El cerdo en China no es un alimento cualquiera. Se trata de la principal fuente de proteína en su dieta, un pilar dentro de sus alimentos básicos. De hecho, los chinos consumen cerca de la mitad de la carne de puerco que produce el planeta.
Por eso, cuando en 2019 se desató un brote de peste porcina africana (PPA), el problema se convirtió en un asunto de seguridad nacional en el país asiático. China tuvo que sacrificar 4 de cada 10 de sus cerdos debido al contagio de esta enfermedad.
“Esa fue un área de oportunidad que abrió el mercado chino para la carne de cerdo nacional”, comenta Heriberto Hernández, presidente de la organización de Porcicultores Mexicanos (Opormex). Vaya que sí, ese año nuestro país incrementó sus exportaciones de cerdo a China en 996%.
Con la necesidad de llenar ese vacío, parecía que buena parte de los caminos de nuestra industria porcícola apuntaban al gigante asiático, pero no fue así. La alerta por PPA continúa, pero los envíos de carne de cerdo mexicana a China dejaron de crecer como se esperaba. ¿Qué sucedió? ¿Cuáles son entonces los países a los que los productores de carne de cerdo deben apostar y qué necesitan para alcanzarlos?
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Corea del Sur y Filipinas, entre los nuevos destinos para el puerco mexicano
“El mercado chino ha experimentado un desplome dramático en el precio de la carne de cerdo: está en el nivel más bajo de los últimos 15 años. Esto ha hecho que el mercado chino no sea ya atractivo”, explica el presidente de Opormex.
Esto sucedió principalmente porque muchos países, al igual que México, quisieron aprovechar el momento del desabasto chino y se dio un exceso de oferentes; en tanto, los productores chinos se pusieron manos a la obra para recuperar buena parte de los inventarios que perdieron debido a la PPA.
A pesar de ello, la crisis sanitaria relacionada con la enfermedad aún representa oportunidades para los porcicultores mexicanos, pues hay otros países que han disminuido su producción local debido a ella. “Por esto y por sus niveles de consumo de carne de cerdo, debemos buscar ser más competitivos en Tailandia, Corea del Sur, Filipinas y Vietnam”, señala Heriberto Hernández.
Por ejemplo, Corea del Sur es el cuarto socio de México para la comercialización de cerdo, pero con sólo el 2.5% del total de nuestras exportaciones. Los coreanos, con quienes llevamos años de trabajar un acuerdo comercial que no se concreta, consumen prácticamente la misma cantidad de carne de puerco que los mexicanos, aunque su población no es ni la mitad que la nuestra.
El presidente de Opormex subraya el hecho: nos faltan convenios de intercambio comercial que faciliten la entrada de la carne de cerdo mexicana a esos países asiáticos, a los que el cerdo mexicano ya llega pero no en la medida de la oportunidad que ofrecen estos mercados.
Esto sin dejar de atender el top 3 de destinos para la industria porcícola mexicana: Japón con el 43.9% de la exportaciones, la misma China con el 40.5% y Estados Unidos a donde enviamos el 11.4%, de acuerdo con el Compendio Estadístico 2021 del Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne).
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El gran desafío de la bioseguridad
Para Rodrigo Santibáñez, director de Porcicultura de MSD Salud Animal en México, el trabajo para optimizar las exportaciones de carne de puerco mexicana comienza desde mantener sanas las granjas: “Vemos retos relacionados a la bioseguridad y el enfoque en prevención de enfermedades”.
Ahora mismo, lograr que el país esté libre de la PPA representa el mayor reto zoosanitario para el gobierno de México. Esta enfermedad se ha confirmado en 52 naciones y ya llegó a nuestro continente, pues se registran casos en República Dominicana y Haití.
El 16 de noviembre pasado, la Secretaría de Agricultura informó a través de un comunicado que más de mil técnicos y 112 binomios caninos participan en las labores de vigilancia en puertos, aeropuertos y fronteras para prevenir la llegada de la PPA a las granjas porcícolas mexicanas.
El titular de la dirección general de Salud Animal del Senasica, Juan Gay Gutiérrez, señaló que en el supuesto de que la enfermedad fuera detectada en el país, el Senasica cuenta con más de dos mil técnicos para llevar a cabo actividades de rastreo epidemiológico, cuarentena, sacrificio y desinfección de predios.
En cuanto a los retos de bioseguridad que enfrentan día a día los porcicultores mexicanos, uno de los ejemplos más representativos es la diarrea epidémica porcina. “Es una enfermedad viral que este año causó muchos estragos en México y no hemos podido tener las medidas correctas para evitar esos brotes”, advierte Rodrigo Santibáñez.
El directivo de MSD Salud Animal en México desliza que mientras en Estados Unidos sólo han padecido un evento de esta enfermedad, en México llevamos tres. Se trata de brotes que pegan directamente a la productividad. En Brasil, que no padece este tipo de enfermedades virales y que es un país netamente exportador, se registra un promedio de 29 lechones por hembra. En México sólo se alcanzan 22 lechones. “Eso nos hace menos competitivos y mucho de esto es por los problemas sanitarios que tenemos”, señala.
Las pymes deben cambiar la mentalidad y exportar
Durante la época de jauja que experimentaron las exportaciones mexicanas de carne de cerdo a China, las empresas nacionales que tuvieron acceso a esa oportunidad se contaban con la palma de la mano.
China, como la mayoría de los países asiáticos, mantiene restricciones y vigilancias muy estrictas para permitir el acceso de cárnicos. El cuidado en el uso de antibióticos y promotores de crecimiento es una de las principales. En el caso de China, por ejemplo, no se permite el uso de ningún promotor de crecimiento en los animales. En cambio en México, de acuerdo con el director de Porcicultura de MSD Salud Animal en México, su uso es relativamente común.
“Los porcicultores que ya están exportando entienden que no pueden utilizar estos productos o los tienen que utilizar muy bien controlados, dependiendo del país al que van, e integran esta práctica a toda su cadena productiva. Sin embargo, buena parte de los productores no lo ven así, ellos están buscando muchos kilos en un cerdo vivo que van a vender en pie”, apunta Rodrigo Santibáñez.
Heriberto Hernández considera que ese es el reto número uno para que el potencial exportador de México detone: “Nos falta que los pequeños y medianos productores tengan una mentalidad empresarial, necesitamos que pasen de ser granjeros a convertirse en empresarios”.
Aunque no deja de lado desafíos en el desarrollo de infraestructura y en la falta de apoyos por parte del gobierno federal, el dirigente de Opormex insiste en que el primer paso es cambiar la idiosincrasia del grueso de los porcicultores que no comprende que el futuro para la carne de cerdo mexicana es salir al mundo y que si ambicionan ser competitivos en el mercado de exportación, también lo serán en el mercado nacional.
“Teniendo esa visión, el tema de recursos es algo que podemos buscar. Una opción es que pueden unirse varios productores para llegar más fácil a los mercados internacionales”, invita Hernández.
De acuerdo con el Compendio Estadístico 2021 de Comecarne, México es el quinto lugar mundial en exportación con 345 mil toneladas de carne de puerco (lejísimos del millón 178 mil toneladas de Brasil, cuarto lugar), pero es el tercero en importación con 910 mil toneladas, lo que deja una balanza comercial de -565 mil toneladas. El área de crecimiento tanto a nivel nacional como al exterior es enorme.
No es tarea fácil, pero en algún momento los porcicultores mexicanos deben cambiar la mentalidad y aventurarse. “Mi recomendación a los productores es que se acerquen a Opormex para recibir asesoría en las buenas prácticas pecuarias que son indispensables para entrar a los mercados de exportación. Es el mejor camino”, concluye Rodrigo Santibáñez, director de Porcicultura de MSD Salud Animal en México.