La escasez de lluvia y la falta de agua en los subsuelos son ya una amenaza para la supervivencia del ganado vacuno en Nuevo León. De continuar en esas condiciones, se tendrá que vender el 50% de las reses que actualmente tiene el estado, pero lo que más preocupa es que se trata de ejemplares de exportación.
Adrián de la Garza, presidente de la Unión Regional Ganadera de Nuevo León, expuso al periódico Reforma que las praderas prácticamente están secas y que, de no mejorar las condiciones, muchos criadores de reses tendrán que vender sus animales para evitar que mueran.
Dijo que ello dependerá de la capacidad de resistencia de cada rancho, “pero de venir una sequía severa como la del 2012, un 50% del hato (rebaño) de 600 mil cabezas que tenemos en la entidad tendrían que venderse a ranchos de otros Estados que estén en mejores condiciones climáticas que las nuestras”, agregó.
El dirigente explicó que la helada de hace unas semanas afectó lugares donde todavía había pastos verdes, muchos de ellos para el ganado, lo que disparó el costo de crianza de ganado bovino al tener que comprar pacas para alimentarlo.