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TENDENCIA

La batalla por el trono de la cerveza en México

Mientras los reyes del sector cervecero han ocupado el trono del mercado por cerca de un siglo, las nuevas tendencias de la industria están facilitando a los productores artesanales el nacimiento de sus propios imperios.

La llegada de la cerveza a México

La primera vía férrea del país en 1873, por Porfirio Díaz, no solo impulsó el progreso del país, también comenzó la historia de la cerveza en México y la industria cervecera.

La red pronto se convirtió en uno de los medios de transportes más importantes en México, revolucionando las capacidades logísticas del comercio. Esto ofreció a los empresarios de la época la oportunidad de hacer llegar mercancías más rápido que nunca a las ciudades principales del país, sobre todo, entre la Ciudad de México y Veracruz.

Al mismo tiempo, un grupo de inmigrantes españoles, en los que figuraba  Isaac Garza, José Calderón, aunado a Joseph Schnaider, nacido en St. Louis Missouri (EUA), reconocieron una gran oportunidad en explotar la revolución industrial y transformar el mercado de la cerveza mexicana a través de la distribución masiva. Los tres inversionistas fundaron en 1891 la Cervecería Cuauhtémoc en Monterrey. Fueron influenciados por la demanda cervecera que tenían los inmigrantes europeos y estadounidenses que llegaron al país después de la Independencia. Esa empresa, a través de posteriores adquisiciones y fusiones, se ha convertido en la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma, ahora propiedad de Heineken, de origen holandés.

Sumándose a la creciente ola del mercado de cerveza en México, en 1924 se fundó en la Ciudad de México el segundo monstruo de los cerveceros mexicanos, Grupo Modelo, con la participación de 25 inmigrantes españoles. En solamente los tres años siguientes de su fundación llegaron a vender 8 millones de botellas. Actualmente producen 17 marcas nacionales, incluyendo Corona Extra, la cerveza mexicana de mayor venta en el mundo. Desde 2013, forma parte de Anheuser-Busch InBev, el mayor grupo cervecero a nivel global.

Ya que fueron los primeros en atreverse a industrializar el sector cervecero, ambas empresas se han convertido en los indiscutibles líderes del mercado mexicano y unos de los más grandes en el mercado internacional. Su producción ha posicionado a México como el cuarto productor mundial de cerveza. En 2016, representaron 97% del mercado, Grupo Modelo con 57% y Cuauhtémoc Moctezuma Heineken con 40%, de acuerdo con Euromonitor.

La ruptura de las cervezas oscuras y claras

Desde su fundación, los cerveceros industriales disfrutaron de un mercado dominado por sus marcas, pero nunca esperaban que la apertura en los años 90 traería para ellos bendiciones, pero también dolores de cabeza. Por un lado, se beneficiaron de los avances tecnológicos que hicieron más eficiente su producción y exportación internacional. Por otro lado, se creó una nueva generación de consumidores con paladares más sofisticados y exigentes expuestos a las tendencias globales.

La globalización de los mercados ayudó a los apasionados de la bebida a descubrir que otros países cerveceros ofrecían mucho más que las típicas cervezas oscuras y claras de México. Identificaron grandes oportunidades de diversificar el paladar nacional con sabores nuevos que los grandes grupos cerveceros no ofrecían

De acuerdo a Cerveceros de México, una plataforma digital de inteligencia para el sector, la cerveza que más se toma en nuestro país es en 91% la clara; sin embargo, actualmente hay un florecimiento de la industria artesanal y la producción de más tipos de cerveza que está cambiando los paladares mexicanos.

Ante este contexto, a sus 23 años, Jesús Briseño, después de degustar una variedad de cervezas en Europa que no existían en México, decidió lanzar la cerveza Minerva en 2003 en la tierra del tequila, Jalisco. Él tenía el objetivo de romper el molde de blanco y negro de las cervezas mexicanas. Buscaba ofrecer a los consumidores nacionales más opciones. De acuerdo con el sitio de la cervecería Minerva, Jesús se encontraba “apasionado por los diferentes estilos que había probado en Europa, soñaba con crear una cerveza mexicana de gran calidad y a un precio justo”.

Pero su entrada al mercado no fue un camino de rosas. Se dio cuenta rápidamente de los retos que enfrentan los cerveceros artesanales al competir en una industria conquistada por grandes jugadores y la falta de una cultura de cerveza artesanal en el país. “Tuvimos que haber cerrado porque no teníamos el volumen de venta, pero fue apostarle mucho a la culturización, ir al centro del consumo: explicar por qué nuestra cerveza era diferente”, dijo Briseño en una entrevista con The Beer Times.

Por ello, Briseño decidió enfocarse exclusivamente a la elaboración de cerveza y compró la maquinaria necesaria para incrementar considerablemente su producción. Pero de nuevo se topó con pared al darse cuenta de que varios de los restaurantes que mostraron interés en comprar su cerveza al principio, se veían impedidos por contratos de exclusividad con las dos cerveceras principales en México, un caso que se repetía en casi todos los restaurantes del país.

El de Minerva no fue un caso aislado, pues otros cerveceros artesanales se encontraban en situaciones similares. Cinco años después de la fundación de Minerva, “existían muy pocas cervecerías y éstas se enfrentaban a diferentes dificultades: desde conseguir insumos, encontrar una forma de distribución, lograr su entrada en centros de consumo y sobre todo comunicar a la gente que nuestra cerveza era muy diferente y mucho mejor a la cerveza a la que estaban acostumbrados,” explicó Elizabeth Rosas, cofundadora de la Cervecería Calavera, en un texto del sitio de la Asociación de Cerveceros Artesanales de México (Acermex).

En vez de darse por vencido, Briseño decidió persistir, una decisión que no fue poca cosa considerando que Grupo Modelo, al ver su crecimiento, le hizo llegar una oferta. “La verdad es que ofrecían buena lana, pero decidimos no vender, sobre todo porque es lo que nos gusta hacer”, señaló el fundador en la misma entrevista.

La unión entre cerveceros hace la fuerza

Al ver que no era el único que sufría de las condiciones duopolistas del mercado, surgió la idea de crear una asociación para luchar contra los impedimentos que bloqueaban el crecimiento de un sector con tanto potencial. Así fue como siete pioneros del sector crearon la Asociación de Cerveceros Artesanales de México, mejor conocida como Acermex, con el objetivo de mejorar las condiciones para la cerveza artesanal en el país.

Su primer acto fue una demanda ante la Comisión Federal de Competencia Económica por monopolio (Cofece) que duró cuatro años. “Uno de los principales logros de la Asociación fue, en el año 2013, revertir gran parte de las prácticas de exclusividad que tenían las cervecerías dominantes en el país”, explica el sitio de Acermex. “A través de las negociaciones que se llevaron ante la Cofece, se logró el acceso irrestricto de las cerveceras artesanales a bares y restaurantes, siendo esta una de las principales barreras para el crecimiento del mercado nacional”.

Como consecuencia, se detonó un boom en el sector gracias a la apertura del mercado. En 2018, se estima que se vendieron 265,405 hectolitros de cerveza artesanal, recordando que, en sus inicios, en 2013, se vendieron solamente 25,509 hectolitros. Igualmente se registraron 230 aperturas de cervecerías por año en 2017, en comparación a las 14 que se abrieron en 2010. Actualmente Acermex, cuenta con 120 cervecerías independientes afiliadas de las 635 fábricas de cerveza artesanal mexicanas registradas en 2018. La distribución principal de la cerveza artesanal en México es a través de restaurantes y bares de terceros, seguido por restaurantes y bares propios y tiendas especializada de cerveza.

A pesar de lo que lograron en 2013 para facilitar la entrada de las cervezas artesanales en el mercado, la batalla sigue en pie ya que los productores todavía se encuentran limitados por los altos impuestos que aumentan el precio del producto causado por el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), los altos costos de producción y el aumento de políticas desfavorables.

El IEPS es una iniciativa del gobierno para desanimar el consumo de bebidas alcohólicas y recaudar fondos para los servicios médicos hacia enfermedades producidas por esta bebida. Actualmente, las bebidas alcohólicas con una graduación alcohólica de hasta 14° pagan una tasa de 26.5% de IEPS, junto con el Impuesto Sobre la Renta (ISR), el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Reducir el impacto del impuesto se ha vuelto uno de los objetivos principales de Acermex.

Por otro lado, el presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, del partido Morena, propuso este año analizar la alza del IEPS. Él explica que “urge poner en marcha, para el ejercicio fiscal 2020, un incremento en la recaudación tributaria y en el fortalecimiento financiero, a partir del aumento del Impuesto IEPS del tabaco, bebidas alcohólicas, bebidas azucaradas y comida con alto valor calórico”.

Sin embargo, un estudio publicado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas en 2018, propone que las medidas que buscan inhibir el consumo de alcohol “no deben estar enfocadas sólo en un incremento en los impuestos, ya que tendría efectos adversos en la competitividad de la industria y su crecimiento potencial”. El estudio propone enfatizar programas de intervención en la población de riesgo, hacer cumplir la edad mínima establecida por la ley para el consumo de bebidas alcohólicas con sanciones y mecanismos más eficientes, entre otras sugerencias. Acermex propone que el IEPS se cobre de acuerdo con el nivel de producción para sea más equitativo.

Otra propuesta controversial del partido Morena fue lanzada en abril de 2019 por María de Lourdes Paz Reyes, diputada que busca desincentivar el consumo de la bebida con la prohibición de la venta de cerveza fría en abarrotes. Usuarios en las redes sociales respondieron negativamente con una serie de memes con el hashtag #ConLaCervezaNo. Si cualquiera de estas propuestas del partido Morena son aprobadas, las cervecerías independientes serían de las más impactadas negativamente.

Es importante resaltar que el sector sufre los altos costos de importación de materia prima dado a la gran calidad de ingredientes que requiere la cerveza artesanal. Para contrarrestar la situación, en 2018 se logró la apertura de la primera maltería independiente, la Maltería Central Altiplano en Puebla. En una entrevista , Maribel Quiroga, directora de Cerveceros de México, dijo: “La Maltería Central Altiplano abastecerá de cebada malteada a los cerveceros artesanales, lo cual brindará una mayor competitividad e impulso al sector”.

¿Quién merece reinar?

Por lo pronto, la Cerveza Minerva ha logrado cosechar los frutos de sus esfuerzos a pesar de los retos que tuvieron que sobrepasar, ya que representa 30% del mercado de cerveza artesanal en México. Empezaron con dos estilos de cervezas y ahora tienen siete etiquetas presentes durante todo el año y tres de temporada. “Orgullosamente, nos hemos convertido en la cervecería mexicana más grande de nuestro país. Tenemos presencia a nivel nacional y exportación al extranjero” se lee en el sitio de la cervecera. “Cada día nos sentimos motivados de pensar que uno de nuestros objetivos es poner a México en alto como una referencia del movimiento artesanal”. El éxito de Minerva es un ejemplo de lo que pueden lograr los cerveceros independientes del país.

Sin embargo, el futuro del sector queda en las manos de los consumidores, quienes cada vez más influyen y moldean la dirección de la gran mayoría de productos de consumo. De acuerdo con Euromonitor, en su reporte La Cerveza en México, los consumidores están más conscientes de sus hábitos de comer y beber. Gracias a esto, ahora son propensos a tener más curiosidad sobre el contenido y los ingredientes de los productos que consumen. En esta área, la cerveza artesanal tiene la ventaja de contar con un proceso sin conservadores o sustancias artificiales que son dañinos para la salud.

Y según GlobalData en su presentación sobre las tendencias principales del mercado global de cerveza, los consumidores están mostrando resistencia contra productos estandarizados; ahora están en la búsqueda de productos que representan lugares específicos, tradiciones y culturas. La empresa que se enfoca en el análisis de datos encontró que 42% de los consumidores globales opinan que el origen y cómo se produce una bebida pueden influir en su decisión sobre cuál bebida alcohólica van a consumir. Asimismo, identificaron que una de las razones más importantes detrás del crecimiento de la “cerveza artesanal” se debe a un deseo de regresar a lo local ante un escenario que se ha vuelto global, y un interés por la producción artesanal a pequeña escala.

Aunque lo que define GlobalData como una tendencia global, se puede ver un reflejo en México, con el regreso a lo local con movimientos como “Hecho en México”, que muestran un gran interés en revalorizar la cultura y los productos mexicanos. En este caso, también se encuentran a favor los cerveceros independientes ya que a diferencia del primer boom cervecero que vivió el país en el siglo XIX, el movimiento artesanal de hoy es liderado por cerveceros 100% mexicanos. Esto contradice los pasos de los cerveceros industriales, quienes buscaron fusiones y adquisiciones para crecer, estrategia que los ha dejado en manos extranjeras.

No obstante, el ganador verdadero del trono cervecero será el que pueda continuar renovándose y adaptándose a los cambios del paladar mexicano, ya que además de preocuparse por la cobertura del mercado nacional, los cerveceros de hoy se encuentran en una competencia mundial por consumidores, como consecuencia de la internacionalización de las cadenas de suministro. “En el mundo de la innovación y el emprendimiento, tener las agallas de ser disruptivo, de voltear al mundo de cabeza, sobre todo de darle batalla al sistema, es una actitud clave”, escribió Marisol Rumayor, CEO y cofundadora de Disruptive GovLabs y líder en temas de emprendimiento e innovación.

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