En México cualquiera entiende estas frases: “A la mejor cocinera, se le queman los frijoles”, “hace frijolito” y “pa’ frijoles, en mi casa”. Si algo se sabe en este país, es cómo deben saber unos buenos frijoles. Por eso, si una empresa mexicana los produce industrialmente, debe estar muy atenta en cómo complacer el gusto de la gente.
El premio en los Goula Awards 2020 a Mejor Producto Procesado basado en Precio, Calidad y Nutrición fue para los frijoles La Costeña. El galardón se suma a una larga lista de reconocimientos que le han otorgado a la empresa de casi un siglo de vida.
“Ser acreedores de este premio nos llena de orgullo, en especial porque es el reflejo del compromiso que tenemos de ser una empresa comprometida con el origen natural y nacional de nuestros ingredientes.” comenta a Goula.lat, Ana Belén Díez, directora de Mercadotecnia de esta empresa.
Negros o bayos, pero mexicanos
No es cosa sencilla dar con una receta de frijoles que llegue al 90% de los hogares mexicanos. Entre otras cosas, porque todo parece indicar que el consumo de esta leguminosa data de tiempos prehistóricos en nuestro territorio. De acuerdo con el Atlas Agroalimentario 2020 de la Secretaría de Agricultura, México es el centro primario de domesticación y diversidad genética del frijol. Aún más: esta leguminosa ofrece el 36% de las proteínas de la población mexicana.
Ana Belén Díez cuenta que aunque la marca tiene 15 variedades de frijoles —preparados con chipotle, chicharrón o chorizo— son justamente los tradicionales y básicos frijoles negros y bayos en lata, los favoritos del público. La receta de La Costeña podría parecer muy simple, pero constantemente es evaluada para mantener un alimento saludable y familiar.
Los frijoles de la marca provienen principalmente de los estados de Querétaro, Veracruz y Zacatecas. Su director general, Rafael Celorio, explicó durante el evento por los 95 años de la empresa en 2018, que aunque no escapan a las subidas y bajadas de precios en el campo mexicano, han sabido mantener más eficientes y menos costosos los procesos de producción para no tocar el precio al consumidor en las tiendas.
Para llegar a todos los rincones del país, también es necesario un empaque especial. Díez señala que sus latas de frijoles son 100% biodegradables y mantienen su sabor gracias al recubrimiento flexible en su interior, el cual evita cualquier contacto de los alimentos con el metal.
Aunque la pandemia del 2020 golpeó a muchos productos mexicanos esta categoría salió bien librada. Belén Díez cuenta que la venta de estos productos no se vio afectada en los meses recientes gracias a que los consumidores prefirieron gastar sus recursos en alimentos básicos de marcas conocidas. Lo que sí notaron fue preferencia por productos de más gramaje, al estar familias enteras en casa requerían mayor cantidad. Con las medidas sanitarias de sana distancia, también vieron un incremento en las ventas en las “tienditas de la esquina”.
Casi un siglo de historia en conserva
En 2023, La Costeña cumplirá 100 años de historia. Fue en 1923 cuando don Vicente López Resines compró una tiendita de abarrotes en Calzada de Guadalupe, en la Ciudad de México, llamada “La Costeña”. Ahí comenzó a vender chiles en vinagre en recipientes de vidrio de 20 kg. Sus nietos Federico y Juan Carlos han contado que don Vicente los hacía con la receta de su esposa. Eran tan sabrosos que la demanda por el encurtido se hizo muy popular entre los vecinos. Con aquellas ventas vino la oportunidad de expandir el negocio con una innovación: cambiar el vidrio por el metal. 14 años después fundó la primera planta donde pudo producir sus propias latas de chiles. Desde entonces, el desarrollo de la empresa ha ido en ascenso.
Actualmente, la empresa tiene plantas de producción en Ecatepec, Guasave, Sinaloa y San Luis Potosí. Entre todas generan más de 3,500 empleos en México. Sus productos se encuentran en 60 países, desde Centro y Sudamérica hasta Japón, Emiratos Árabes Unidos y Australia. Podríamos decir que gracias a esa presencia, La Costeña es una de las pocas marcas que aminoran la añoranza a la comida mexicana de nuestros paisanos en el extranjero.
