Las botanas saludables han ganado terreno y popularidad, pero aún no les alcanza para figurar de manera importante en los anaqueles. Si el antojo elige una alegría de amaranto o unas chips de verdura como tentempié, la tienda de la esquina o una de conveniencia no es lugar adecuado para comprar. La realidad es que esos negocios prefieren vender opciones como pastelitos, papas fritas y chocolates.
Poco a poco, pero el cambio se abre paso. Estas son las historias de negocio de Come Verde, Totolines y Zofo, tres empresas nacionales que abren el mercado. Ellos apuestan por abrir el abanico de botanas saludables con ingredientes muy mexicanos. Además de totopos hechos con chapulines y coliflor, elaboran gusanos horneados, obleas de amaranto y ofrecen una amplia variedad de frutos deshidratados con chile.
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Come Verde, la empresa que vende botanas saludables a buen precio
Emilio Berdegué y Andrés Barba se conocen desde la secundaria. Su amistad se fue cimentando sobre intereses comunes. Ambos son partidarios de alimentarse de manera balanceada, por lo que decidieron emprender. Comenzaron a distribuir una botana hecha de maíz en las tiendas de barrio de Guadalajara. Aunque el producto no era lo saludable que ellos aspiraban, tuvo mucho éxito, ello les permitió dar trabajo a otras personas.
Todo pintaba bien hasta que un día de lluvia intensa su bodega se inundó. “Se echaron a perder toneladas de producto. Lo más difícil fue pensar que tendríamos que cerrar ese proyecto y darle las gracias a todos”, recuerda Emilio, quien junto con su socio Andrés y su hermana Mariana Barba apostaron por otro alimento para comercializar.
La luz llegó desde Sinaloa. La familia de Berdegué es parte de la arraigada tradición sinaloense de trabajar las frutas deshidratadas. Los emprendedores analizaron el potencial y apostaron por el mango y los arándanos deshidratados y enchilados, además de algunas nueces.
Esta vez decidieron que la estrategia de distribución de sus productos, que presentaban en pequeñas bolsas de celofán, sin marca, fuera por medio de máquinas expendedoras en escuelas. Les fue tan bien, que en unos meses llegaron a 40 puntos de venta. La gente las identificaba como “la máquina verde” y de ahí salió el nombre de su empresa: Come Verde, que de manera oficial nació en julio de 2019.
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El siguiente paso fue llevar el producto a tiendas especializadas en alimentos orgánicos y saludables. Se dieron cuenta que otros alimentos de su categoría creen que sano es sinónimo de caro y apostaron por ofrecer botanas más baratas que la competencia sin sacrificar el margen de ganancia.
“Fue cuando confirmamos la decisión de ofrecer alimentos saludables y sabrosos en un empaque bonito y ecológico, pero a buen precio. Esa fue la clave para llegar a un mercado cuyas reales dimensiones no imaginábamos”, comparte Berdegué.
Hoy, la recién estrenada fábrica de Come Verde en Guadalajara produce más de 500 mil piezas al mes de sus cerca de 50 productos, entre los que se encuentran obleas de amaranto, totopos de coliflor, cacahuates y semillas asadas, chips de verduras, maíz inflado y sus deshidratados de mango, arándanos, piña, manzana y nopal.
Llegan a sus consumidores a través de su página y con el impulso de más de 3 mil distribuidores en todo el país. Sus botanas también pueden encontrarse en tiendas como Nutrisa y, aseguran que ya están en pláticas para entrar a los anaqueles de los grandes del retail.
“Somos la marca de snacks saludables con más seguidores en redes sociales. Tenemos una comunidad muy fuerte”, remata su director comercial.
Para quienes se preguntan si tras aquella inundación despidieron a su gente, no, no tuvieron que hacerlo. Los colaboradores que se fueron lo hicieron por decisión propia o porque no creyeron en el nuevo emprendimiento. Hoy, Come Verde da trabajo a más de 50 personas.
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Totolines, la sazón de los totopos de chapulín
Alejandra Álvarez y Andrea Gómez tenían un blog de nombre Food Lab, en el que informaban a los consumidores sobre la industria de alimentos. “Existen un montón de mitos que a veces no son ciertos”, recuerda Alejandra.
Las emprendedoras se conocieron en el Tec de Monterrey Campus Querétaro, en la carrera de ingeniería en industrias alimentarias. De ahí su interés en el tema. En una de sus investigaciones descubrieron que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera a los insectos como el alimento del futuro. En ese momento, sin ellas saberlo, nació Totolines, totopos de harina de grillo y chapulín.
El blog en algún momento llegó a su fin, pero ellas se dieron cuenta de la necesidad del mercado por productos más saludables y más honestos con el consumidor. “También comprendimos que lograr un cambio sería más difícil por el camino tradicional, el de entrar a una gran industria, así que decidimos crear nuestra propuesta”, comenta Alejandra Álvarez.
En 2017 decidieron que los insectos serían su materia prima. Grillos y chapulines resultaron ser las opciones más accesibles en costo y, por sus características, más inocuos. Eligieron los totopos horneados porque consideraron que esa preparación es muy mexicana y también saludable. Después de dos meses de ensayo y error llegaron a la receta ideal que comenzaron a vender en la máquina expendedora de alimentos en el Tec Querétaro.
Vendían sólo 50 piezas al mes, número nada extraordinario, pero que les sirvió para saber que sí existía un mercado para su alimento. El entusiasmo de esas primeras ventas disipó cualquier duda y registraron su marca.
Para el segundo semestre de 2017, su ímpetu las llevó a participar en el programa de aceleración MasChallenge donde ganaron un premio de 400 mil pesos, que les permitió comprar maquinaria y crear empaques en forma. Empezaron a vender en tiendas locales de productos artesanales.
“Reformulamos un par de veces más, buscamos entrar a tiendas más grandes, y cambiamos nuestro logo y empaque, otra vez”, señala Alejandra Álvarez quien hoy funge como jefa de Operaciones de Entofoods, empresa que cobija Totolines.
Sus totopos, altos en proteína y fibra, tienen tres presentaciones: chapulín y chile, hierbas italianas y chipotle. Pueden adquirirse desde cualquier parte del país a través de su propia página en internet, y en Amazon, Jüsto y Walmart online, principalmente.
Alejandra Álvarez prefiere no compartir datos sobre su facturación, pero afirma que las ventas de Totolines aún están por detonar. “Es el tipo de producto que debes dar a probar al consumidor. Estamos por cerrar tratos con una de las cadenas de autoservicio más grande de México y cuando la pandemia lo permita, haremos degustaciones en las tiendas. Esto sin duda va a crecer aún más”, concluye Álvarez.
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Zofo, el snack de gusano que emergió en la pandemia
Zofo, empresa de botanas y sales gourmet hechas con gusano, se hizo famosa por un primer “fracaso” cuando, en septiembre de 2020, aparecieron en un episodio del programa de televisión, Shark Tank, y fueron rechazados por los inversionistas del programa.
“Fue algo muy favorable porque resultó ser una gran plataforma para promocionarnos. Vendimos toda la producción que teníamos… no estábamos listos para una explosión de ese tamaño”, dice Nikol Wolpert, CEO de Zofo.
La idea de su negocio nació en 2017 en la mente de su padre (padrastro, en lo oficial, pero un padre en la práctica para Nikol), Mark Shtern, lituiano que lleva 26 años viviendo en Cancún. Shtern, dentista de formación, tenía una granja con varios insectos y su intención era “encontrar un alimento saludable para sus peces”.
El hobby se convirtió en idea de negocio cuando se dio cuenta que el gusano Zophoba Morio sobresalía por su fácil alimentación, el poco uso de espacio físico y su bajo consumo de agua. La propuesta de convertirlo en botana se presentó cuando se atrevió a probarlo.
“Sabe delicioso porque, a diferencia de otros insectos, el gusano contiene grasa. 50% del Zophoba Morio es proteína y 47% es grasa saludable, como la del aguacate y del aceite de oliva. Nuestra botana es una superfood”, asegura la CEO.
Zofo tiene sus propios criaderos con las condiciones óptimas para asegurar sabor y calidad. El Zophoba Morio, asegura Wolpert, es uno de los gusanos que se pueden comer, “obtuvimos la certificación alemana Entotrust que sólo avala a insectos aptos para el consumo humano”, explica.
Para convertir al gusano en una botana con consistencia crujiente, Mark Shtern decidió hornearlo y, con el apoyo de amigos chefs, encontraron el punto exacto agradable al paladar. Tener listo el producto para la comercialización le llevó casi dos años.
En agosto de 2019, Zofo fue lanzado de manera oficial. Sus primeros clientes fueron restaurantes, bares y hoteles de Cancún. Entre ellos estaba el parque Xcaret, que ofrecía los gusanos como una amenidad para sus visitantes. Para noviembre de ese año, ya estaba en todas las tiendas La Europea del sureste de México.
“A pesar de que México es un país acostumbrado al consumo de insectos, fue un crecimiento que no esperábamos”, confiesa Nikol.
En marzo de 2020, justo cuando entraron a todas las tiendas La Europea del país, llegó la pandemia que se tradujo en un duro golpe, pero también se presentó el golpe de suerte llamado Shark Tank. Su presencia en todas las tiendas se retomó y hoy sus ventas están 75% por encima de lo que facturaban antes de la pandemia.
Zofo tiene ahora la mira puesta en Estados Unidos, donde esperan vender en marzo de 2022. “Tenemos un proyecto con el MBA (Master of Business Administration) de Western Michigan University que nos está construyendo toda la estrategia para entrar al mercado estadounidense”, comparten.
Al cuestionarla sobre las opciones de éxito que puede tener un gusano en Estados Unidos, Wolpert defiende la decisión: “tenemos listas unas tipo chips para quienes no se atreven a comer el gusano tal cual, pero la botana de gusano sí tiene posibilidades. Es un mercado muy grande. Si tenemos un 1% de consumidores que sí come insectos, con eso la hacemos”.
