Los envases de comida para llevar y los de la industria de alimentos y bebidas que se desechan se han convertido en fuentes de energía para la industria cementera. Se trata de un proyecto que se desarrolla en Indonesia y está financiado por Unilever y la mayonesa Hellmann´s, pero en el que también han participado marcas como The Coca Cola Company, Nestlé y Colgate Palmolive.
Este esfuerzo encabezado por esas marcas quema los residuos plásticos en los hornos de cemento y así evita que lleguen a los ríos y mares. Este tipo de combustible es barato y abundante y es una estrategia de las marcas de consumo para mejorar su apuesta por el cuidado al medio ambiente.
Las empresas afirman que esta conversión del plástico en energía además de evitar que llegue contaminación a los océanos ayuda a que las plantas de cemento dejen de quemar carbón, que es uno de los principales contaminantes que propician el calentamiento global.