Durante la pandemia de COVID-19, las medidas de aislamiento provocaron un alza en la demanda de comida rápida y en los pedidos a domicilio, las alitas de pollo se posicionaron como el alimento más solicitado, según reportó la consultora Euromonitor Internacional.
El incremento en la demanda trajo como consecuencia escasez y por lo tanto, un alza de precio. Durante junio del presente año el kilo de alitas alcanzó los 62 pesos, ello significó un incremento anual de 25% en comparación con los 49.62 pesos, que se pagaban en junio del año pasado.
Ante este panorama, diversos restaurantes que ofrecen este platillo se ven obligados a absorber el costo, ya que ajustarlo y que el cliente lo pague sacaría al negocio de la competencia, comentó Arturo Martín del Campo, director de Finanzas de la franquicia Santas Alitas, al periódico El Financiero.
Por lo pronto, para poder contrarrestar el alza, mantener rentabilidad y ofrecer precios competitivos, los restaurantes de alitas deben ampliar su menú, por ejemplo, pueden incluir hamburguesas, costillas de cerdo, papas y sopas.
“Vamos a tratar de continuar de esta forma para evitar aumentar nuestros precios y mantener una buena rentabilidad”, comentó Gustavo Barraza Miller, director de operaciones de Grupo HEMA, al diario.
La escasez del producto no sólo se ha dado en el territorio mexicano, países como Canadá y Estados Unidos también sufren del desabasto de este producto.
