Para dimensionar el problema de inseguridad alimentaria que vive nuestro país, fue muy socorrido el dato de que, por minuto, desperdiciamos comida equivalente al peso de seis elefantes: unas 20.4 millones de toneladas al año.
También se reportaba que, en México, 35% de los alimentos se desperdician, mientras que 25 millones de mexicanos no tienen suficiente comida. Pues bien, no hemos mejorado. Al contrario. El último reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), de septiembre pasado, indica que la cantidad de alimentos que desperdiciamos subió a 40%. Además, los mexicanos en inseguridad alimentaria ahora son más de 28 millones. Un nuevo dato: cerca de 30 millones de toneladas de comida se pierden en la basura.
“Cuando hablamos de desperdicio de alimento, muchas veces pensamos que se trata de alimentos que están echados a perder o que hay riesgo de consumirlos. No es así. Hablamos de alimentos 100% aprovechables, 100% aptos para el consumo humano”, resalta Mariana Jiménez, la nueva directora general de la Red de Bancos de Alimentos de México (BAMX).
Mariana Jiménez sabe bien de lo que habla. Colabora en BAMX desde 2006. Su último cargo fue directora de Alianzas Estratégicas e Innovación, hasta el primero de mayo pasado en que asumió la dirección general de los popularmente llamados Bancos de Alimentos.
Jiménez conoce la entraña operativa de los 53 bancos de alimentos que dan cobertura a 29 estados de la república. Esto lo logran a través de su flota vehicular de 420 unidades que todos los días sale a recuperar comida.
La líder de BAMX conoce las áreas de oportunidad que hay para rescatar alimentos a lo largo de toda la cadena de suministro, desde el campo hasta los consumidores. De la comida que se desperdicia, los Bancos de Alimentos rescatan apenas el 1%. Parece poco, pero es el fruto de una labor titánica. Se necesita la ayuda del gobierno, de la industria alimentaria y de los consumidores conscientes. Mariana Jiménez tiene muy claro su nueva gran meta: superar por mucho ese 1%.
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¿Qué dice de nosotros como sociedad el desperdicio de alimentos y que los millones de mexicanos que no tienen comida suficiente hayan incrementado?
En México, como país en vías de desarrollo, la mayor pérdida de alimentos se da en el campo. En los países desarrollados, el mayor desperdicio es a nivel consumidor, en hoteles, restaurantes y en los hogares. Sin embargo, lo que sí está en nuestra cancha como sociedad es que, en buena medida, muchos alimentos se tiran sólo por los juicios estéticos que hacemos de ellos. Principalmente frutas y verduras. Si no ves la manzana con su color rojo perfecto o el plátano con una curvatura perfecta, lo rechazas. El hecho de que la zanahoria tenga tres patitas y esté deforme no afecta en nada su contenido nutrimental, es exactamente el mismo que la zanahoria naranja perfecta. Nosotros como consumidores, por cultura, sí estamos sometiendo a ese juicio estético severo a las frutas y verduras. Un buen porcentaje de los alimentos que se pierden en el campo se deben a los hábitos de consumo de nosotros como sociedad, que estamos prefiriendo alimentos “perfectos”.
Del lado del campo, donde mencionas que la mayor parte de alimentos se pierde, ¿qué hace falta para contrarrestar esto? ¿Qué está en las manos del BAMX?
Hay una buena cantidad de variables: pago justo a los productores, caminos intransitables, la falta de infraestructura, la falta de apoyos a pequeños y medianos productores… Corregir estos problemas en los sistemas agroalimentarios resulta fundamental para que podamos empezar a ver cambios en los indicadores de pérdida de alimento. A veces la sobreoferta de productos hace que bajen los precios y ya no sea redituable para los productores distribuir sus alimentos y prefieren tirarlos. Lo que sí podemos hacer, que ya existe pero es poco conocido, es adoptar a la donación como una solución sostenible y responsable para canalizar estos excedentes de alimentos que ya no se pueden vender, pero sí se pueden aprovechar. Los Bancos de Alimentos ofrecemos esa solución sostenible y responsable, entendiendo que hay una gran problemática en el país: hay 28 millones de personas en inseguridad alimentaria, cuando hay suficiente comida para alimentarnos a todos. Necesitamos que más productores se enteren que no van a gastar dinero, que generarán ahorros importantes, al no tener que destruir los alimentos, que tendrán un beneficio fiscal y un posicionamiento como empresa socialmente responsable.
Del lado del gobierno, con los efectos ya medibles en estos años, ¿consideras un error o un acierto la desaparición de los comedores comunitarios y la abrogación de la Cruzada Nacional Contra el Hambre?
Realmente como organización de la sociedad civil, reconocemos los esfuerzos que ha hecho el gobierno por contener la crisis alimentaria, por establecer estrategias para controlar la inflación, para brindar apoyos y asistencia alimentaria a los grupos más vulnerables. La inseguridad alimentaria en el país es una problemática tan grande que no puede descansar en una estrategia de estado, si no que todos debemos participar y contribuir para darle solución sostenida en el tiempo. La recuperación de alimentos es la contribución que nosotros ofrecemos. Estamos dispuestos a sumarnos a cualquier estrategia nacional, estatal o regional para poder combatir el problema.
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¿Consideras que el gobierno federal actual ha estado a la altura del reto alimentario que enfrenta nuestro país?
Creo que se han emprendido acciones importantes y que van avanzando. Tendríamos que esperar un tiempo para ver los resultados. Pero es un hecho que se han realizado esfuerzos importantes para mitigar los efectos de esta problemática.
¿Qué hay del papel de la industria alimentaria? Vemos importantes aportaciones económicas y en especie de gigantes de nuestro sector a BAMX, pero ¿cuál es el gran paso que no se ha atrevido a dar la industria alimentaria para disminuir el desperdicio de alimento?
La industria se está atreviendo hoy más que nunca a dar esos pasos. La responsabilidad social empresarial ahora, más que ser un reto corporativo, es una demanda del mercado y las grandes marcas están muy a la altura de lo que se necesita, para desde su trinchera, dar solución a estas problemáticas. La verdad es que nos sentimos sumamente satisfechos: a raíz de la pandemia, las empresas se han comprometido aún más a incrementar la prevención y disminución de desperdicios de alimentos. Eso nos llena de esperanza. Otro paso que se han atrevido a dar es invertir en el fortalecimiento de organizaciones como nosotros para que podamos atender a la enorme oportunidad que hay: de los 30 millones de toneladas de alimentos aptos para el consumo humano que se desperdician, hoy sólo estamos rescatando 150 mil toneladas, no es ni el 1%. Más que pensar que a la industria le hace falta dar un paso, yo creo que hay que reconocer que se están dando pasos que antes no se habían dado para resolver esta problemática, que no sólo es social también es medioambiental. El impacto medioambiental que tiene el desperdicio de alimentos es sumamente importante.
Pacto por la Comida, el programa de BAMX que promueve cambios en los esquemas de producción para desperdiciar menos, sólo tuvo 4 empresas participantes en 2022, según su último Informe Anual. ¿Cuál es la mayor resistencia que han encontrado en las empresas?
Quizá se refieren a las empresas con las que tuvimos avances en 2022, pero son 11 los firmantes de la industria alimentaria en Pacto por la Comida. En 2021 hicimos el lanzamiento de Pacto por la Comida, que es el primer acuerdo voluntario en América Latina que suma voluntades de empresas producen y distribuyen alimento para reducir sus pérdidas de alimentos. Hoy contamos con varias empresas de las más importantes del país como socios firmantes y se están prospectando otras más. Estas empresas ven en Pacto por la Comida una estrategia que suma valor a lo que ya de por sí vienen haciendo porque les damos este acompañamiento para identificar los puntos críticos donde se está dando el desperdicio, medirlo y emprender acciones contundentes para reducirlo. En Reino Unido llevan más de 10 años implementando este acuerdo voluntario y han registrado disminución hasta de un 27% en el desperdicio de alimentos.
¿Qué hay de las pymes? ¿Pueden acercarse a Pacto por la Comida para mejorar sus esquemas de producción?
¡Totalmente! Hemos notado que las pymes nacen con ese ADN de responsabilidad social. No importa el tamaño de la empresa para acercarse a Pacto por la Comida. Entre más voluntades sumen, el impacto va a ser mucho mayor. Como sólo rescatamos el 1% de lo que se desperdicia, hay mucho que trabajar.
Retomando el tema ambiental. Ahora al prevenir y revalorizar los residuos alimenticios, se podrán generar Certificados de Emisiones Reducidas, los llamados “bonos de carbono”. ¿Cómo se verán beneficiados el BAMX y las empresas aliadas?
En enero incursionamos en el mercado voluntario de carbono. Ya han sido acreditados nuestros bonos de carbono por nuestras estrategias para prevenir y reducir el desperdicio de alimentos. Somos la primera organización en todo el mundo en tener este tipo de créditos de carbono en el mercado. Los primeros bonos de carbono por prevención de pérdidas y desperdicio de alimentos son mexicanos y son de la Red de Bancos de Alimentos de México. Ya pusimos en el mercado 221 mil 800 créditos de carbono, que quiere decir que evitamos que más de 221 toneladas de CO2 llegarán a la atmósfera en un año. Esto se logró por nuestro proceso de recuperación y revaloración de alimentos en el que colaboran todos los aliados de la red BAMX, desde el campo hasta hoteles y restaurantes. Todos han contribuido. Las empresas podrán adquirir estos bonos para descarbonizar sus procesos y tendrán los datos de la cantidad de emisiones que ellos contribuyeron a mitigar. El beneficio para BAMX será que por la venta de estos certificados obtendremos un recurso para seguir financiando el crecimiento y el fortalecimiento institucional y logístico de nuestros 53 bancos para que puedan seguir con sus acciones de rescate de alimentos y a su vez la mitigación del impacto medioambiental que tiene el desperdicio.
Si hablamos del mejor sistema de salud, miramos a Dinamarca. Si hablamos de menos personas en riesgo de inseguridad alimentaria, ¿qué ejemplos son los que te llaman más la atención ahora mismo?
Hay países que están enfrentando situaciones muy complicadas, como los conflictos bélicos en Ucrania. De ahí surgió la Confederación de Bancos de Alimentos Ucraniana que hoy está dándole atención a la población más afectada por la guerra. De ahí podemos tomar ejemplos innovadores de cómo darle solución a una policrisis alimentaria en medio de un conflicto armado o de desastres naturales. Por ejemplo, activando junto con la sociedad diferentes puntos de entrega para que la gente pueda tener acceso inmediato a los alimentos que se han rescatado para además reducir los costos logísticos. Hay mucho que aprender dentro de la red global de bancos de alimentos.
¿En qué estatus recibes BAMX?
Para mí es un gran desafío recibir una red tan fortalecida, tan consolidada, una de la redes más importantes y grandes de Bancos de Alimentos en el mundo. Implica una gran responsabilidad.
¿Qué áreas de oportunidad detectas? ¿Hacia dónde proyectas que crezcan los resultados de BAMX?
Hoy tenemos presencia en 29 estados de la república. La meta es llegar a los 32 estados para poder brindar asistencia alimentaria a la población vulnerable de todo el país. Ya hemos incursionado en el mercado voluntario de créditos de carbono y ahora la idea es incrementar el número de aliados estratégicos que se sumen a estas acciones. Otro reto que tengo es posicionar a la organización como un referente en asistencia y rescate alimentario en México y en el bloque de América Latina y El Caribe, generando más confianza en nuestro modelo. Tenemos el gran desafío de fortalecer las capacidades institucionales y logísticas de nuestra Red de Bancos de Alimentos para que puedan rescatar más de ese 1%, que parece poco pero con ese porcentaje BAMX está atendiendo a 2 millones de mexicanos en inseguridad alimentaria. ¡Imaginen lo que podríamos lograr si rescatáramos por lo menos el 50% de la comida que se desperdicia! Vamos por mucho más de ese 1%.