Los retos que enfrenta el líder de los agroempesarios mexicanos son muchos y de verdad complicados: el maíz transgénico, el uso de glifosato, la reforma eléctrica, el calentamiento global, el TMEC, el trabajo infantil en el campo… Pero Juan Cortina Gallardo no deja surco sin sembrar. Ha sido productor de pepino y tomate, líder del sector azucarero y vicepresidente de Comercio Exterior del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
Su conocimiento y experiencia en la industria agroalimentaria mexicana lo llevaron, casi de manera natural, a ocupar la presidencia del CNA para el periodo 2021-2023. Ahora nos comparte su visión de este sector estratégico, uno de los más relevantes para el desarrollo económico del país.
Como productor, empresario y representante gremial, ¿qué le urge más al campo mexicano?
La pregunta de los 64,000 pesos. Yo diría que es muy importante que tengamos políticas públicas direccionadas para cada una de las divisiones de nuestro sector agroalimentario. Nuestro campo es un mosaico con diferentes realidades y necesidades. Desgraciadamente, los últimos tres años del gobierno se han quitado presupuestos de manera importante, se han quitado programas muy importantes y se han cortado cosas que no se debieron de haber cortado.
¿Cómo cuáles, presidente?
Tenemos que meterle al presupuesto del sector temas de productividad porque son muy importantes, pero no sólo eso: también hay que recuperar ciertos apoyos a los granos y oleaginosas, como son las ayudas a la comercialización, los apoyos de coberturas o de seguros que tenían. Y no olvidemos los programas para la tecnificación de riego de pequeños productores… Necesitamos tener un presupuesto que refleje las necesidades del sector de manera más adecuada.
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Ya podemos sospechar la respuesta, pero ¿qué opinión tienes del presupuesto federal asignado al campo en 2022?
No es suficiente. Entendemos que hay un presupuesto que va dirigido a temas sociales, lo cual está bien; sin embargo, el presupuesto de la Secretaría de Agricultura está a la mitad de lo que era en el pasado. En el campo, hoy en día, estamos viviendo de las inversiones que se hicieron hace 5, 6 y 7 años atrás, por eso hemos tenido buenos resultados. Pero si no tenemos certidumbre en el sector hacia adelante, las inversiones se están dejando de hacer: hoy existen menos hectáreas plantadas que en el periodo de 2006 a 2019, cerca de 4 millones de hectáreas menos. Esto refleja que el sector se desacelera, por eso este llamado a que repensemos la manera que estamos atendiendo al sector agroalimentario, tanto en el presupuesto como en políticas públicas.
¿Qué opinan de la reforma energética planteada por la administración federal?
La reforma energética nos preocupa por 3 temas: porque le va subir el costo a todos los usuarios y, en específico, a los usuarios agropecuarios debido al uso de bombas de riego, por ejemplo. Nos preocupa por el tema del cambio climático, una realidad en nuestro sector, pues cada vez vemos tormentas más severas, periodos de sequía mucho más ampliados y climas más extremos. Si no atendemos ese tema, la producción de alimentos en el mundo se volverá cada vez más compleja, se van a caer los rendimientos, se va a caer la productividad. Por último, creo que la reforma energética es contraria a todos los acuerdos comerciales que tiene México, tanto multilaterales como bilaterales, y es un tema donde nos pueden apretar muy fácilmente nuestros socios comerciales. Tenemos que empujar que las decisiones se tomen con base en ciencia, no con base en ideología.
Ya conocemos la postura del gobierno federal sobre el no al cultivo de maíz transgénico y el uso del glifosato. ¿Qué opina el CNA?
No queremos que se usen semillas transgénicas en México para plantar maíz que después sirva para consumo humano. Y hoy en día, los productores nacionales no necesitan de esas semillas. Las semillas híbridas que ya existen en el mercado son iguales o mejores que las que se dan en Estados Unidos, sólo hay que ver las productividades que hay en Sonora, Sinaloa o en Chihuahua. Hace unos días, tuve la oportunidad de visitar el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en Texcoco, un gran ejemplo de lo que se ha logrado aquí en México. Esa organización asegura que han contribuido a que millones de personas en el mundo no hayan muerto por hambre gracias a los avances que han hecho con semillas híbridas. Investigación y desarrollo mexicanos que se diseminan a África, Asia, Latinoamérica, etcétera.
Lo que sí nos preocupa es que traten de bloquear la importación de maíz producido en Estados Unidos con semilla transgénica que va al sector pecuario. Es un tema muy delicado porque este sector representa el 42% del PIB agropecuario nacional. Además, el sector pecuario ha venido creciendo de manera muy importante en los últimos 10 años y no podemos simplemente tirar eso a la basura por dejar de importar una materia prima. Sobre el glifosato, es un producto que se usa en 180 países y que se ha utilizado en los últimos 40 años. No pueden dejar a nuestros agricultores en una posición de no ser competitivos por no tener las herramientas más adecuadas a la mano. Estamos de acuerdo en buscar alternativas, pero éstas se deben buscar con los elementos científicos que aseguren la misma eficacia y el mismo costo. Hemos planteado esto ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y no hemos obtenido respuesta para hacer estos análisis.
Cuando asumiste el cargo en enero pasado, una de tus principales metas fue aumentar la producción de maíz en México, en coincidencia con el programa gubernamental “Maíz por México”. ¿Qué acciones se han impulsado en este sentido y qué resultados están teniendo?
Empezaría por decir que se hizo un experimento en Guerrero, el año pasado, donde se produjeron cerca de 300,000 toneladas más de maíz. Entonces, yo creo que si actuamos en una alianza público-privada se pueden hacer grandes cosas. Están las herramientas y los elementos tecnológicos, como el CIMMYT o los paquetes tecnológicos para los pequeños productores, inclusive algunos de ellos han invertido en maquinaria agrícola para predios pequeños que tiene tecnología de punta. Definitivamente, hay espacio para que podamos sustituir importaciones y crezcamos la producción de maíz en México.
Respecto a tu reciente visita a Washington D.C., ¿hay temas que enciendan las alarmas en el agro mexicano con relación al TMEC?
No. Yo creo que el tema relevante es que trabajemos de la mano con los Estados Unidos para que se implemente el tratado de manera exitosa y se resuelvan los diferentes problemas comerciales que obvio van a salir porque tenemos una relación bastante profunda. Es importante que vayamos atendiéndolos de forma oportuna porque después va a ser más difícil. Estamos trabajando, de la mano con el gobierno estadounidense, específicamente en los cambios que se dieron en la parte laboral para que no tengamos temas que sean obstáculos al comercio. Estamos avanzando en un proceso de certificación laboral de las empresas socias del CNA que exportan a Estados Unidos para que en dos años todas cumplan de manera fehaciente estos nuevos temas que están en el tratado.
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¿Tampoco hay que preocuparse por el tema de trabajo infantil en los campos mexicanos?
Es un tema que pudiera darse, pero mucho menor de lo que era antes en México. Estamos trabajando de la mano con la Secretaría del Trabajo aquí en México y con las diferentes autoridades para que eso no suceda, pero creo que hay un punto que también es importante abordar: los chavos de 16 o 17 años no pueden trabajar en el campo mexicano. En Estados Unidos sí lo pueden hacer y aquí no. Ese es un grave error porque muchos de estos chavos inclusive ya son jefes de familia, y si no les damos la oportunidad de trabajar pues terminan por pasarse al crimen organizado. Yo estoy totalmente de acuerdo en que haya una legislación o unas reglas para que no se metan en trabajos peligrosos, pero no podemos negarles la oportunidad de trabajar, como ya sucede en Estados Unidos. Eso es algo que tenemos que cambiar en México y hemos estado empujando para que así suceda.
El crimen organizado amenaza algunas de las industrias agrícolas en México. ¿Qué planea el CNA para apoyar a los agricultores y proteger al campo nacional?
Pues, mira, esa no es labor del CNA. El tema de la seguridad a nivel nacional es una labor del gobierno. Lo que podemos insistir es que se trata de un flagelo que estamos viviendo todos los días en todo el país y que implica costos importantes para nuestro sector. Es un tema muy delicado en algunas zonas de México donde el crimen organizado ha tomado una fuerza que no habíamos visto.
Con tu experiencia en liderazgo, ¿puedes compartirnos algún consejo para las nuevas generaciones de empresarios agrícolas?
He tenido la oportunidad de ver cómo se ha transformado el sector agroalimentario mexicano. Es realmente entusiasmante ver lo que se ha logrado en México en temas de productividad, de integración de cadenas, pero sobre todo en nuestra vocación exportadora y en cómo hemos sido complementarios con Estados Unidos. Porque, es cierto, les importamos maíz pero nosotros les exportamos verduras, hortalizas y frutas. Hoy el 70% de las verduras que consume Estados Unidos salen de México. Además, la población va a seguir creciendo en México, Estados Unidos y en el mundo, entonces las oportunidades de crecimiento en el sector son entusiasmantes. A lo que voy es que los nuevos agricultores y todos tenemos que encontrar cómo le damos todavía mayor valor agregado a lo que produce México, esa es la siguiente frontera que tenemos. Es muy importante que se diversifiquen los mercados, el 84% de las exportaciones de nuestro sector se van a Estados Unidos y Canadá… Bueno, tenemos tratados con Europa, con países asiáticos, y hay que aprovecharlos. Ojalá que más gente joven venga a generar ideas y proyectos de emprendimiento. Ojalá que se animen a echarle un vistazo a este gran sector y gran activo que tenemos en México. Tenemos una geografía y un clima realmente espléndidos para la producción del sector agroalimentario.
Esto último es una ventaja que podríamos perder en algunos años, como mencionaste en un principio. ¿Está México preparado para enfrentar el cambio climático?
Yo creo que no estamos listos y lo vemos en la parte, por ejemplo, del agua: el 70% del consumo de las aguas a nivel nacional son para el consumo agrícola. Tenemos que invertir en más empresas, en la distribución de agua de manera eficiente y también en sistemas de riego por goteo en donde se use eficientemente. Pero se han desmantelado todos los programas que había al respecto. Por otro lado, es importante que sigamos con la investigación de nuevas variedades de maíz que sean resistentes a la sequía. Para que se den una idea: por cada grado de aumento en la temperatura a nivel mundial, se pierde entre el 8% y el 10% de la productividad de las variedades de semilla de maíz que se tienen hoy. El clima está cada vez más variable y desafortunadamente el presupuesto de la Secretaría de Agricultura se va hacia apoyos desde el punto de vista social, y no se está invirtiendo nada en productividad, nada en tecnología. Encontramos visiones totalmente ideológicas que quieren regresar a una agricultura del siglo XVIII, en donde definitivamente las herramientas no nos van a dar para poder darle de comer a la creciente población en el mundo.
¿Cómo te gustaría dejar el CNA cuando termine tu mandato en 2023?
Mi misión es que sigamos creciendo, que podamos incidir que se den las políticas públicas correctas, que se dé una mayor inversión al sector para que podamos seguir teniendo el éxito que hemos tenido. Ese es un tema que nos preocupa mucho en el CNA, que no vayamos a perder el dinamismo que hemos tenido en los últimos 18 meses. Dentro del trabajo estratégico también está la diversificación de mercados donde, como decía, hay una enorme oportunidad para seguir creciendo. En la parte de investigación y desarrollo también hay mucho que hacer. Hay muchas oportunidades para seguir siendo exitosos.
