El pasado mes de julio, la Lotería Nacional develó el billete conmemorativo del chile mexicano para su sorteo 274 con un premio de 10 millones de pesos. El sorteo fue un éxito y las odas al chile fueron muy emotivas, pero la verdad es que ningún premio mayor sería suficiente para rendir tributo a este elemento fundamental de nuestra identidad.
“La importancia del chile dentro del contexto agrícola nacional lo sitúa como uno de los cultivos más importantes para nuestra cultura, quizá sólo después del maíz y muy a la par del frijol. El chile es un cultivo muy cercano al corazón de los mexicanos”, confirma Miguel García Winder, subsecretario de Agricultura de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).
Aunque se pueden escribir muchos e interesantes temas culturales y sociales relacionados con nuestro amor a este fruto, aquí nos toca hablar de uno igualmente apasionante: el tamaño de un mercado que también es para presumirse.
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Chile mexicano postpandemia
México es potencia mundial en la producción de chile. Ocupa el segundo lugar en el mundo con una producción de 3.2 millones de toneladas en 2019, según números compartidos por Sader. El primer lugar es China con cifras cinco veces mayores que las de México, en buena medida por lo extenso de su territorio, aunque si hablamos de calidad, los chiles mexicanos no tienen competencia.
Para Abel Rodríguez, gerente de información del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), los atributos de los chiles mexicanos sí son realmente superiores y no se trata sólo de una idea sesgada por el cariño y lo identificados que nos sentimos con este producto de nuestro campo: “México tiene condiciones geográficas privilegiadas que nos hacen competir con calidad. Tan es así que en todo el mundo tenemos el estereotipo de ser un país ‘chilero’”, señala.
No por nada, el chile es un regalo que México le dio al mundo, y lo hizo en más de 60 variedades: desde el chile de árbol hasta el habanero, pasando por los chiles soltero, pico de paloma, chiltepín, chilaca, chilhuacle y el ojo de cangrejo, sólo por mencionar algunos.
De acuerdo con datos del GCMA, cinco de estos tipos de chile son los más cosechados: serrano, poblano, jalapeño, pimiento y el anaheim (popularmente conocido como güero). Los tres primeros son los de más alta demanda nacional.
El consumo per cápita de los mexicanos es de 18 kilogramos de chiles al año y su popularidad no deja de crecer y crecer. En la última década, la producción de chile en México se incrementó en 64.2%, a decir de la Sader, y este año se espera un nuevo aumento a pesar de la pandemia y de todo el contexto económico adverso.
El millonario cultivo mexicano
Todo en el panorama indica que se trata sin duda de un cultivo rentable y con expectativas de crecimiento muy altas: “El valor de la producción de chile mexicano en 2019 fue de 32 mil millones de pesos. Para este año se espera un crecimiento de 2.5%, es decir, estaríamos cerca de los 33 mil 600 millones”, informa Abel Rodríguez.
El experto en economía agrícola señala que alrededor del 82% de la producción se queda en México, mientras que el resto sale principalmente hacia Estados Unidos. Nuestro vecino del norte se queda con el 97% de lo exportado; aunque también llega a la Unión Europea, Japón y Rusia.
Las exportaciones en general representaron en 2019 cerca de 278 millones de dólares y, de igual forma, se espera un incremento para llegar a 282 millones en 2020. Incluso con ese pequeño porcentaje destinado al exterior, nuestro país es el exportador número uno de chiles en el mundo. “En este sentido, el chile mexicano no tiene competencia. El mercado en general está abierto y creciendo cada vez más. La expectativa para el chile mexicano es muy buena”, señala el gerente de información del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
El chile es un producto de consumo generalizado (¿o acaso alguien conoce una familia mexicana que no tenga chiles en su casa?). Nuestro gusto por este producto del campo parece no tener fin. “El chile no sólo es un elemento de la cocina tradicional mexicana, también se ha convertido en un condimento muy popular en la nueva cocina de México, entre las nuevas generaciones y nuevos grupos de la sociedad”, comenta Miguel García Winder.
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¿La invasión de los chiles chinos?
En agosto del año pasado, la representación mexicana del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) publicó que sólo cuatro de cada diez tipos de chiles verdes consumidos por los mexicanos eran producidos en el país. “El restante 60% viene de China”, afirmaron.
“Desconozco si se esté importando chile de China, yo creo que no. Si fuera el caso, sería porque estamos en un mercado globalizado”, responde Abel Rodríguez, quien además señala que México tiene suficiente producto para abastecer al mercado nacional, así que no habría necesidad de traerlo del exterior: “No importamos absolutamente nada de chiles frescos, si acaso importamos volúmenes muy pequeños de chiles secos”.
Miguel García Winder también desestima esa incursión china en el mercado mexicano del chile y centra los retos de este cultivo en aumentar y mejorar la producción para satisfacer la demanda: “Por ejemplo, tenemos que trabajar el desarrollo de nuestras propias variedades e invertir en la producción de semillas, dependemos mucho de semillas importadas”.
Y por supuesto están los otros desafíos que el sector comparte con el resto de los productos agrícolas, como el cambio climático, la escasez de lluvia, plagas y el desarrollo e implementación de nuevas tecnologías de producción.
Para el subsecretario de agricultura, México tiene el potencial para hacer frente a todo ello. “El chile mexicano tiene un panorama súper positivo y eso nos permite pensar que vamos continuar con un mercado muy importante”, concluye Miguel García Winder.