La sacudida en los hábitos de consumo de los capitalinos se convirtió en noticia nacional el primer día de este año. La disposición oficial fue prohibir la entrega de bolsas de plástico en los comercios. Los productores de plásticos insistieron en la pérdida de empleos y ganancias en su industria; los consumidores sorprendidos (para bien o para mal) tuvieron que llevar sus compras en las manos, mientras los comerciantes se esforzaban en explicar la nueva práctica. El extremo: algunos medios de comunicación se dieron a la tarea de generar tutoriales sobre cómo hacer cucuruchos de papel. Todo este embrollo nos recordó cómo era nuestra vida antes de los polímeros.
“A veces nos dicen que habrá un cambio, pero no nos preparamos. Esperamos hasta el último momento, hasta que realmente es obligatorio o hasta que nos sancionen”, explica Claudia Hernández, directora ejecutiva de Cultura Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México, y agrega: “Sin embargo; lo que está sucediendo con las bolsas de plástico nos demuestra que, con disposición, sí podemos plantear cosas que nos parecen casi imposibles y lograrlas por el bien de nuestra casa grande, que es la ciudad, y por nuestra casa más grande, que es el planeta”.
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En busca de platos (realmente) biodegradables
Fue desde el 25 de junio del año pasado, a través de la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, que se dio a conocer el decreto mediante el cual se informó sobre la futura eliminación de las bolsas de plástico.
Y no sólo eso, también se anunció el siguiente gran paso en la lucha por disminuir nuestros residuos sólidos: “La prohibición de la comercialización, distribución y entrega de tenedores, cuchillos, cucharas, palitos mezcladores, platos, popotes o pajitas, bastoncillos para hisopos de algodón, globos y varillas para globos, vasos y sus tapas, charolas para transportar alimentos, aplicadores de tampones, fabricados total o parcialmente de plásticos, diseñados para su desecho después de un solo uso, excepto los que sean compostables a partir del 1 de enero de 2021”, se lee en las reformas.
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Para que esta vez nadie se diga sorprendido, desde ahora buscamos cuáles son las alternativas que dispondrá la industria de los alimentos y bebidas para sustituir los envases y demás utensilios fabricados con plásticos.
Pero antes hay que entender qué significa eso de “compostables”. El mencionado decreto plantea que compostable es todo aquel material susceptible a biodegradarse como mínimo al 90% en seis meses… para después adentrarse en conceptos técnicos que poco dicen a quienes, a final de cuentas, han de adquirir estos productos en el mercado.
¿Cómo sabremos entonces que los desechables disponibles en 2021 serán realmente biodegradables y que no se tratará de plásticos disfrazados de compostables? Claudia Hernández responde: “Eso es lo que se está haciendo ahorita, trabajar en la norma que definirá las reglas que han de cumplir los desechables que quieran llamarse ‘compostables’”.
La directora ejecutiva de Cultura Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México espera que dicha norma generé un sello, certificación u otro mecanismo que permita identificar fácilmente aquellos productos que realmente cumplan con el fin último de no contaminar y volver lo más pronto posible a la naturaleza. Todo deberá estar listo, obviamente, este mismo año.
Mientras esto sucede, buscamos a algunas de las empresas que ya ofrecen desechables biodegradables. Esto fue lo que nos contaron.
RENOVAPACK
Esta empresa mexicana, fundada en 2009, presenta una gama de productos biodegradables creados a partir de bagazo de trigo, PLA (Ácido Poliláctico, el cual se extrae del almidón de maíz), fécula de maíz, bagazo de caña o papel.
“Todos nuestros productos tienen un origen natural, además de que su proceso de producción es más amigable para el medio ambiente que el de los productos fabricados con base en petróleo”, comenta Lucía Rubio, responsable de Mercadotecnia y Desarrollo Comercial.
Renovapack asegura que sus productos pueden biodegradarse entre 90 y 180 días, al desecharlos en una composta industrial. En la basura regular, este proceso podría tomar de 2 a 3 años.
Para Lucía Rubio el tiempo de biodegradación de sus desechables están dentro de lo planteado por las autoridades aunque, “el camino aún no está trazado por completo, ya que empresas como la nuestra aún requieren apoyo adicional del gobierno para llevar a cabo una separación eficiente de los residuos y definir la infraestructura que dará fin al ciclo de vida de los productos compostables bajo los lineamientos señalados”.
Precios de sus productos más vendidos
Plato 9” de bagazo de trigo, caja con 1,000 piezas: $1,773
Vaso térmico 12 oz de papel con cubierta de PLA, caja con 1,000 piezas: $1,783
Cubiertos de fécula de maíz, caja con 1,000 piezas: $418
Incremento en precio respecto a los desechables de plástico 20% en promedio, pero algunos de sus productos pueden experimentar un alza del 100%.
DIGIPACK
Digipack presume de contar con tecnología mexicana avalada por el Instituto Politécnico Nacional. Sus productos están hechos con base en bagazo de trigo, fécula de maíz, bagazo de caña o PLA (Ácido Poliláctico) y están dirigidos principalmente a restaurantes y cafeterías.
Sobre si sus productos cumplen con las nuevas disposiciones de la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México, Arturo Castell, director comercial de Digipack, contesta: “Sí, toda nuestra oferta de productos está realizada de materiales 100% naturales y susceptibles a la biodegradación en el lapso de tiempo estipulado por el decreto. El tiempo de biodegradación de nuestros productos es de entre 90 y 180 días, de acuerdo a las condiciones en las que se encuentren”.
Precios de sus productos más vendidos
Contenedor 6×6 de bagazo de trigo, caja con 500 piezas: $1,148
Contenedor 8×8 de bagazo de trigo, caja con 200 piezas: $989
Cucharas, tenedores o cuchillos de fécula de maíz, caja con 1,000 piezas: $445
Incremento en precio respecto a los desechables de plástico de 25% a 35% en promedio.
BAMBOORGANIC
“Nuestra oferta está integrada por desechables 100% biodegradables hechos en México. Podemos asegurar que nuestros productos tienen una huella de carbono menor a la de los productos asiáticos del mismo tipo”, destaca Óscar Castañón, egresado de la Universidad de las Américas Puebla que hace 13 años soñó con consolidar el uso de productos biodegradables como opción a los plásticos en México. Y lo logró, o al menos colaboró a ello con su emprendimiento: Bamboorganic.
Esta empresa 100% poblana asegura que ofrece los desechables biodegradables más utilizados en la industria restaurantera y hotelera de nuestro país. Su gama de productos incluye vasos, contenedores, platos, popotes y cubiertos hechos con fibra de agave, papel o caña de azúcar, los cuales, aseguran, se biodegradan en 85 días.
Óscar Castañón asegura sin titubeos que sus productos cumplen con lo dispuesto para el 2021. “La contaminación es el resultado de una pobre educación”, concluye Castañón, quien ahora se desempeña como director de Marketing de la empresa.
Precios de sus productos más vendidos
Popote de fibra de agave, caja con 2,000 piezas: $650
Contenedor hamburguesero de caña de azúcar, caja con 250 piezas: $560
Popote de papel, caja con 100 piezas: $129
Incremento en precio respecto a los desechables de plástico convencional 25% y respecto al unicel 70%.
La oferta de desechables biodegradables en la Ciudad de México y en el resto del país es amplia. Existen más empresas con un largo recorrido en el mundo de los envases y utensilios amigables con el medio ambiente, como Ecoshell, Entelequia y Packgreen, firmas a las cuales ofrecimos un espacio para comentar sus productos pero que decidieron no compartir su experiencia. Ya se escuchará mucho acerca de ellas y sobre el adiós al unicel en los próximos meses.