Por la falta de estudios científicos sobre su creación y la desigualdad que podría ocasionar su venta, Italia se convirtió ayer en la primera nación europea en prohibir, con una ley, la comercialización de alimentos sintéticos, lo que pega directamente a la carne cultivada o creada en el laboratorio.
El Parlamento italiano aprobó la ley impulsada por el gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni, pero no se tomó en cuenta el principio de libre circulación de mercancías que el país tiene, pues forma parte de la Unión Europea.
El nuevo ordenamiento impondrá multas de entre 10 mil y 60 mil euros, o el 10% del volumen de negocio, en el caso de ingresos superiores a los 60 mil euros.
“Queremos proteger la salud pública y evitar el desempleo. Existe un riesgo de injusticia social con los alimentos sintéticos, con una sociedad en la que los ricos comen bien y los pobres, no”, dijo el ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida.
Mientras que el ministro de Sanidad, Orazio Schillaci, expuso que la decisión se ha tomado, “como una manera de salvaguardar el patrimonio y la cultura agroalimentaria del país, basada en la dieta mediterránea”.