Nueve de cada 10 escuelas en México venden dulces, frituras y bebidas con azúcares, edulcorantes y colorantes. “A pesar de que hace más de una década existe una regulación que prohíbe la venta de comida chatarra”, refiere la investigación realizada a nivel nacional durante el ciclo escolar 2022-2023, por El Poder del Consumidor. Pero en torno al tema, hay buenas noticias: sí hay opciones de alimentos procesados y saludables para el recreo.
En 2010 se publicó el “Acuerdo que establece los lineamientos generales para el expendio y distribución de alimentos y bebidas preparados y procesados en las escuelas del Sistema Educativo Nacional”. En 2014, la regulación fue actualizada y continúa vigente.
“Ahí se prohíbe la venta de comida chatarra en el interior de las escuelas públicas y privadas. Llámense refresco, frituras, bebidas azucaradas, etcétera”, explica Liliana Bahena, coordinadora de la campaña Mi Escuela Saludable de El poder del Consumidor.
Dicho acuerdo fomenta el consumo de alimentos y bebidas que favorezcan la salud de los estudiantes, como cereales, frutas y verduras. Plantea que sólo los días viernes se abre la posibilidad de ofrecer alimentos y bebidas procesados que cumplan con los criterios nutrimentales establecidos por la Secretaría de Salud, pero ese es un tema que no se cumple.
“Aunque el acuerdo es obligatorio y sancionable, hasta ahora no hay sanciones por incumplimiento”, advierte Bahena.
La asociación civil El Poder del Consumidor y la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) realizaron la investigación antes citada. Ahí se expone que hasta el ciclo escolar pasado, el 98% de las escuelas vendían todo tipo de productos con altos índices calóricos cualquier día de la semana. Además, el 93% vendió bebidas azucaradas (en este porcentaje están el 76% de las escuelas que también vendían refrescos).
“En el acuerdo también se establece que los alumnos deberían tener agua gratuita y a libre demanda, pero eso es lo que dice… y es el gran problema. Aunque los lineamientos se deben actualizar, sería un gran paso que se pudieran implementar”, dice Ana Larrañaga, nutrióloga especialista en políticas alimentarias.
La exposición de los alumnos a productos con excesos de grasa, sodio y azúcares incrementa la probabilidad de obesidad infantil. “Estos cambios de peso ocasionados por el consumo de productos no saludables son un factor de riesgo para desarrollar enfermedades no transmisibles, como la diabetes”, prosigue la nutrióloga Larraga.
Para la coordinadora de la campaña “Mi Escuela Saludable de El poder del Consumidor” es necesario que se implementen instrumentos de monitoreo, verificación y sanción para que se acate lo establecido en los lineamientos del acuerdo.
“Hace falta voluntad y compromiso político. Todos los poderes son responsables de la mala implementación de esto”, concluye Liliana Bahena.
A ello se suma que, en la actualidad, el poder legislativo tiene una iniciativa con proyecto de decreto que modificaría la Ley General de Educación para que los estudiantes mexicanos accedan a alimentos sanos dentro y fuera de las escuelas. ¿Otra vez quedará en letra muerta?
La buena noticia es que sí existen alimentos procesados que no son chatarra. Al contrario: son nutritivos, saludables y pueden ser la punta de lanza de la industria hacia un futuro más responsable con los consumidores, especialmente con la niñez. Aquí, dos ejemplos de esos productos.
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Kiikter, alimento contra la anemia ideal para consumir en el recreo
Kiikter se hizo acreedor al reconocimiento como Mejor Producto de Nutrición Infantil dentro de la categoría Nutrición Consciente de los Premios Goula 2023. Se trata de un gel fortificado con los nutrimentos necesarios para evitar la anemia en niños (hierro, vitamina B12, ácido fólico y vitamina C). El desarrollo del producto tomó casi 5 años.
“Uno de los retos principales fue enmascarar el sabor del hierro porque es un ingrediente que predomina y no sabe muy bien”, comparte Francisco Pérez, cofundador de Kiikter. Lograr un alimento que además fuera saludable, de fácil manipulación y con larga vida en anaquel no fue sencillo. “Llegamos a un alimento que es casi líquido con un sabor fresa bastante agradable”, agrega.
Junto a sus socios, Alan Espinosa y Juan Carlos Mir, Pérez inició la comercialización de su producto en mayo de 2022. Un sobre de Kiikter de 70 gramos equivale al hierro que contienen 500 gramos de carne de res, la vitamina C de más de nueve manzanas, el ácido fólico de una taza de espinacas y la Vitamina B12 de 1.6 huevos.
Sobre la venta de alimentos poco o nada nutritivos en las escuelas, Francisco Pérez considera que es darse un balazo en el pie. “Todos los problemas que existen de obesidad infantil mezclados con la anemia es algo muy grave”.
Una de las aspiraciones de Kiikter es llegar a entornos escolares. Por ello se ocuparon de que su gel fortificado no sólo tuviera un sabor agradable para los niños, también que estuviera listo para su consumo e incluso no requiera refrigeración. Para Pérez, Kiikter es un alimento más que adecuado para llevar en la lonchera o para venderse en las cooperativas escolares.
“La ideal sería que salieran de las escuelas productos dañinos, con grasas saturadas, sodio y azúcares, para que entren más productos como Kiikter”, señala.
Francisco Pérez comenta que estudian la posibilidad de diseñar un empaque que les ayude a bajar costos y ofrecer su gel a un precio competitivo en relación con otros productos que se pueden encontrar en las tienditas escolares.
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Mongui Foods, alimento saludable al alcance de las escuela públicas y privadas
“El que vendan papas, donas y frituras en las escuelas es una tristeza. Hay culpa de todos lados. Pero lo que más me preocupa es que no hay marcas que ofrezcan opciones saludables. Somos bien poquitos”, dice a Goula Nadir Vela, fundador y CEO de Mongui Foods.
Esta empresa fue uno de los finalistas a Mejor Producto de Nutrición Infantil de los Premios Goula 2023. Los Mongui son papillas nutritivas hechas con ingredientes naturales y orgánicos. Tienen una gran variedad en cuanto a combinaciones de sabor: manzana, mango y fresa; manzana, espinaca y mango; plátano, manzana y avena, plátano y avena, entre otros. “Somos los únicos en ofrecer alimentos orgánicos para niños”, puntualiza Vela.
El CEO de Mongui Foods tiene en realidad más de 13 años en el mercado de los alimentos orgánicos. Por allá de 2018 llegó ese “click”: no había ningún producto orgánico para bebés. “Sólo existían opciones con 46% de fruta, azúcar añadida y ¡almidones! ¡Para un bebé!”.
Vela desarrolló una opción, como dice él, “sin cochinadas”. En 2021 comenzó a vender sus Monguis, que terminaron por ser una papilla pero que también está dirigida a niños y adolescentes. “De hecho, a muchos papás les encantan y se lo llevan al gimnasio”, agrega.
El segmento de escuelas es muy importante para Monguí Foods. Hace solo unos días lanzaron su Programa Escuelas, un esfuerzo especial online en poner al alcance de las cooperativas y tiendas de centros de estudio sus Monguis. Se trata de un programa de suscripción en el que Monguí Foods ahorra en empaques (al hacer envíos más grandes) y ese valor lo convierten en mejores precios de su producto a las escuelas.
“No es justo que sólo porque el proveedor de papitas o de refrescos tiene la capacidad de llevarles sus productos a la puerta sean los únicos que entran a los portafolios de las cooperativas y sólo vendan cochinadas”, subraya Vela.
El dueño o encargado de la tiendita escolar sólo tiene que entrar al Programa Escuelas, llenar un breve formato de registro y comprar los productos. Los Monguis llegarán hasta sus vitrinas o estantes. A cualquier escuela del país.
