En los últimos días, la moneda mexicana logró consolidarse por debajo del techo de los 17 pesos por dólar, y alcanzar su mejor nivel cambiario desde diciembre de 2015. Los 16.74 pesos por unidad de moneda estadounidense que ha registrado la divisa mexicana ya ha traído consecuencias para nuestra industria.
En primer lugar, el fortalecimiento del peso afecta todas las exportaciones agroalimentarias de nuestro país: los productores de tomate, que exportan a Estados Unidos, Canadá y Japón, recibirán 6 mil 300 millones de pesos menos como consecuencia de la revaluación de la moneda.
Mientras tanto, en Jalisco, uno de los principales estados productores de alimentos a nivel nacional, el súper peso ha beneficiado a la industria agroalimentaria con la importación de insumos más baratos y la oportunidad de obtener maquinaria a mejores precios tanto en Estados Unidos como en Europa. Esto último resulta especialmente relevante ante la escasez de mano de obra.
La expectativa, al menos a corto plazo, es que la fortaleza del peso se mantenga. La balanza cambiaria nos obliga a mirar en varios frentes para que la fortaleza económica no se traduzca en saldos negativos.