El pasado 23 de marzo, el buque carguero de contenedores Ever Given, considerado uno de los 70 cargueros más grandes del mundo, con 400 metros de eslora, 59 metros de manga y 15.6 metros de calado, encalló en los bancos de arena del Canal de Suez, en Egipto. Impidió el tráfico de, por lo menos, otras 400 embarcaciones. Casi un centenar de ellas eran buques graneleros. Diez eran buques que transportaban ganado.
Esta afectación inusitada a las vías marítimas nos hace reflexionar sobre la importancia que los estados nacionales deben asignar a los procesos de producción, transporte, almacenamiento y consumo de los productos alimentarios. Es decir, la importancia que merecen los sistemas de logística alimentaria y la urgencia de generar sistemas de alerta y de análisis de riesgos, así como la elaboración de planes de contingencia para atender posibles afectaciones. En todo momento debe asegurarse la disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad suficiente para mantener inalterado el proceso de abasto alimentario en nuestra sociedad.
Con una longitud de 193 kilómetros, el Canal es una vía marítima artificial que comunica el Mar Rojo y el Mar Mediterráneo. Desde que entró en funcionamiento en 1869, su importancia geoeconómica y geopolítica es de gran impacto para las cadenas de suministro a nivel mundial. Actualmente es uno de los cuatro pasos marítimos más importantes para el comercio de mercancías en el mundo.
De acuerdo con información de la Autoridad del Canal de Suez —oficina del gobierno egipcio que administra dicha vía marítima— en 2020 transitaron por este canal 19,311 barcos, transportando 1,210 millones de toneladas de carga. Esto representa el 12% del comercio mundial.
El accidente del Ever Given fue atribuido a las condiciones adversas del viento y a una tormenta de polvo. También se realizan investigaciones para determinar si existieron errores humanos en las maniobras del buque.
El papel gubernamental en la seguridad alimentaria
A pesar de que este incidente no implicó grandes pérdidas materiales de la carga transportada, y afortunadamente sucedió en un ámbito lejano a nuestro país, nos sitúa en perspectiva de qué tan preparados estamos en México ante posibles eventualidades como la ya descrita.
La seguridad alimentaria requiere un sistema de respuesta inmediata ante desastres naturales y ante eventos propiciados por la actividad humana. Ese sistema debe de estar interrelacionado y en perfecta armonía con los planes del Sistema Nacional de Protección Civil, y de la Secretaría de la Defensa Nacional, incluido el Plan de Defensa Nacional DN-III-E que se aplica en caso de desastres.
Establecer planes de contingencia requiere la participación de representantes de los sectores público, privado y social, así como autoridades de los tres niveles de gobierno de nuestro país y, de manera deseable, con la colaboración de representantes de instituciones de investigación y de educación superior y también de organismos internacionales multilaterales.
Independientemente del ejemplo del carguero, cuyo impacto se dio en la fase de transporte, se pueden considerar los riesgos a los que estamos expuestos y que pueden afectar negativamente los procesos de producción, transporte, almacenamiento, venta y consumo de alimentos en México. Entre estos se encuentran los relacionados con fenómenos naturales, como sequías, huracanes, heladas e inundaciones, y otros de carácter económico, político y social, como los hechos delincuenciales y las conductas antisociales.
Finalmente, el buque fue liberado
El 29 de marzo se informó que el carguero había sido reflotado y para ello se contó con la ayuda de otro fenómeno natural, una marea alta que, junto con las maniobras realizadas por los grupos de salvamento contratados para solucionar el problema, permitieron liberar al carguero.
Este hecho, a pesar de lo limitado y transitorio, generó incertidumbre y enormes pérdidas económicas para los actores involucrados.
Añádase a ello los efectos nocivos del retraso en la entrega de materias primas, insumos, y diversos productos que alteraron sus procesos de producción. También debe considerarse el costo financiero requerido para pagar a los grupos de técnicos especialistas contratados para la realización de los trabajos de dragado, liberación y reflotamiento del enorme medio de transporte.
Al final, el gobierno de Egipto, a través de la Autoridad del Canal de Suez, confiscó el buque. Reclama una indemnización de aproximadamente mil millones de dólares por las pérdidas ocasionadas durante la semana que se paralizó el tráfico en esa importante vía marítima.