Los envases de vidrio no se oxidan, son impermeables a los gases, previenen la formación de bacterias y no modifican el sabor ni las propiedades de los alimentos y bebidas que contienen y pueden protegerlos de la luz. Por estas razones, el vidrio es la mejor opción para el fin específico de conservar los productos.
Además de lo anterior, se trata de un elemento inocuo e higiénico que es 100% reciclable. Y he ahí un pequeño detalle. De acuerdo con Cerrando el Ciclo, empresa mexicana dedicada al rescate y reutilización del vidrio, en México se tiran cada año 2.4 millones de toneladas de envases hechos con este material, pero sólo el 12% de ellos se recicla.
En comparación, la tasa de reciclaje de botellas PET (por citar el tipo de envase más popular para su rescate y reintegración a la cadena productiva) es de alrededor del 30% en nuestro país. ECOCE, la asociación civil creada y auspiciada por la industria de alimentos y bebidas para el manejo adecuado de residuos de envases y empaques, afirma que recupera el 56% de los envases PET que el sector envía al mercado, y la meta es que para 2025 esta recuperación alcance 80%. Cifras con las que ni siquiera sueñan los interesados en la reutilización del vidrio.
El patito feo de los desechos
“Entre 60% y 70% del vidrio que se desecha viene del sector alimentos y bebidas”, afirma José Luis Pérez, director de Cerrando el Ciclo. Los productos que más aportan a este tipo de desperdicios son: cerveza, refrescos y licores.
Eduardo Aguiñaga, entonces líder de Economía Circular de Heineken México, explicaba en mayo del año pasado a la agencia informativa EFE que la poca rentabilidad económica derivada del reciclado de vidrio es la clave que dificulta que esta actividad se realice. “No se tienen regulaciones que ayuden a que el costo del reciclado sea atractivo para los recicladores”, exponía.
En este aspecto coincide Héctor Díaz, director de RecyGlass, empresa de reciclaje de vidrio en el estado de Colima: “El problema es desde la recolección: un kilo de vidrio se puede vender de 20 centavos a máximo 50 centavos por kilo, por eso es que casi nadie tiene esas ganas de rescatar el vidrio”. Para poner el asunto en perspectiva, el precio que se paga por las latas de aluminio recolectadas es de alrededor de $22 el kilo; el kilo de PET ronda los $7.
“Además sale muy barato hacer vidrio, por lo que las mismas industrias prefieren hacer botellas nuevas que reciclar las que se desechan, a pesar de que es un material que se puede reinventar cualquier cantidad de veces”, complementa el director de Cerrando el Ciclo. También aporta una razón de peso para que todos reconsideremos el valor de los envases de vidrio que “deambulan” por la calles o que se encuentran en tiraderos: “Casi 4 de cada 10 botellas de bebidas alcohólicas que se recolectan se ocupan para rellenarse con bebidas apócrifas”.
En mayo del 2019, Grupo Modelo anunció a través de un comunicado el lanzamiento de un proyecto en alianza con ECOCE con el cual esperaba incrementar, en los siguientes dos años, en 30 mil toneladas sus esfuerzos por el reciclaje de vidrio en México.
Sin embargo, desde ECOCE señalan que esta iniciativa con la empresa cervecera está detenida actualmente. Decidieron no profundizar más en el tema ni comentar sobre los esfuerzos que la industria de alimentos y bebidas realiza para el tratamiento de sus envases de vidrio una vez que son desechados.
Los líderes de Cerrando el Ciclo y de RecyGlass coinciden en que la intermitencia en las campañas de recolección y reciclaje es algo común.
“Falta responsabilidad compartida, la cual debería empezar con los productores y terminar con el consumidor final que debe darle a las botellas un destino adecuado”, señala el director de Cerrando el Ciclo.
El vidrio como compromiso social
Mientras tanto, pequeños emprendimientos se han sumado al rescate y reciclaje del vidrio, pues lo ven incluso como una buena oportunidad de negocio.
Héctor Díaz asegura que RecyGlass, empresa que surgió en 2016 y en la que sólo está involucrada su familia, ha logrado rescatar más de 20 mil botellas, las cuales han regresado al ciclo productivo principalmente en forma de vasos. “Vamos bien, cada día incrementamos las ventas, al igual que mejora el tema del reciclaje de vidrio en México. No es el crecimiento exponencial que podría ser, pero sí hemos avanzado”, dice Díaz.
Por su parte, Cerrando el Ciclo nació en 2014 y tiene el punto extra de contar con una propuesta de valor con carácter social: la mayor parte de sus colaboradores son mujeres, quienes son capacitadas como microemprendedoras del reciclaje de botellas, lo que les permite generar ingresos para sus familias. Su trabajo recientemente dio un paso más al inaugurar su primera tienda física (que se suma a su tienda online en la colonia Roma de la Ciudad de México, donde se pueden encontrar desde vasos hasta joyería, pasando por lámparas y terrarios, todo hecho con vidrio rescatado.
“Queremos demostrar con hechos que el acopiar botellas y transformarlas en un nuevo producto es algo viable financieramente. Tenemos materia prima gratuita que con un poco de creatividad se puede aprovechar de muchas formas y evitar que lleguen a un relleno sanitario o al mar”, concluye José Luis Pérez, director de Cerrando el Ciclo.
Con razones medioambientales, económicas y hasta de salud pública bajo el brazo, el vidrio aún espera su oportunidad para demostrar que puede ser protagonista en el mercado del reciclaje en México.
