En enero de 1994, con la llegada del TLCAN, el sector agroalimentario de México estaba en vilo. Todo apuntaba a que sería desplazado por los productores de Estados Unidos y Canadá. Aunque la perspectiva era gris e incluso se creía que la agricultura mexicana estaba destinada a desaparecer, sucedió todo lo contrario: nuestras exportaciones agroalimentarias se han incrementado en 843% desde esa fecha.
“Dichas exportaciones alcanzaron los 38,800 millones de dólares en 2019. Hoy México es el exportador número uno en el mundo de tomate, aguacate, cebolla, mango, guayaba, papaya…”, comenta Sergio Esquer, vicepresidente de Hortofrutícola del Consejo Nacional Agropecuario (CNA).
Pero el TLCAN, que representó alrededor del 80% de ese intercambio comercial, ya no existe. Hoy entra en vigor el T-MEC y los productores mexicanos se encuentran otra vez en un momento de gran incertidumbre debido a temas laborales, de estacionalidad y hasta electorales que amenazan el liderazgo del campo mexicano dentro del bloque comercial más exitoso del planeta.
Chiles y tomates en la lista negra
“El T-MEC no es mejor que el TLCAN para el sector agroalimentario”, adelanta Juan Carlos Anaya, director general de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA): “El tema laboral nos debe preocupar y ocupar. Es un asunto muy delicado porque puede provocar controversias y aranceles que retrasarán las exportaciones”.
El líder de GCMA se refiere en buena medida al capítulo 23 del Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá, que en su artículo 23.6 establece que las partes reconocen el objetivo de eliminar todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio, donde se incluye al trabajo infantil.
El tema le quita el sueño a los productores nacionales porque precisamente desde hace unos años nuestro país fue incluido por el Departamento del Trabajo de EU en su lista de bienes producidos con trabajo infantil o forzoso. 10 son los productos mexicanos que están en la mira estadounidense: pimiento, café, pepino, berenjena, melón, cebolla, caña de azúcar, tabaco, chile y tomate. Estos dos últimos señalados especialmente.
“Estos temas siempre han estado allí y hemos tenido que defendernos porque desde nuestra óptica el trabajo forzoso e infantil prácticamente se ha erradicado. Esas formas de trabajo no son viables ni ética ni competitivamente para nosotros”, afirma Alfredo Díaz, director general de la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida (AMHPAC).
Juan Carlos Anaya coincide en que la gran mayoría de los exportadores no tienen problemas al respecto, “pero siempre hay uno que otro que no cumple y que nos pueda meter en un problema”, advierte.
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Las instituciones más fuertes de Estados Unidos contra el agro nacional
El temor entre el sector es que ahora, con el T-MEC como respaldo, los productores estadounidenses aprovecharán cualquier inconsistencia para promover barreras técnicas al comercio que podrían frenar la maquinaria de exportaciones agrícolas mexicanas.
Por lo pronto, las señales enviadas por nuestros vecinos del norte justifican la inquietud. De acuerdo con Alejandro Encinas, titular de la Unidad de Política Laboral y Relaciones Institucionales de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Estados Unidos ya estableció un equipo de trabajo que vigilará el cumplimiento de las disposiciones en materia de trabajo forzoso, el cual está conformado por el Departamento de Seguridad Nacional, el de Estado, del Tesoro, de Justicia y del Trabajo.
“Integraron puro peso pesado para enviar un mensaje político”, comentó Encinas durante el webinar “Trabajo forzoso e infantil en el agro, organizado hace un par de semanas por el Consejo Coordinador Empresarial.
El riesgo es más que significativo en un país y en un sector que utiliza, sólo por mencionar uno de sus grandes retos en materia laboral, mano de obra migrante: jornaleros que viajan de sur a norte junto con sus familias para trabajar en los campos de temporada y que muchas veces no tienen más remedio que llevar a sus hijos a las faenas diarias porque no hay quien los cuide… de ahí a que los menores terminan por integrarse a las labores sólo hay un paso.
Todo esto tiene a la cadena agrícola trabajando a marchas forzadas en mecanismos de difusión y capacitación que les permitan dar cumplimiento a la nueva normatividad. Sin embargo, Juan Carlos Anaya piensa que esto no es suficiente: “La realidad es que gobierno y organizaciones no nos hemos puesto de acuerdo para crear mecanismos de auditoría y certificación que demuestren que las empresas exportadoras no caen en estos problemas. Esa sería una de las soluciones, pero no nos hemos preparado”.
Desde la perspectiva del vicepresidente de Hortofrutícola del CNA, sí han avanzado en las certificaciones y se tendrá una respuesta oportuna ante posibles controversias promovidas por los productores estadounidenses. “Es un tema transicional que adecuaremos con el tiempo. Estamos trabajando muy a fondo con todas las Secretarías desde que quedó cerrado el tratado a principios de año, con la STPS en el tema laboral y con SADER y la SE en otras áreas”, afirma Sergio Esquer.
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Y por si faltara algo, las elecciones
A los estadounidenses les encantan las ensaladas mexicanas: en 2019, la exportación de productos hortofrutícolas hacia su país generó más de 15 mil millones de dólares. “Les hemos comido el mercado cada vez más a los productores de allá, con base en la calidad y la oferta de frutas y hortalizas que tenemos durante todo el año. Es por eso que siempre buscan otras maneras de frenar nuestras exportaciones”, comenta el director general de AMHPAC. Una de esas estrategias es la estacionalidad, la cual implica, en términos muy simples, que México no exporte sus productos durante las temporadas en que los estadounidenses los producen.
Pese a que lo intentaron, el tema de estacionalidad no está incluido en el T-MEC, pero los productores de Florida y Georgia (los dos estados que más obstáculos imponen a nuestras exportaciones agropecuarias) no cesan en su intento por implementar esta medida.
“Nos preocupa que desde La Casa Blanca se ejercerá, no tenemos ninguna duda, mucha presión en favor de Florida porque recordemos que es un año electoral en Estados Unidos y ese estado es clave”, advierte el vicepresidente de Hortofrutícola del CNA.
Las embestidas comerciales proteccionistas de parte del gobierno estadounidense, amparadas o no en el T-MEC, encienden los focos rojos del agro mexicano y pronostican controversias que, por cierto, ya no podrán resolverse ante la Organización Mundial de Comercio. “El T-MEC establece que el árbitro al cual deberemos acudir para resolver cualquier diferencia serán los tribunales en EU”, resalta Juan Carlos Anaya.
Si a las nuevas reglas del juego del actual tratado comercial, agregamos todos los desafíos que los productores mexicanos de por sí enfrentan día a día, como los acuerdos de suspensión, supervisiones en la frontera, temas medioambientales y de inocuidad, el futuro de las exportaciones agrícolas mexicanas luce más que complicado.
O así será al menos, coinciden los expertos, hasta noviembre cuando se defina el destino del presidente Donald Trump.