Los mexicanos bebemos cada vez más vino mexicano. El consumo de nuestros vinos no ha dejado de crecer a doble dígito cada año durante la última década; pero los nuevos hábitos de los consumidores traen nuevos retos y exigencias. Para posicionarse mejor, la industria vitivinícola nacional tiene que renovarse constantemente.
Adelantamos cuatro estrategias de mercado: aumenta la tendencia por vinos con menos alcohol; están al alza blancos, rosados y espumosos; los compradores se preocupan por elegir opciones sustentables y hay una preferencia por los blends.
“En vez de acompañar su comida con una cerveza o un tequila, hoy prefieren hacerlo con una copa de vino. Estamos llegando a nuevos grupos de consumidores”, explica Salomón Abedrop, presidente del Consejo Mexicano Vitivinícola (CMV).
En 2003, el promedio de consumo anual de vino en México, por habitante mayor de edad, era de 225 mililitros, 20 años después se ubica entre 1.3 y 1.4 litros de vino. Los consumidores de vino, en efecto, también han cambiado.
A los asiduos y exigentes bebedores de vinos cabernet sauvignon robustos de más de 15° de alcohol, hoy se suman, en cada vez en mayor número, jóvenes mexicanos. Son tan entusiastas y conocedores de la vid como los primeros, pero prefieren mezclas de uvas con menor graduación alcohólica, por ejemplo.
“México es un país en que los blends nos quedan muy bien”, comenta la sommelier Sandra Fernández. Los mejores vinos monovarietales, nos explica, vienen de las vides más viejas. Y México es un país joven en términos de vid (no de historia vitivinícola, claro está). Sí, las vides maduras te pueden dar un vino monovarietal de excelencia.
“Es como un gran músico virtuoso: no necesita una orquesta que lo acompañe. Cuando no tienes este virtuosismo, entonces ten una gran orquesta”, expone Fernández. Vinos que combinan uvas cabernet sauvignon, tempranillo, merlot o malbec se han convertido en una tendencia.
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Vino con menos alcohol
Los jóvenes consumidores de vino son más moderados en el consumo de alcohol y a ello se suma la creciente cultura del fitness en el mundo. Salomón Abedrop detalla: “Buscan menos carga de azúcar: porque finalmente el alcohol se convierte en azúcar en la sangre”, explica. Según un análisis compartido por VCT&DG México, un proyecto conjunto entre las empresas Digrans y Concha y Toro, esto se debe a una mayor conciencia sobre la moderación en el consumo de alcohol y una preferencia por bebidas más ligeras y refrescantes. Los enólogos trabajan ahora mismo en crear vinos que atrapen a este sector de consumidores. “Los jóvenes están buscando productos con menos graduación alcohólica”, agrega el presidente del CMV. “Ahora los enólogos trabajan en cómo hacer un vino de ocho grados de alcohol. Las investigaciones en la Organización Internacional de la Viña y el Vino están yendo un poco sobre eso”.
Vinos espumosos, rosados y blancos a la alza
El consumo de vino entre las mujeres mexicanas se ha incrementado. Es otro nuevo gran segmento del mercado. “Ellas tienden más a beber vinos rosados o blancos porque tienen menos alcohol y, por lo tanto, menos calorías”, dice Abedrop. El directivo agrega que los vinos blancos pasaron de tener el 16% del mercado mexicano en 2021 a alcanzar el 18% en 2023. En el caso de los espumosos, este indicador cambió de 9.6% a 10.2%. Los vinos rosados pasaron del 4.7% del mercado a 5.6%. “En los últimos años, el vino rosado se ha incrementado en ventas dado que el consumidor lo encuentra ‘más fácil de tomar’ y lo ha adoptado como una bebida para cualquier ocasión, no solo en temporada de calor”, se lee en el análisis de VCT&DG México.
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Sustentabilidad y producción ética
“La erosión que hemos hecho de la tierra… no regresar los nutrientes que nuestro cultivo se lleva, no sucede nada más en cultivos como maíz o tomate. También con la uva”, apunta la también maestra tequilera Sandra Fernández. La sommelier señala las vertientes sustentables en que las que la industria vitivinícola mexicana debe trabajar: el uso racionado del agua, mano de obra en lugar de maquinaria, obtener nutrientes para la vid a través de composta y no por medio productos químicos, promover cultivos orgánicos y biodinámicos. “En los cultivos biodinámicos no sólo se trata a la tierra lo mejor posible, también se hacen cultivos alternos entre líneas de vides: avena, alfalfa, berro… dejarán nutrientes para las vides”, expone la experta. El informe de VCT&DG México, a su vez advierte que cada vez más consumidores se preocupan por consumir vinos de bodegas que promuevan prácticas responsables y respetuosas con el medioambiente. Todo ello, sin descuidar aspectos como el pago justo a los productores de uva y ofrecer condiciones de trabajo dignas, descansos y albergue adecuados a las comunidades involucradas en la producción de vino.
Mezclas de uvas
Los blends siguen y seguirán en tendencia en nuestro país porque las regiones vitivinícolas mexicanas recién están entendiendo qué varietales son los mejores para ellas. “Guanajuato ha sembrado 25 tipos de uva y hoy está entendiendo que Malbec es una de las uvas que mejor le va. En lo que esas vides van creciendo y se vuelven monovarietales, lo mejor es hacer mezclas”, apunta Sandra Fernández. Ella fue la mente maestra detrás de los vinos 3V de Casa Madero, el trivarietal (cabernet sauvignon, merlot, tempranillo) más exitoso y más vendido de México. Dada la corta edad de la gran mayoría de los viñedos mexicanos, la industria vitivinícola tiene una gran oportunidad en el desarrollo de mezclas de uvas. “Si no tenemos una vid madura que ya entendió qué quieres de ella, que ya existe un gran dinamismo de trabajo entre la propia vid y su ecosistema circundante, entonces ten una gran orquesta, diferentes instrumentos que te permitan crear una pieza sensacional”, retoma su analogía la sommelier, una activa promotora de los vinos mexicanos. Sandra Fernández ha apostado por crear su propia línea de vinos denominada Blends. En las próximas semanas lanzará Blends II, un vino con variedades de uva cabernet franc, merlot, malbec, petit verdot y cabernet sauvignon.
Los entrevistados coinciden en que se augura un gran futuro para los vinos mexicanos. El consumo de nuestros vinos no ha dejado de crecer a doble dígito cada año durante la última década.
“Y tenemos para 10 años más, tranquilamente, con esos crecimientos. Hay una oportunidad grande para las vinícolas en México y la estamos aprovechando con la mayor responsabilidad posible”, concluye Salomón Abedrop, presidente del CMV.
*Este texto se publicó originalmente el 14 de septiembre de 2023.