Originario de la Ciudad de México, Santiago Cosío Pando, director de Bodegas de Santo Tomás forma parte de la tercera generación de una familia dedicada al negocio del vino. Antes estuvo su abuelo, Elías Pando Pendás, después su padre, Antonio Cosío. Desde hace cinco años Cosío Pando tomó las riendas de la vinícola bajacaliforniana.
Actualmente, también funge como presidente de la asociación Provino A.C., organismo que representa a más de 62 vinícolas de Baja California, y cuya misión es fomentar la cultura del vino y posicionarlo en la escena nacional e internacional.
Cosío Pando platicó con Goula sobre qué distingue a su marca, cómo enfrenta problemas de la industria como el cambio climático, cómo llegar a nuevos públicos y el salto de Bodegas de Santo Tomás a la internacionalización, cuyo mercado natural es Estados Unidos.
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¿Cuáles fueron los factores para que decidieras tomar las riendas de una empresa familiar?
Ser empresario es mi vocación. Desde niño, la empresa y la familia son parte de la convivencia cotidiana y fue natural. Este amor y pasión por la empresa lo vi en mi padre y mi abuelo. Va más allá de gestionar un negocio; es la familia que forma parte del negocio. También hay familias que forman parte de esta empresa y que se vuelven tu familia.
¿Cuáles son las experiencias más retadoras que te han ayudado a crecer como empresario?
Esta es una empresa que casi tiene siglo y medio, llena de tradición y que compite con otras productoras. El principal reto que me he encontrado ha sido armar el equipo de trabajo para construir la empresa en la que yo sueño. Atraer al talento. El factor humano es lo primordial en toda empresa, la gente es la que hace la empresa. Ese ha sido un gran reto que me ha tomado cinco años que tengo como director. Afianzar, construir y depurar el equipo para tener el soporte necesario para que la compañía camine, corra y vuele, pero sobre todo que logre sus objetivos.
¿Cuál es el diferenciador de tu bodega?
Hay varios. Tenemos 132 años de experiencia, hay un know how, en la gente y los viñedos que acumula nuestra gran historia. Otro diferenciador es que tenemos garantizado el abasto de la materia prima. El 100% de nuestra uva viene de viñedos propios ubicados en zonas idóneas para producir uva de calidad. En específico, en el valle de Santo Tomás, donde tenemos nuestra cuna. Ahí conservamos las condiciones ideales de agua, suelo y clima. Además, contamos con el reconocimiento del consumidor: pocas marcas pueden contar con el apoyo y aprecio que reconoce la historia y el significado de la marca.
¿Cómo ves el panorama del vino con el cambio climático, con la escasez de agua, cómo lo afrontarán?
Sin duda el cambio climático nos ha afectado. Principalmente hay desfase en las estaciones del año, una disminución en la precipitación y un incremento en las temperaturas promedio. Para la industria es un reto. Como productores optimizamos el uso del agua, usamos tecnología de riego con precisión y buscamos nuevas fuentes de abasto, además tratamos aguas residuales. Como industria se están buscando variedades de uva que tengan una mejor capacidad de adaptación a estas condiciones climatológicas. La cabernet sauvignon es muy adaptable; la syrah también. La industria tendrá que buscar a qué variedades migrar.
¿Qué está haciendo Bodega de Santo Tomás para acercar el vino a las nuevas generaciones?
Tenemos una línea, ST, son vinos de vinos de fácil consumo que se pueden disfrutar con platillos como pizza y sushi. Esa es una de las principales estrategias dirigidas a la gente joven. Su mensaje es que el vino rico y sin complicaciones se puede disfrutar en cualquier ocasión.
¿Cuál fue el volumen de ventas al extranjero de Bodega de Santo Tomás el año pasado?
Hoy en día estamos exportando el 5% de nuestras ventas, la intención es llevarlo a un 20% en los siguientes años. Nuestra producción prácticamente se agota en el país; primero debemos crecerla aquí. Vendemos 1 millón 200 mil litros al año.
¿Sus exportaciones ha crecido en el extranjero los últimos años?
Sí han crecido, nos hemos enfocado en el mercado norteamericano. Es nuestro mercado natural, ya hay un reconocimiento del vino de México en Estados Unidos. Ha habido un crecimiento aproximado del 20%. Ha sido una labor de introducción con buena aceptación. Sobre todo, ofrecemos una muy buena relación precio y calidad.
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¿Qué estrategia planeas para contrarrestar el nuevo impuesto del 4.5% al vino que ya se cobra al consumidor en varios estados del país como CDMX, Guanajuato, Aguascalientes, Campeche, Querétaro y Edomex?
Afortunadamente no es a nivel federal, creo que continuaremos invirtiendo para incrementar las ventas e impulsarlas en los estados donde no hay incremento. Pero habrá que comunicar los beneficios del vino con un consumo moderado. Es un producto cuyo consumo incluso aporta beneficios a la salud.
¿Dónde quieres llevar a tu empresa; cómo visualizas el futuro de Bodegas de Santo Tomás?
La visión de Bodegas de Santo Tomás es lograr mayor proyección a nivel internacional. Hemos construido una plataforma muy importante en México en todos estos años, la intención es lograr un liderazgo de la marca a nivel internacional a partir de los productos que han ganado reconocimientos en concursos internacionales. Podemos ser portavoces de la industria y de la región de Baja California en el mundo. También, seguir construyendo una empresa humana que tenga un impacto positivo en las comunidades en las que estamos inmersos, que genere bienestar, tanto en las comunidades, como en el consumidor que nos favorecen con su compra.
Premios más recientes de Bodegas de Santo Tomás
- -2018, medalla de plata en el Concurso Mundial de Bruselas para Duetto de uvas tempranillo y cabernet sauvignon, cosecha 2016.
- -2016, medalla de plata en el Concurso Mundial de Bruselas para Duetto de uvas cabernet sauvignon y tempranillo, cosecha 2009.
- -2016, medalla de plata en el San Francisco International Wine Competition para Antonia de uva carmenere, cosecha 2012.
