativo de México. Su origen y evolución se remontan a 10 mil años atrás con su pariente silvestre, el teocintle. Generaciones van y vienen y estos maíces siguen aquí. Existen más de 300 variedades derivadas de 64 razas de maíces nativos que crecen en territorio mexicano. Ahora surgen distintos esfuerzos para que ese legado, considerado patrimonio alimentario nacional, permanezca.
El actual gobierno lo considera una prioridad. Es una bandera que han enarbolado desde antes de llegar al poder. Uno de estos esfuerzos avanzó el pasado 13 de abril, fecha en que se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo (LFFPMN), que busca proteger sus razas y variedades. Ahí se obliga al estado a garantizar la conservación in situ de semillas de maíz nativo y en diversificación constante.
Maíces nativos, híbridos y transgénicos: ¿qué los define?
Para no perderse entre las diferentes razas de maíces y sus sinónimos, aquí una explicación. El maíz nativo es el que ha sido cultivado durante miles de años. Está en evolución y domesticación constante gracias a los conocimientos que los productores tradicionales han adquirido de generación en generación. Las comunidades indígenas lo conocen como maíz criollo.
El maíz híbrido, también conocido como mejorado, es el resultado de la cruza de dos líneas puras de maíz que se desprenden de diferentes razas o variedades. Su semilla ha sido mejorada para que sean más productiva. A esta variedad pertenece el mayor consumo en el país.
Maíz transgénico es al que, a través de un proceso de biotecnología se le implantan genes de otras plantas, para mejorar su rendimiento.
El gobierno y Gruma al rescate del maíz nativo
Tanto el gobierno federal como la iniciativa privada han impulsado diversos planes para salvaguardar las variedades de la semilla, como ejemplo está el “Programa de Rescate de los Maíces Nativos” que, bajo el liderazgo de la Secretaría de Desarrollo Rural (Sader), busca apoyar a 12 mil familias que se dedican a cultivarlo.
Con una inversión estimada en más de 350 millones de pesos y a través de 38 proyectos de desarrollo territorial, la iniciativa se pondrá en marcha en casi la mitad del territorio nacional. Abarca los estados de Campeche, Chiapas, Chihuahua, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora, Tlaxcala y Veracruz.
El programa de rescate forma parte del Plan Nacional de Desarrollo. Su objetivo es impulsar la conservación de estos maíces nativos, desarrollar condiciones que valoren sus propiedades nutricionales y promover una mayor producción y comercialización del grano para que los productores tengan mejores ingresos.
Gruma, el mayor productor de tortillas del mundo, con su filial Maseca, informó que comprará 5 mil toneladas de maíz nativo. Con ese hecho duplicará lo que compraba en años anteriores. Los estados beneficiados serán Guerrero, Puebla y Oaxaca. Con la venta se favorecerá a más de 200 agricultores a quienes se les mejorará el precio de compra. La empresa estima que la transacción alcance los 50 millones de pesos.
Esta alianza contempla la compra de 2 mil toneladas de maíz nativo blanco en Guerrero, la misma cantidad pero de maíz nativo azul en Puebla, y mil más de nativo azul en Oaxaca. Además, también se apoyará a productores del Estado de México y Chiapas.
¿Por qué los maíces nativos no garantizan suficiencia alimentaria?
Se podría pensar que el maíz que consumimos habitualmente transformado en tortillas es nativo, pero no siempre es así. Pese a su riqueza cultural y biológica, los maíces nativos no garantizan suficiencia alimentaria porque no cuentan con un mercado industrial. “Existen para salvaguardar las culturas, más no como un producto con potencial comercializador”, explica el ingeniero Andrés de la Garza, director general de la Asociación Nueva Visión para el Desarrollo Agroalimentario de México, (VIDA).
Esa asociación busca garantizar la producción, distribución y consumo suficiente de alimentos que sean nutritivos y se produzcan de manera sostenible. Nació después de que el Foro Económico Mundial reconociera, en 2009, que es necesaria una nueva visión para la agricultura, sobre todo si se toma en cuenta el desafío que representará alimentar a las 9 mil millones de personas que posiblemente habitarán el planeta en 2050.
El especialista agrega que el maíz nativo se cultiva principalmente en el sur y sureste de México, sin embargo, “es más para autoconsumo”. Se trata de producciones muy reducidas en cada ciclo agrícola, de entre tonelada y media y dos. Por ello, el maíz que más se consume en el país es híbrido y blanco.
El Plan Maíz para México y su apoyo a la industria pecuaria
En el país no solo se producen y consumen maíces blancos que pueden ser híbridos o nativos. El maíz amarillo -destinado principalmente al consumo para animales- representa un alto porcentaje, sin embargo, como la cantidad que se siembra en el país -y que también es apta para la dieta del ser humano- es menor, se tiene que importar. Hoy ingresan al país 17 millones de toneladas al año de maíz amarillo, mayoritariamente transgénico y proviene de Estados Unidos. La principal diferencia entre el maíz blanco que es para consumo humano en México y el amarillo, es que este último contiene más aceite.
Así que también hay un plan para sembrar maíz amarillo con el que se espera reducir en un millón de toneladas las importaciones. Se llama “Maíz para México” y con su operación se prevé que al término del sexenio la disminución de importaciones oscile en los 5 millones de toneladas.
“Sería un paso enorme y ese es el enfoque: que al aumentar la productividad podamos ir reduciendo paulatinamente la dependencia”, sostiene Cacho Ribeiro, vicepresidente de cadenas productivas del Consejo Nacional Agropecuario.
El especialista agrega que si la producción nacional de maíz amarillo crece, los agricultores podrán mejorar sus ingresos hasta en un 350%, “y eso es lo que queremos: que tengan una vida mejor, más digna”, finaliza.