Pocos son los emprendimientos que se pueden jactar de recibir reconocimiento continental. Oaxacanita fue elegido en 2016 como uno de los mejores proyectos sociales del continente por el gobierno de Barack Obama. En 2018, la International Youth Foundation, los seleccionó como uno de los 20 mejores emprendimientos sociales del mundo. Este año recibió el Goula Award por consolidar en un producto el desarrollo económico en una localidad. Su materia prima es el chocolate.
Para los pueblos mesoamericanos el cacao era un símbolo del corazón, el elemento que mantenía viva toda una tradición culinaria. Para Oaxacanita, el cacao transformado en chocolate, se convirtió en el impulsor del cambio. Su historia arrancó en 2015, en un cuarto prestado por la abuela del director de la marca. Ahí, Germán Santillán y cuatro personas más se reunieron para hacer chocolate por primera vez, pese a que sabían que alrededor del 80% de los chocolates que se consumen en México son importados.
En ese entonces apenas producían 10 kilos cada tres meses, que se convirtieron en 20 kilos de chocolate, mismos que comenzaron a vender entre amigos y familiares. “Duramos poco más de dos años reinvirtiendo las utilidades para incrementar nuestra capacidad de producción, hoy hacemos de 200 kilos a una tonelada por mes”, detalla Germán.
Oaxacanita emplea a los habitantes de Villa de Tamazulapan, quienes cultivan cacao, hacen chocolate y arman los empaques de palma en los que envuelven su producto. Para ellos, la producción de chocolate artesanal desencadena un impacto ambiental, económico y social.
“Es un proyecto que vende chocolate pero realmente estamos trabajando en un cambio social. Queremos un mejor país y estamos empezando, como dicen, por nosotros, por nuestra comunidad y por nuestra región”, afirma Sergio Santillán, director de Ventas en la Ciudad de México.
Parece sencillo, pero el trasfondo social del emprendimiento es sumamente ambicioso. Para Germán y su hermano Sergio se concreta en la suma de voluntades y en el compromiso que nació en ocho municipios de la Mixteca Oaxaqueña, pero que aspiran, algún día impacte en todo el país.
Los 250 gramos de chocolate cuestan 80 pesos y son elaborados a mano por cocineras tradicionales. Su base es el cacao puro al que agregan canela, almendras y azúcar de caña. El medio kilo está en 120 pesos y los envíos se cobran aparte. También venden accesorios como molinillos y tazones de barro hechos en la misma región.
Cuando comenzaron con el proyecto se dieron cuenta que podían complementar su producto con los de artesanos vecinos, fue así como vincularon a las familias de San Isidro Lagunas, que llevan años trabajando la palma. De ese material son los empaques especiales que usan para sus productos.
A los cuatro emprendedores que iniciaron Oaxacanita, se han sumado a la fecha, más de 25 familias. Hoy son ellas las que mantienen una cadena productiva y colaborativa. No sólo se les proporcionan los instrumentos necesarios y la materia prima para la producción de chocolate; también les proporcionan información y actualización de temas empresariales y sociales, mediante talleres y capacitaciones constantes.
Actualmente, a nivel nacional tienen casi 30 distribuidores, entre cafeterías y restaurantes. A través de su página web han logrado posicionar con éxito sus productos en Tijuana, Michoacán, Mérida, el Estado de México y la capital del país. Ahí se pueden comprar las diversas presentaciones de su chocolate, además de kits y accesorios.
Durante estos años, la construcción de alianzas con 27 organismos internacionales, ha sido vital no solamente en el desarrollo de operaciones y clientes; también han podido implementar programas educativos para la Mixteca y abonar a la construcción de sociedades más preparadas.
A inicios del 2020, Oaxacanita recibió el Goula Award como Mejor Producto en Impulsar el Desarrollo Económico de una Localidad.
“Los Goula Awards son un motivo para que sigamos refrendando nuestro compromiso con nuestras comunidades, para que sigan confiando en que estamos trabajando para todos”, afirma Sergio.
Su próxima meta es establecer los procesos base para empezar a exportar. Los primeros países en la mira son Estados Unidos y Canadá, ya que tienen varios clientes interesados en dar a conocer sus productos. Con ello Germán y Sergio confían en que el camino para Oaxacanita sea aún más productivo.
