La fiesta para los sentidos que significaba asistir a un buffet cambió en tiempos de COVID-19. Las filas multicolor de alimentos que invitan al antojo siguen ahí, pero ahora están resguardadas tras barreras transparentes de acrílico o plástico. Atrás quedó el impulso de tomar la cuchara y servirse a placer.
“Este fue el servicio que más se ha transformado, intentamos, en la medida de lo posible, que los huéspedes sigan disfrutando la experiencia”, comenta Alexis Bostelman, chef corporativo de Grupo Vidanta, consorcio turístico especializado en el turismo de lujo.
Hace poco más de dos meses, los servicios de alimentos como restaurantes y bares reabrieron. Con la experiencia diaria en el servicio de la nueva normalidad, Bostelman comparte cuatro consejos prácticos para operar mejor, cumplir con las medidas de sanidad.
1) Higiene, la prioridad
Atraer de nuevo a los vacacionistas es todo un reto. Una vez que se deciden a salir, lo más importante es no decepcionarlos, por ello hoteles y restaurantes deben adoptar medidas extremas para ofrecer la sensación de seguridad a huéspedes y comensales. “El Departamento de Sanitización es nuevo, de ahí salen las medidas y la capacitación que todos seguimos. Solo usamos líquidos biodegradables y de grado hospitalario”, afirma el chef. En cada una de las estaciones de alimentos hay empleados que sirven las cantidades indicadas por el comensal, con ello se previenen contagios. Los meseros acercan los complementos necesarios (sal, limones, salsas, pan, etc…) instalaron lavamanos cercanos a las estaciones de buffet y cada media hora suena un timbre como recordatorio para que todos los empleados se laven las manos. Caretas, cubrebocas y sana distancia son imprescindibles.
2)Porciones individuales
Tomar y llevar. En la medida de lo posible, las porciones deben servirse de manera individual, bien acomodadas y antojables, ello facilita el servicio, además el comensal puede conservar la sensación de tener el control. “Uno de los éxitos de los buffets es la libertad de elegir y probar lo que cada quien desee y cuanto quiera, lo único que cambia es que habrá alguien que les sirva”, agrega el cocinero.
3)Privilegiar espacios abiertos
El consumo al aire libre es una máxima en la nueva normalidad. Mesas y sillas a una distancia mínima de un par de metros son necesarias, así como evitar que personas que no llegan juntas interactúen entre sí. “Hay familias de hasta 10 personas que se sientan juntas, tratamos que la experiencia sea la misma, lo único es que el servicio puede ser más lento por los protocolos de sanitización, pero nada más”, considera el chef.
4)Evitar desperdicio de comida
El cambio en el servicio que puede redituar en un ahorro para quienes ofrecen el servicio de buffet reside en que, al tener a una persona que se encarga de servir, la gente es más consciente de elegir porciones que no comerá completas. Además, los alimentos frescos están libres de manipulación, ello permite que después sean usados en otras preparaciones, por ejemplo, la fruta se puede convertir en jugo, la proteína en algún guisado o el pan en budín.